¿Y los "pacientes" económicos?
No son pocos los que piden audacia del gobierno en cuanto a medidas de rescate y apoyo para poblaciones vulnerables, pequeños empresarios e incluso para la clase media. Hemos sido aplicados y disciplinados, año tras año el presupuesto o no se utiliza o se usa mal, ahora es el momento de liberar recursos y hacerlo con la radicalidad que la ocasión requiere.
De acuerdo. Es una excelente oportunidad para devolverle al contribuyente el dinero que él mismo le inyectó al estado en forma de impuestos.
Pero… Aunque podemos inyectar recursos en el sistema financiero y productivo para rescatar, recuperar y reactivar la economía de los peruanos y darles paz y tranquilidad, esa inyección debe ser literalmente, una inyección: precisa, exacta, con la medicina correcta para el paciente correcto. Y para aplicarla, primero tenemos que definir vulnerabilidad, porque esta palabra no significa lo mismo en tiempos de Covid-19.
Hoy, no solo la población en situación de pobreza es vulnerable, también la clase media, independiente y emprendedora lo es. No solo las micro y pequeñas empresas son vulnerables, las medianas también lo son. Todos los actores de la cadena, grandes, medianos y pequeños, son vulnerables.
Esta vulnerabilidad se respira en el ambiente y la data lo muestra; según algunos economistas, el 50% de la población, formal o informal, está hoy en situación de riesgo financiero. Entonces, la primera conclusión a la que debemos llegar es que hay muchos pacientes económicos “contagiados”. Y en esto, no podemos caer en el sub-registro. Analicemos cada caso.
Primero. Al paciente más vulnerable el bono de 380 soles no le alcanza. Además, tiene que trasladarse 2 o 3 horas para recibirlo, con un plástico que a veces no tiene llamado DNI, poniendo en juego su seguridad y salud en colas de miles de personas. Se tiene que hacer algo más. El bono debería estar más cerca del sueldo mínimo y ser repartido en una sola cuota. La ampliación de beneficiarios es positiva. Aprovecharía en bancarizar temporalmente a los beneficiarios, abriéndoles cuentas automáticas en el sistema, una vez que pasan por la ventanilla.
Segundo. Las micro y pequeñas empresas serán atendidas con un fondo de 300 millones de soles y diversas medidas tributarias que se han ido dictando día a día. Correcto. ¿Por qué algunos beneficios económicos y tributarios se diferenciaron entre personas naturales y empresas? ¿No es acaso el monto frágil y la población beneficiaria limitada?
Nuestro sistema tributario tiene el vicio de separar personas y empresas cuando la realidad es otra. Millones de peruanos trabajan en una micro o pequeña empresa, se auto-emplean, son personas naturales con negocio, independientes de cuarta, y se confunden en el mismo espacio. Las medidas económicas y tributarias implementadas discriminan en un caso o en otro a varios de estos contribuyentes. Ejemplo: ¿por qué adelantas la devolución de impuestos a personas naturales y no a empresas? No tiene sentido.
Tercero. Hablemos de los pacientes que estaban en riesgo financiero antes de la pandemia. Son muchos. Son contribuyentes que el estado y la banca no consideran beneficiarios o “pacientes”. No podrán acceder a ninguna reprogramación, su record crediticio se verá manchado, y tendrán que refinanciar sus deudas con el incremento de intereses y el costo que esto implique.
Sin embargo, si era un paciente enfermo y la pandemia lo agrava, ¿no debería también recibir atención de parte del estado, de ese mismo estado que de alguna forma lo puso en esa situación? ¿Por qué si su condición crediticia se agrava por una razón externa, debemos debilitarla como si fuera su responsabilidad? Dejo picando esta pregunta porque aquí Banca y Gobierno deben buscar mecanismos generosos para ayudar incluso al que supuestamente “no merece” ayuda, y eliminar estas discriminaciones teóricas casi impenetrables pero muy poco empáticas.
En conclusión, se requiere de un programa económico integrado, agresivo y audaz, para los grandes, medianos y pequeños. Para TODOS. Con precisión ciertamente, pero sin discriminaciones frías y calculadas, que no encajan en una situación como esta. La banca y el sector privado deben poner de su parte y participar de este programa, pero el estado es el principal responsable de que nuestra recuperación sea rápida y exitosa. Porque eso se espera de un gobierno responsable: que entienda que el dinero que tiene en la cuenta no es “dinero público”, es el dinero de los contribuyentes, y no hay mejor forma de usarlo, que dándoselo directamente para salir adelante.