El burro hablando de orejas
El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, conocido popularmente como AMLO, manifestó su rechazo a entregarle la presidencia de la Alianza del Pacífico a Perú, algo que le corresponde a nuestro país sin discusión alguna. Lo dijo de la siguiente manera:
“Voy a dar instrucciones a la Secretaría de Relaciones Exteriores de que notifique a los miembros del Grupo de Río qué hacemos, porque yo no quiero entregar (la presidencia) a un Gobierno que considero espurio. Que decidan los miembros del grupo”…
La palabra “espurio” significa bastardo, degenerado en la raíz, falso… Y no hace falta explicar en este espacio que, nos guste o no, el gobierno de Dina Boluarte es legal, constitucional, y legítimo en su raíz. Lo espurio es que la izquierda que la puso en el poder hoy quiera removerla.
Espurios sobretodo son los millones de pesos que el popular AMLO ha recibido durante 20 años en “efectivo” y de los que no puede explicar su procedencia pero tampoco se avergüenza. Por mucho menos que eso, en Perú las redes sociales estarían gimiendo de indignación contra algún político, especialmente si fuera de derecha. Pero como es AMLO, uno de los barones latinoamericanos del populismo socialista, a nuestros líderes y redes sociales no les importa.
El dinero recibido en efectivo es muchísimo, y le ha servido para financiar una campaña política que inició en 2005, después de dejar la jefatura de gobierno en el Distrito Federal, y que implicó recorrer todo México durante años con el fin de alcanzar la presidencia, objetivo que alcanzó en 2018. ¿Somos tontos o usamos un segundo el cerebro para sospechar que el dinero de AMLO pudo provenir del Narcotráfico, en un país dominado por el Narcotráfico? Probablemente seamos tontos.
En esas mismas declaraciones, AMLO añadió:
“Si ellos dicen que entreguemos la presidencia, lo hacemos. Pero voy a hacer la consulta, yo no quiero legitimar un golpe de Estado, es contrario a las libertades, los derechos humanos y es antidemocrático“
De mas está explicar que en Perú, Boluarte no cometió ningún golpe de Estado y que su gobierno es democrático en la misma medida que cualquier gobierno latinoamericano lo es. Nuestras democracias son lo que son. Nada que genere mucho orgullo.
Mas bien, valdría la pena analizar el carácter antidemocrático de una estrategia abierta y explícita del gobierno de AMLO y que consiste en vincularse profundamente y darle un poder incomparable a los militares.
Desde los primeros meses de su gobierno, la Secretaría de Defensa Nacional se convirtió en uno de los principales contratistas del Estado, asumiendo obras muy importantes como el Tren Maya o el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles. Las utilidades de estas obras, aunque se pagan con dinero de todos los contribuyentes mexicanos, serán destinadas a pagar solo pensiones de los militares.
Además, poco a poco, AMLO ha entregado a las Fuerzas Armadas el control de aduanas, puertos y aeropuertos, control que antes estaba en manos de la administración civil. Y sabemos bien que esto no parece muy democrático, progresista ni moderno. Repito: aquí en Perú… Si ocurriera aquí… Dios mío…
En conclusión, y sin necesidad de estirar mas mi lógica, mi consejo es el siguiente: cuando el burro hable de orejas, no hacerle caso y, por el contrario, evidenciar a quienes lo siguen, le hacen caso, o le cantan el coro. O son burros, o se hacen y nos quieren de burros.