Cambia el O por el Y: Mi carrera y mis hijos. Yo lo quiero Todo!
Es curiosa la vida, cuando era una pequeña de nueve años, quería andar con los niños de 12 o 13 años porque eran “grandes” entonces cuando me preguntaban cuántos años tenía, yo decía ” nueve y medio”, ahora 21 años después, o sea a mis 30, como me gustaría por un solo día tener la inocencia y la alegría de una niña de nueve que con cinco soles creía que se podía comprar todos los dulces del kiosko de la esquina.
Hace algunos meses cumplí 30, una edad que a la mayoría de mujeres nos puede aterrorizar sin exagerar; algunas mujeres para festejar ése día lo hacen en una fiesta patronal a lo grande con todos los amigos y familia, mientras algunas otras como yo, se van de viaje a explorar otro mundo en el universo, todo esto se hace por lo que significa el cambio de década a una escala de mayor nivel en la que no siempre estaríamos preparadas para aceptar.
Especialmente cuando tienes por delante a una sociedad estereotipada que rige lo que es correcto, lo incorrecto, lo que se debe o no hacer y a la que le parece inconcebible no tener novio o esposo a los 30 años. Pareciera que es la Sociedad la nos dijera cuándo es el mejor momento para casarse u oficializar tu relación; éste tipo de exigencias o reclamaciones provienen del mismo entorno social seguro en el que habitas como por ejemplo tus amigas, tus tías o incluso tu propia mamá, con preguntas muy sutiles como por ejemplo: “Hijita, ¿por qué tan soltera, si eres guapísima? O “Sobrina, ¿cuándo voy a conocer a mi futuro sobrino?
Escuchar este tipo de comentarios a la larga cansa y desgasta pero también comprendo la buena intención de los mismos. Tenemos que entender que nuestras mamás y tías vivieron otras épocas, otros momentos, otras experiencias en donde lo “bien visto”, lo “normal” y lo conocido era casarse en el rango de un intervalo promedio entre los 20 y 30 años, además que para aquel entonces el empoderamiento profesional de las mujeres no se compara al boom de lo que hoy realmente es.
Por esa razón, la gran mayoría de mujeres aceptaba el status quo de la época, siguiendo el patrón que debían seguir porque era lo “normal” y por miedo a desentonar también muchas veces con el “que dirán”, siguiendo los paradigmas y estructuras “correctas” que eran: estudiar, casarse y tener hijos, dedicando su vida como rol principal a la familia en exclusiva.
El empoderamiento económico de la Mujer impacta en el rol tradicional de la mujer y la familia.
“Invertir en el empoderamiento económico de las mujeres contribuye directamente a cerrar la brecha de la desigualdad de género, la erradicación de la pobreza y el crecimiento económico inclusivo. Que las mujeres contribuyan de manera significativa a la economías de sus países, redunda directamente en el desarrollo humano de las sociedades y las comunidades donde viven”. Directora regional de la ONU MUJERES en Latinoamérica y el Carive, Luiza Carvalho.
Según hechos de ONUMUJER, las empresas se benefician enormemente al aumentar las oportunidades en cargos de liderazgo para las mujeres, algo que ha demostrado aumentar la eficacia organizacional. Se estima que las compañías donde tres o más mujeres ejercen funciones ejecutivas superiores registran un desempeño más alto en todos los aspectos de la eficacia organizacional. Esto se debe a que las habilidades femeninas y su liderazgo responden mejor a las necesidades de la nueva economía por ser más solidarias, cooperativas, participativas, creativas y trascender con frecuencia el mero interés económico. Para incrementar el gasto y promover el crecimiento económico se debe empoderar a la mujer como agente de demanda agregada ya que las mujeres controlan cerca del 65% de las decisiones de compra totales en bienes y servicios a nivel global.
Invertir en el empoderamiento económico de las mujeres contribuye directamente a la igualdad de género, el crecimiento económico inclusivo y la erradicación de la pobreza. El empoderamiento se convierte en un factor fundamental para lograr la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres. Cuando las mujeres están empoderadas pueden exigir sus derechos, ejercer liderazgos, tener una independencia tanto económica como social y aprovechar oportunidades de educación y empleo para su desarrollo.
Asimismo, es gracias a un mayor acceso a la educación y mayor posibilidades de fomento de trabajo para la mujer que hoy en día, la mujer tiene no sólo un empoderamiento social, sino también un poder económico que le permite tener también un liderazgo en su carrera profesional y un abanico de opciones por el cual decidir sobre su futuro corporativo o emprendedor.
Es por todas las razones mencionadas anteriormente que el empoderamiento económico de la mujer moderna ha impactado fuertemente en el rol antiguo, desactualizado y tradicional de la mujer y la familia, ya que ahora son los dos padres de familia que al tener la misma igualdad de oportunidades, pueden tener acceso al trabajo, por ende ya no es el rol exclusivo de la mujer quedarse en la casa a cuidar a los niños, sino que es responsabilidad conjunta de ambos padres y que como equipo tienen que estar preparados para solucionar ya sea turnándose, organizando su tiempo o solicitar también ayuda de familia externa ( abuelos, tíos) o si fuera necesario el de contratar a una nana por el tiempo que no pudieran estar en casa, sea el caso correspondiente.
Sheryl Sandlberg, jefa de operaciones de Facebook, saltó a la fama en 2010 cuando en una charla dijo que las mujeres tenían responsabilidad por no ascender a la par con los hombres. “Siéntense en la mesa, participen activamente en las decisiones de su empresa o institución, saquen la voz. No se vayan hasta que sea necesario (al tener un hijo). Y hagan de su pareja un verdadero compañero que comparta la mitad de las labores parentales y domésticas”, mencionó en esa ocasión.
Mi carrera O mis hijos. Mi Carrera Y mis hijos: Yo lo quiero y puedo todo.
Gracias al empoderamiento económico la mujer moderna de hoy en día puede tener mayores opciones de que hacer o que no hacer con su vida; algunas deciden darle prioridad entera atención a su rol como profesionales en exclusividad, dejándoles de interesar la vida maternal y familiar. Otras como yo, amplían su visión holísitica de vida y no es que dejemos de darle prioridad a la familia o a los hijos, sino que le empezamos dar también importancia a la vida profesional, colocando al hogar e hijos como un rol compartido y ya no sólo exclusivo para la mujer.
Es por ésta razón que siempre menciono que el empoderamiento de la mujer no es realmente exclusivo de la mujer, sino que es para todos, ya que dentro de la construcción familiar, los hombres modernos tienen que adaptarse a éste nuevo rol compartido familiar ya que la mujer que tienen como esposa ya no es como la mujer tradicional (ejemplo: su madre), sino una mujer moderna, con otras vivencias, experiencias y época.
El empoderamiento de la Mujer no es excluyente si no que es un cambio que implica a los hombres también ya que son ellos los que son parte del proceso transformacional que estamos pasando.
No hay un orden para el éxito y para el amor.
La sociedad occidental nos dice que después de salir del colegio, tienes que decidir automáticamente y rápidamente qué quieres estudiar para entrar a la universidad casi inmediatamente para seguir estudiando algo que la mayoría de nosotros no sabemos si realmente nos gusta u apasiona solo porque “es el siguiente paso”, “es lo que se debe hacer” o “es lo correcto” porque si no lo haces entonces eres catalogado como raro, anormal, o simplemente no estas dentro de la sociedad. Es justamente por éste tipo de estructuras inflexibles hacia la aparente receta del éxito que sigue creciendo el índice de adolescentes que se cambian de carrera más de una vez o que simplemente abandonan o expulsan de la Universidad, por la misma razón que no saben realmente qué estudiar porque no se han tomado el tiempo de reflexionar sobre ello en un año sabático por ejemplo.
Quienes se han dado cuenta que no existe una escalera para el éxito han sido las Universidades ya que han abierto plazas para personas mayores que por temas económicos no pudieron estudiar en su juventud, para comenzar a hacerlo en las noches, después de su jornada laboral y acabar con éxito sus estudios, aprovechando la oportunidad de la educación formal que no tuvieron en su momento.
Lo mismo sucede con las mujeres. ¿Qué pasa si es que no me enamoro o no me siento preparada para convivir o formalizar u oficializar mi relación en el tiempo que debería hacerlo?
Yo me quiero casar cuando Yo quiera, no cuando la sociedad quiera.
La edad biológica para procrear no puede ser un factor determinante para acelerar el momento de oficializar o formalizar una relación. Yo como mujer quiero ser libre de casarme cuando yo lo sienta y lo quiera, no por miedo a que se me pase el tren (quedarme sola) o que ya no pueda tener niños (edad biológica) No quiero sentirme presionada por la edad, de que ya debo de encontrar a un buen hombre, casarme, para luego embarazarme.
Éste tipo de estructuras sociales influye también en el tiempo que la mujer debe encontrar el supuesto amor, entre el intervalo de tiempo de los 30 y 40 años de edad para estar dentro de las mujeres que “hicieron lo correcto”, en ése orden de: conocer al amor de tu vida, casarte y tener hijos, pero Ay de ti que no lo encuentres! PERDEDORA, FRACASADA, SOLTERONA!
El solo hecho de pensar que sólo tendría un rango de 10 años (30- 40) para poder “enamorarme de alguien” y luego “casarme” para luego recién quedar embarazada dentro de la edad biológica segura o con menos riesgos para una mujer que quiere tener hijos ya me genera un estrés que no debería. Entonces es aquí donde re-evalúo las opciones pero sobretodo el orden a mis prioridades y mis propios tiempos sin importar lo que opine o piense la sociedad, logrando una óptica más abierta sobre lo que pasa en el mundo actualmente con las mujeres que quieren tener hijos pero que no necesariamente se han enamorado todavía del hombre ideal porque entre muchas razones, todavía no ha llegado, pero que si quisieran ser madres. Hoy en día, la maternidad tampoco debería de estar ligada al orden impuesto de lo que la sociedad ve como “correcto” o lo que “debería pasar” en la estructura mencionada anteriormente: conozco al hombre de mi vida, me caso y tengo hijos.
En la actualidad, las mujeres podemos decidir ser madres, independientemente si contamos con el hombre de nuestras vidas o no y eso no las hace malas madres ni malas mujeres, las hace ser humanos con los mismos derechos que cualquier otra persona que quiere ser feliz sin necesidad de aguantar, aceptar o conformarse con una relación que simplemente no va más por las ganas de ser madre. Para ésta demanda de mujeres, muchas veces incomprendida y juzgada por la sociedad occidental como rebeldes con causa, aparecieron los bancos de esperma y la inseminación artificial, que permiten a las mujeres tener hijos independientemente de tener pareja. Jennifer López escenifica muy bien dicho papel en la película “El Plan B” donde Zoe (Jennifer López) ha desistido en la búsqueda del hombre de sus sueños, por lo que decide ser madre soltera (que era su plan B) por medio de la inseminación artificial.
Diferentes Modelos de vida Familiar
Hoy en día, están las mujeres que si sueñan con encontrar a una pareja, casarse, tener hijos y formar una familia, como hay otras que sólo creen en la convivencia y no creen en el matrimonio, como también existen las mujeres que no quieren tener hijos y eso no las condena a ser “menos mujeres” que nadie. De hecho, éste último tipo de mujeres que he mencionado se les denomina PANK´s, palabra en inglés que significa: Professional Aunts with No kids: ( en español: Tías profesionales sin Hijos). Se trataría de un nuevo segmento social conformado por mujeres profesionales que no se quieren casar, ni tener hijos, pero si sobrinos.
Pank´s
Son mujeres que por decisión propia prorrogan o descartan la maternidad en sus vidas y se entregan al cuidado de sus sobrinos. Algunas anteponen terminar la carrera universitaria y posicionarse profesionalmente antes de formar una familia, mientras que otras sencillamente no se ven en el rol de madres.
Las PANKS son influencia importante de los niños y adolescentes, contando con que la mayoría de las tías solteras promedio están entre los 18 y los 36 años, debido a su edad, éxito profesional y económico, son modelos a seguir, además de que al ser algunas veces más jóvenes que los padres “entienden mejor” los problemas que pueden estar enfrentando.
En la actualidad, el segmento PANK en Estados Unidos incluye a 23 millones de mujeres (una de cada cinco), quienes gastan un volumen total de 9 mil millones de dólares, es decir, cada una invierte 385 dólares por niño al año. Suelen tener ingresos similares a las casadas, pero menores gastos dado que no tienen hijos.
Finalmente, Todos podemos elegir que queremos hacer con nuestra vida y ser mujer no tiene por qué ser sinónimo de maternidad o matrimonio. En la actualidad tenemos que estar abiertos a nuevas posibilidades y/o opciones de modelos familiares de acuerdo a los deseos, prioridades, necesidades y/o objetivos de cada persona. Es ésa la verdadera democracia e igualdad de género por la que deberíamos de exigir, desapegándonos de roles tradicionalmente exclusivos hacia la mujer y orientarlos hacia la pareja como roles compartidos, logrando así una verdadera horizontalidad entre géneros y trabajo en equipo.
Bibliografía
- https://www.imf.org/external/spanish/pubs/ft/sdn/2013/sdn1310s.pdf
- http://economia.elpais.com/economia/2016/02/23/actualidad/1456237183_008329.html
- Paloma Durán, Directora del Fondo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible
- Encuesta sobre Equipamiento y Uso de Tecnologías de la Información y Comunicación en los hogares 2009, INE, 2009.
- “La segunda brecha digital”, Cecilia Castaño Collado, Catedra, 200
- http://www.eoi.es/blogs/msoston/2016/03/09/el-empoderamiento-economico-de-las-mujeres-a-traves-de-los emprendimientos-como-oportunidad-de-desarrollo/
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