Una entrevista, muchas consecuencias...
La entrevista del equipo de Cuarto Poder al presidente ha servido para darle la estocada final a su reputación, pero también para seguir hiriendo de muerte a la institución e investidura presidenciales. Este paseo dominical al que nos viene acostumbrando el mandatario tiene poco sentido, pero qué complicada será su situación, que es su mejor plan.
Definitivamente Martín Alberto Vizcarra Cornejo no es el único culpable de la denigración de la figura presidencial. Tener a todos nuestros ex-presidentes vivos involucrados en algún proceso es la mejor prueba de que la Presidencia de la República ha perdido su majestad en el sentido más estricto de la palabra, y esto es peligroso.
Congreso, Presidencia y Poder Judicial atraviesan una crisis sin precedentes. Sea porque la tecnología y la prensa tienen la capacidad de alcanzar los más oscuros detalles en la vida y obra de sus líderes, o porque el debate político ha adoptado un estilo virulento y farandulero, lo cierto es que la causa fundamental de su penosa situación es la pobre calidad de sus representantes. Se salvan pocos de alguna acusación grave, y los que quedan, buenos o malos, se esconden para no ser procesados. El buen funcionario se queda inmóvil, el mal funcionario se esconde, y el peor se convierte en un trofeo escandaloso.
Pero a pesar de ello, nuestra madurez política -aún en pañales- nos debería llevar a entender que lo más importante es mantener el orden y la estabilidad del país, incluso cuando eso signifique liberar al potencial delincuente de un momento de deshonra. Sí, yo sé que el sentido de justicia nos apasiona, que es el mismo presidente el que está deshonrando la institución que representa, pero la prensa acepta la oferta y nosotros nos acostumbramos al show. La forma en que se ha ido levantando la información que se filtra desde el Ministerio Público ha sido maquiavélica, selectiva y poco transparente.
Hoy, por ejemplo, es notorio que el destape ha sido grosero. ¿Qué intereses oscuros pueden ser tan fuertes como para abandonar a un personaje que se convirtió convenientemente para ciertos sectores en el supuesto enemigo de la mafia fuji-montesinista-aprista-derechista?
Sabiendo además que toda esta información ya estaba en manos de “alguien”, ¿qué intereses oscuros primaron para liberarla a solo 7 meses de las elecciones?
La única moraleja que me hace sentido: si volvemos a votar por candidatos con poca integridad, incoherentes, mal preparados, vengativos, sospechosos de corrupción, populistas con discursos románticos o ignorantes, estén seguros de que volveremos a vivir esta situación, y perderemos la poca autoestima política que nos queda. Nos haremos daño.
Así, si algo concreto podemos hacer para rescatar el honor de nuestras instituciones y el respeto por los poderes del estado, es elegir bien en el 2021, votando por alguien que genere admiración y orgullo en mí y en mis hijos. Así es, para elegir bien pensemos en nuestros hijos o nietos. Busquemos a quien podría ser para ellos un modelo a seguir y basemos en este criterio nuestro voto. No sigamos maltratando nuestra dignidad como país frente a nosotros mismos, nuestros vecinos y el mundo.