Un shock de conciencia para el 2023
¿Qué tan difícil es que le demos paz o amor a quienes nos rodean? No sería tan difícil si trabajáramos de verdad en ser conscientes y reconciliar nuestros mil traumas, vacíos y miedos acumulados. Cotidianamente hacemos que muchos a nuestro alrededor se sientan mal, con nuestras acciones, comentarios, gestos y luego seguimos campantes o simplemente ni siquiera nos damos cuenta. Fíjense en las protestas de diciembre: un puñado de peruanos llenando de miedo a cientos de miles de peruanos.
¿Qué tan difícil es ser conscientes de nuestra realidad, de nuestro ser más profundo más allá del rol que jugamos? No sería tan difícil si tuviéramos familias más estables y un sistema educativo más desarrollado, no solo una fábrica de alumnos que memorizan y compiten o incluso que se vuelven líderes creativos e innovadores, como si esto fuera tan importante. Tenemos varias generaciones de peruanos sin una educación que les enseñe a buscar la paz, el amor, a cuidar sus seres queridos, a respetarlos, y esto lo notamos sobretodo en aquella población que consume nuestra educación pública, es decir en 8 de cada 10 peruanos.
¿Puede nuestra vida política estar desligada de estos dos problemas? No. Nuestros líderes son seres humanos y peruanos con vacíos, traumas, miedos y carencias que los vuelven seres egoístas, insensibles, erráticos, inconscientes, y la gran mayoría de los que trabaja en el Estado consumió esa educación estatal que criticamos.
Esta es la realidad al entrar en el 2023. ¿Año nuevo, propósitos nuevos? ¿Esperanza y optimismo? Pero si tenemos al mismo capital humano, somos exactamente los mismos: maleducados, corruptos, violadores, ignorantes, poco humildes, tercos, ciegos, inconscientes, envidiosos, haciéndole daño a la gente sin querer… En la vida privada y en la política, en el sector privado y el público.
¿Cómo pedirle peras al olmo? ¿Cómo pedirle al 2023 que sea un año de paz, conciencia, amor y estabilidad si somos los mismos que jodimos el 2022 con inestabilidad, inconsciencia, odio e intranquilidad? Se me ocurre solo una cosa.
Lo único que pido para este nuevo año que empieza hoy, es que Dios, la Divinidad, el Cosmos, el Universo o nosotros mismos, nos metan o metamos un remezón, una bomba, un shock de conciencia, un despertar para los ojos a nuestra condición humana débil, vulnerable, errática, llena a veces de malas intenciones y egoísmos.
Necesitamos arrepentimiento. Quien quiere construir sobre la ilusión de lo bueno, sin entender que existe lo malo, no construye. Tenemos que pasar por ese shock para poder experimentar algo de responsabilidad y a partir de ahí mirar a quienes nos rodean de una forma diferente; mirar nuestros errores, nuestras oportunidades de mejora, nuestros roles y el poder que tenemos con otros ojos.
Es lo único que pido. Sin ese shock de conciencia y HUMILDAD no vamos a poder -con la misma materia prima y los mismos insumos- tener un 2023 mejor. Esto aplica para nuestra vida personal y para nuestra vida en comunidad. Conciencia y humildad, seamos más conscientes y humildes, no pido nada más.