Pedro Castillo: "Populismo sin pueblo"
“Han dado una respuesta natural, genuina, sin cogerla del cuello, sin presionarla y sin darle nada. El pueblo que se ha manifestado ahora en todo el país ha salido a defender su propio derecho”, afirmó el presidente Castillo la noche del jueves 10 de noviembre al referirse a la marcha “La Toma de Lima”.
Los aliados del gobierno afirmaban que la manifestación sería contundente y desde las regiones, que se iba a tomar la capital y el Congreso, para abrirle paso al “sentir del pueblo”, pero la realidad demostró todo lo contrario. De hecho, prácticamente no hubo manifestaciones a su favor en otras ciudades. Sí las tuvo Antauro, por cierto.
“Populismo sin pueblo”, dijo Ivan Lanegra al ser preguntado por el actuar del presidente Castillo, y ninguna frase es mejor que esta para describir a nuestro pequeño presidente y su marcha lo reconfirma.
Vigilante.pe realizó al cobertura de la manifestación. A la 1 de la tarde, alrededor de 400 personas se concentraban en la Plaza San Martín. La mayoría de participantes estaba sentada y con rostros desganados. Otra gran cantidad hacía fila para recibir un plato de lentejas con pollo y algunos otros realizaban alguno que otro cántico en apoyo a Castillo. Alrededor de las 2 de la tarde llegó a la Plaza un camión contratado para ordenar a las personas y dar inicio a la marcha, pero el desinterés y división eran notorios.
A las 3 de la tarde inició la marcha que fue encabezada por algunos licenciados de las Fuerzas Armadas (etnocaceristas) y seguidos por grupos de ronderos y dirigentes de diversas asociaciones. En ese momento, la cantidad de personas sumaba un total de 800. Sin embargo, poco después del inicio de la movilización, el movimiento Voces del Pueblo se hizo presente encabezado por el congresista Guillermo Bermejo, y tras ellos una regular cantidad de miembros de Construcción Civil que llegaron acompañados de un grupo de barristas. Es conocido que estos dos grupos no tienen bandera, por el contrario, su participación nunca es gratuita.
A las 4 de la tarde la Plaza lucía como en un día normal. Turistas, comerciantes y el tráfico comenzó a fluir. Sin embargo, pocos minutos después hizo su aparición un grupo de manifestantes que llegaba, al menos, a 2000 personas. Con esto, la marcha no tuvo más de 4 mil personas en su mejor momento. Hubo violencia contra periodistas y policías, mas violencia que el 5 de noviembre de los manifestantes, pero los policías esta vez no cometieron el error de llevar caballos.
A las 6 de la tarde la movilización se dispersó. Esta es la realidad de “La Toma de Lima”. A esto debemos sumar que horas antes el libro de visitas de Palacio de Gobierno mostraba la presencia de los organizadores de la marcha. ¿Hubo dinero de por medio? ¿Hubo promesas para estos organizadores? No lo sabremos, pero incluso con reuniones oscuras y regalos, la marcha fue un fracaso. Castillo ya no tiene nada. Solo desesperación.