Huyéndole a la mediocridad...
Perú puede contar miles de historias de éxito en los últimos 30 años, y todas tienen que ver con emprendimiento, libertad, innovación y amor propio. Estas historias provienen de aventuras individuales o de equipo, pero digámoslo claro, siempre de la libertad económica y la iniciativa privada. Gracias a la gastronomía, el deporte, la cultura y la larga lista de peruanos que la “rompen” aquí o en el extranjero, podemos sentir que hemos venido huyéndole a la mediocridad.
¿Qué ha pasado con las historias de éxito del estado? Bueno… Piensen en la dictadura de Velasco y las 200 empresas estatales quebradas, en la crisis económica de 1987 y como la empeoramos con más estatismo; en los noventa y el mito del “chino” que se destruyó con un fax y en una salita; en el terremoto del sur en el 2007, en el fenómeno El Niño del 2017, en la proliferación desatendida del dengue todos los años, en la falta de agua potable en millones de hogares, en los respiradores que hoy no encontramos, y en las heladas a las que siempre llegamos tarde.
Nadie duda de que en los noventa tuvimos funcionarios de nivel que implementaron reformas cruciales para nuestro desarrollo. Y nadie duda del talento actual en el estado. Desde los líderes de algunos ministerios y entidades, hasta la última enfermera o policía que sigue saliendo a trabajar sin protección, todos ellos le huyen a la mediocridad día a día.
Pero los noventas pasaron y hoy los buenos funcionarios en la alta dirección son pocos. El armatoste burocrático que enfrenta esta crisis es el mismo que no permite ninguna reforma hace 15 años y enfrentó tibiamente al menos dos situaciones límite, con muchos muertos y damnificados.
Decía G.K. Chesterton que la mediocridad consiste en estar delante de la grandeza y no darse cuenta. Quédense unos segundos con esta frase, porque lo primero que despertó nuestro optimismo fue que el Perú tenía las mejores condiciones de la región para enfrentar esta pandemia y sostener la actividad económica. Veamos.
1. Cuando empezó el aislamiento, el gobierno obligó a las empresas a mantener a todo su personal bajo licencia con goce de haber. Pasaron 15 días y mantuvo la medida. Pasaron 30 y tampoco dijo nada. ¿Les parece correcto guardar silencio de esa forma sabiendo que cada día cuenta? Finalmente la CONFIEP se manifiesta y sale la ministra a atacar al empresariado. Pero lo más absurdo es que las medidas que vendió como excusa o no se implementan, o van lento, o aún aplicándose no ayudarían a muchas empresas.
¿Mantendremos el empleo y recuperaremos nuestro trabajo? ¡Claro que sí! Pero a punta de cojones como siempre, solos; cuando sería ideal que el gobierno ponga el hombro en vez de enviar a sus funcionarios a vender “compromisos del gobierno” y “política de preservar empleos”, como si el trabajo del pueblo se preservara con compromisos y políticas. Eso es mediocre.
2. Cuando empezó la cuarentena, sospechábamos que las primeras víctimas serían los fondos de las AFPs. El sistema de pensiones requiere reformas urgentes pero el no haberlas realizado le dieron otra vez la chance a varios congresistas, que no andan pensando en recomendaciones de la OCDE, para tentarnos con la manzana del 25%.
Para prevenir eso, el gobierno nos ofreció otra manzana un poco más pequeña. Con ciertos parámetros, una cantidad considerable de aportantes podría retirar S/. 2,000 soles de su cuenta o la totalidad de sus ahorros, si estos eran menores. Pero no previó algo: las AFPs no tienen ni agencias ni cajeros, y no todas las entidades financieras pueden preparar sus procesos para conectarse con ellas en pocos días.
¿Qué ocurrirá entonces? Empezaremos con la inscripción de beneficiarios a través de algunos pocos bancos. ¿Qué pasará con los que no tienen cuentas en ellos? ¿Qué pasa si su entidad financiera no se conecta con las AFPs? Giros. Colas en agencias. Peligro de contagio. Todo está en proceso de implementación, entiendo, pero así no debió ser.
Proponer una medida que no incluye el mecanismo para llegar a los más necesitados también es mediocre. ¿Puede ser útil un desembolso que no llega con celeridad a la población más ajustada? ¿No habría sido más inclusivo activar un bono universal para un amplio grupo de la PEA sin tocar los recursos de las AFPs?
Entonces, a 30 días del inicio de esta cuarentena y sin haber ganado ninguna batalla definitiva a pesar del esfuerzo de muchos, empezamos a ver síntomas de esa mediocridad que queremos evadir pero nos es familiar.
El esfuerzo de cada funcionario es valorado y me encantaría estar ahí peleando la batalla desde dentro. Pero estando fuera, toca recordarle al gobierno que su deber es manejar esta crisis con decisión y rapidez, con soluciones completas, no parciales. ¿De qué sirve la grandeza de años de libertad económica y disciplina fiscal si no la ven ni aprovechan?
Todavía no le dimos un martillazo a la curva epidemiológica. Está en manos del gobierno darle uno a la pobreza y la bancarrota, velando por todos los contribuyentes, especialmente por los pequeños, que no están en Lima, y por los que no pertenecen al grupo saludable, normal, sin problemas… Ese es el contrato social que firmamos, señora ministra de trabajo, y que usted no puede rescindir unilateralmente.