Que crezca la indignación contribuyente
Un medio de comunicación reveló que el especialista en materia electoral Fernando Tuesta Soldevilla recibió en dos años mas de 240 mil soles por consultorías para el Jurado Nacional de Elecciones (JNE). Además, solo en enero de 2021 recibió 54 mil soles y antes del 2021, Tuesta ya recibía pagos de la ONPE, el otro organismo electoral más importante del país. La experiencia y nivel académico de Tuesta no están en discusión. Él podría ser contratado como consultor en el Estado. Lo que se discute es lo que está detrás de dichas contrataciones.
Primero. No compitió con nadie para ganar esas consultorías. Tuesta puede ser muy experimentado pero no es el único, y definitivamente para estos temas se necesitan miradas distintas. Si Tuesta quiere ser consultor, que compita.
Segundo. Lo de Tuesta ha sido un “pitufeo” en el mas estricto sentido de la palabra. Sus servicios no valen 8 mil o 10 mil soles al mes, quizás valen mas, pero para que no tenga que concursar y para que todo pase debajo del radar, partieron los pagos de manera que nunca tuviera que abrirse una convocatoria ni que los montos se “vean” muy altos.
Tercero. No sé exactamente qué norma lo liberó de competir pero no debería existir ninguna que permita esto cuando se buscan servicios de alto nivel, como los que brinda Tuesta. Tuesta no es un académico “barato” y por lo tanto sus contrataciones deben ser bajo concurso y escrutinio público. Con estos pagos en la mano, era fácil que Tuesta participase en comisiones de reforma electoral “pro bono”. Muy conveniente.
Cuarto. Lo anterior generó dos distorsiones de fondo: por un lado, la opinión de Tuesta se volvió monopólica, era el niño símbolo del JNE y por otro se convirtió en un “lobista encubierto” que caminaba con bandera de independiente, pero en realidad no lo era.
Quinto. Si una empresa privada tuviera muchos meses a una persona con recibos por honorarios haciendo tareas indeterminadas, tal como lo menciona el mismo Tuesta; lo contrataban “para lo que se les ocurra, para lo que necesiten”, se imaginan la cantidad de fiscalizadores de la SUNAFIL pisándole los talones al empresario. Doble moral, como siempre.
Sexto. La consultoría de Tuesta no tenía productos, tiempo, objetivos y metas medibles, características básicas de cualquier consultoría productiva y útil. Las empresas privadas miran así las consultorías, y por eso son rentables y eficientes.
Séptimo. Tuesta nunca transparentaba su filiación con el JNE o la ONPE cuando salía a opinar en medios de comunicación. Y esto no es correcto. Él era consultor del Estado y debía transparentarlo en cada una de sus intervenciones.
Octavo. El mismo Tuesta fue quien fomentó el formato de financiamiento de partidos políticos peruanos que hoy nos rige. La lógica de Tuesta era sencilla: financiamiento estatal, transparente, supervisado y con límites.
Conclusiones: el caso es indefendible. Mas allá de si es legal o no, la lección aprendida es que el Estado no debe gastar nuestro dinero así. No lo debe gastar ni en Tuesta ni en otro especialista, sea de izquierda, derecha o de otro planeta. Amigo contribuyente, infórmate, siente la indignación y participa. No seas cómplice de quienes maman del Estado. Al Estado no le falta dinero para atender a los pobres. Eso es lo peor. Le sobra dinero, pero se olvida de los pobres y lo gasta en gente como Tuesta.