El poder del Fracaso: Hazte amigo(a) del miedo, hasta que el miedo te tenga miedo
Las personas solemos pensar que siempre podemos evitar el fracaso o el error e irnos por el atajo conveniente del momento y así huír de ésa “mala experiencia”, pero de lo que no nos damos cuenta es que Número 1: no existe buena ni mala experiencia, solo existe la experiencia y Número dos: El fracaso o el error jamás se podrá evitar en la vida, no somos perfectos, no hay forma que evites la experiencia del fracaso por lo menos una vez en tu vida. Sabiendo esto, te aconsejo que aprendas a convivir con los fracasos y hacerte amigo de ellos, te conviene.
Como reaccionas al fracaso es lo que diferenciará de ser un ganador(a) o una persona mediocre. Los que se rinden a la primera, entonces serán considerados como mediocres (si, leíste bien, mediocres), mientras que alguien que saca lo positivo de su error o fracaso será considerado como un verdadero(a) ganador(a) porque habrá aprendido que hasta cuando pierde, gana.
Equivócate y triunfarás: Suena un poco contradictorio, lo sé, pero de hecho es complementario. No tengas miedo a equivocarte, todo lo contrario! Por favor, hazlo! No pasa nada, Te lo juro. Ser proactivo significa hacer las cosas. Me encanta cuando la gente se equivoca porque significa que está haciendo y aprendiendo. Si nunca haces nada y esperas siempre a que todo te lo enseñen y te lo den “masticadito”, entonces realmente nunca estarás preparado realmente para arriesgar a ganar o aprender. Aprender a ver lo positivo de cada fracaso es parte del proceso de ser amigo(a) del fracaso y de manera irónica llegarás a alcanzar el éxito más rápido.
Si fracasas no significa que seas un(a) fracasado(a), por favor pase lo que pase lo peor que puedes hacer es tomarlo personal como si fuera algo tuyo, que solo te pasa a ti, atribuyéndote el mal concepto de “perdedor” por haber fallado, sobredimensionando una situación de la cual simplemente te equivocaste porque eres imperfectamente humano. Deja de carcomerte la cabeza pensando en tu error una u otra vez, para! Basta ya! Deja ya de atormentarte porque esos rodeos mentales no te llevarán a ningún lado. Está bien sentirse mal un momento pero por favor no dejes que ése momento se quede para siempre, tienes que todo pasa, la vida sigue y tú también.
Si te das cuenta, “el miedo al fracaso” es una ilusión, porque el fracaso es una acción inevitable a la que siempre te afrontas, quieras o no, lo aceptes o no, entonces tenerle miedo a algo que es inevitable sería algo tonto. Mi recomendación es que te rindas al fracaso, lo aceptes, fluyas con él pero sobretodo aprendas de él y se vuelva tu mejor amigo. Una vez que entiendas ésta nueva filosofía de vida y cambio de chip, será más rápida tu adaptación a fracasar más veces sin importarte el bajoneo del momento, pararte de nuevo e intentarlo de nuevo en hechos y no sólo palabras, porque tu mejor que nadie sabe que nada allá fuera va a pasar si no te mueves y transformas ésas brillantes ideas que tienes en acciones concretas, así que vamos ya, mueve ese cuerpo latino que allá afuera te están esperando.
Hazte cargo del error, no seas víctima del mismo, encárgate de él. Deja de quejarte y hazte cargo de ti: ¡Cárgate!
El éxito es la envoltura del sacrificio, disciplina, perseverancia, talento, proactividad, rapidez sin perder la calidad, compromiso, responsabilidad, capacidad, tenacidad, en donde el trabajo te dignifica como persona y profesional a todo nivel. Muchas personas esperan la palmadita en el hombro y el éxito rápido sin realmente ganárselo de verdad, viviendo una vida de apariencias superfluas cortoplacista de lo que de verdad importa a mediano y largo plazo. Si, la vida es una sola y si, hay que vivir el momento, pero también aprendamos a tener la visión del cóndor, una visión panorámica a nuestra vida de lo que queremos para nuestro futuro. El equilibrio entre el vivir “el ahora” y lo que queremos “vivir en el mañana”, es clave para fijarnos en realmente ser lo suficientemente humildes y agradecidos para saber aprovechar las oportunidades que nos da la vida en todo momento. El trabajo no es para todos y el éxito tampoco. La gente que se para quejando siempre de lo mal que le va, o de que siempre “son los otros los que tienen la culpa”, ejercen un rol de víctima sostenible en el tiempo en el que lejos de hacerse cargo de sí mismo(a), van de problema en problema hablando de otros y de su “mala suerte”. Y es que esa es la diferencia clave entre el ocioso o mediocre con el buen trabajador(a). El(la) buen trabajador(a) se hace responsable de sus acciones, sobrepasando los problemas porque los ve como retos y no obstáculos, de tal manera que están de lado de la solución y no se quedan o estancan en el problema. El(la), buen trabajador no tiene tiempo para envidiar ni hablar de otros, porque está muy ocupado(a) en hacer que las cosas sucedan, porque es consciente de que si no se mueve, su energía se paraliza y eso no es negociable ni rentable. El(la) buen trabajador(a) habla claro y directo, sin pelos en la lengua. El(la) buen chambero(a) cree en el(ella) mismo(a) y es Capaz de crear su propia magia. Deja de hablar tanto y empieza a hacer que hablantines hay muchos, hacedores muy pocos. Depende de ti!
No te pega ser víctima de nada ni de nadie y mucho menos de tu fracaso. Tienes que aprender a convivir con él, sin convertirte en su esclavo(a). Para empezar a cambiar el chip, tienes que “desvictimizarte” y aprender a hacerte cargo de tu error/fracaso y el primero paso de todo el proceso es reconocerlo, para luego aceptarlo, aprender del mismo, tener la humildad para pedir perdón a los involucrados si en caso dañaste a terceros, aprender del mismo y seguir adelante, en ése orden.
Aprender del error significa eso mismo, aprender de lo que pasó, soltarlo y seguir adelante. No puedes vivir en el pasado constantemente y pretender haber avanzado. Recuerda siempre que lo que pasó, pasó y quedó atrás. De nada sirve vivir allá, es nostálgico, depresivo y frustrante, sentimientos nada propicios para incentivar tu ser para crear experiencias nuevas y gratificantes. Es muy importante poder soltar los errores del pasado, la culpa, el remordimiento y sobretodo los “que hubiera pasado si”, para poder realmente avanzar.
Finalmente el poder del fracaso nos enseña a saber perder con dignidad y humildad para seguir aprendiendo en éste camino, llamado vida. Depende de ti vivirla lo mejor que puedas, recordando que el fracaso no te hace un fracasado, sino un ganador en potencia.
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Cariños, Ani