Contribuyente y SUNAT: un necesario balance
En 2017, una importante entidad financiera en Perú interpuso una demanda de amparo ante el Tribunal Constitucional (TC) contra la SUNAT, por querer cobrarle intereses moratorios generados como consecuencia de la demora del Tribunal Fiscal en dictar sentencia; este tardó más de 13 años en hacerlo, con lo cual el monto original de S/48 millones de “deuda” se convirtió en alrededor de S/482 millones.
Es decir, el proceso con el Tribunal Fiscal tardó 13 años, pero aunque la demora no era responsabilidad para exclusiva del contribuyente, la SUNAT le cargó todos los intereses del tiempo que pasaba a este último.
Hoy, después de 5 años, la misma entidad financiera ha hecho público mediante un comunicado, que su principal accionista presentó una solicitud de arbitraje contra el Estado peruano ante el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (Ciadi), por el cobro de esos intereses moratorios.
El caso de este banco fue y es el de otras muchas empresas. Los litigios tributarios tardan en resolverse, el tiempo pasa y SUNAT sigue acumulando intereses sobre la deuda inicial. En varios casos -no solo en este- el monto final puede ser 10 veces mayor que la deuda inicial por la cual iniciaba el problema.
Algunas grandes empresas decidieron pagar los intereses y no reclamar, con lo cual, sin querer, avalaron un abuso inaceptable. Los grandes pueden hacer eso. Ahora le tocará a un tribunal internacional determinar si el contribuyente tenía la razón, lo cual siendo honestos, sería ideal pensando no en los “grandes” contribuyentes sino en los más pequeños.
Es tiempo de repensar la relación entre SUNAT y los contribuyentes. La entidad estatal ha hecho muchos avances en facilitarle al contribuyente el cumplimiento de sus obligaciones tributarias, lo cual es positivo, pero también ha hecho muchos esfuerzos en exprimir hasta la última gota del dinero de los contribuyentes a través de este tipo de injusticias y otras más.
Las empresas grandes pueden tolerar algún comportamiento abusivo de la entidad recaudadora de impuestos, pero en esta pelea de “gigantes” lo único que logran es que las reglas de juego sean desproporcionadas e inalcanzables para el 95% restante. Un país así es insostenible. Ha llegado el momento de buscar un balance necesario entre el poder de la SUNAT y la vulnerabilidad de la gran mayoría de contribuyentes. Pero claro… pelear esta batalla es casi imposible, porque el grande seguirá transando y los demás pequeños, seguirán evadiendo. Siempre perderán las empresas y contribuyentes formales medianos o pequeños.