Somos menos libres y menos competitivos
La Asociación de Contribuyentes del Perú analizó el desempeño del Perú en 5 rankings internacionales de competitividad y libertad económica. No lo hizo con respecto a su último lanzamiento, lo hizo con respecto a los últimos 10 años.
Revisamos el índice de libertad económica del Instituto Frazer, el de la Fundación Heritage, el ranking Doing Business del Banco Mundial y el Índice de Competitividad del Foro Económico Mundial, los cinco índices más serios del debate internacional.
¿Qué miden en líneas generales estos índices? Evalúan a cada país y determinan qué condiciones generan los distintos estados y sus instituciones para que sus ciudadanos puedan generar riqueza, tener más bienestar y ser más prósperos.
¿Los resultados? Nos fue bien en la primera década de este milenio, del 2000 al 2010, y luego, no dejamos de empeorar. Desde los años 2011 y 2012 se inicia una clara tendencia negativa en todos los índices relacionados a un buen entorno para el desarrollo de los negocios y la libre competencia. Es muy grave lo que está pasando.
Entre 2011 y 2019, en el Índice Global de Competitividad del Foro Económico Mundial (WEF), el Perú cayó todos los años. En la antigua metodología del WEF, el Perú retrocedió 17 puestos (de 61 a 86), y con la nueva metodología bajó 5 puestos (60 a 65).
El Perú presenta un fuerte retroceso en la última década también en libertad económica. En el índice de libertad económica de la Fundación Heritage, nuestro país cayó 8 puestos entre 2011 y 2016 (de 41 a 49), subió 7 puestos en 2017 (de 49 a 43), y volvió a bajar 7 puestos entre 2018 y 2021 (de 43 a 50). Esto se debió principalmente a un aumento de la corrupción y al deterioro de la independencia del Poder Judicial.
En el índice de libertad económica del Instituto Fraser, el Perú cayó 14 puestos entre el 2010 y el 2018 (de puesto 15 al 29). Si observamos el motivo del retroceso, hemos caído en el pilar de tamaño moderado del Estado, en el sistema legal y de defensa de la propiedad, así como en nuestra calidad regulatoria.
Finalmente en cuanto al ranking Doing Business, el Perú cayó 46 puestos desde el 2011 en facilidad para abrir un negocio y se ubica entre los últimos lugares del mundo (150 de 190 países). Triste.
¿Por qué son importantes estos rankings? Así como el doctor te revisa y te dice cómo debería funcionar tu cuerpo y cómo está funcionando; estos índices están preparados no sobre el aire sino sobre la base de evidencia acerca de cómo debería funcionar un estado competitivo que promueve el desarrollo. Por otro lado, es muy importante tener un buen desempeño en ellos porque los inversionistas los toman como referencia para apostar por un proyecto. Si nos va mal en términos de institucionalidad, justicia, derechos de propiedad, predictibilidad de las normas, ¿por qué vendrían buenas empresas a invertir en el Perú? No lo harán. Vendrán las empresas truchas. Así de claro.
¿Qué debemos pedirle a nuestras próximas autoridades? Las razones por las cuales Perú retrocede son dos principalmente: la crisis política de los últimos 4 años, que ha hecho que políticos y funcionarios se distraigan completamente de lo esencial. Y, la tremenda sequía de reformas de segunda generación de los últimos 10 años.
Entonces, en primer lugar, debemos reconciliar a los poderes del estado. No podemos volver a tener 5 años de luchas sanguinarias entre Congreso y Poder Ejecutivo. En segundo lugar, tenemos que realizar las reformas pendientes: la tributaria, la laboral, reformar el talento y el tamaño del estado, cerrar brechas de infraestructura y apostar por la transformación digital de los servicios y trámites públicos, etc. Hay tanto por hacer y no lo hemos hecho. Esto no es broma. Somos menos libres y menos competitivos y nos estamos yendo al final de la cola.