Perú 2020: el rol de la ciudadanía
Los que iremos a votar hoy -espero casi todos los que podemos- lo hacemos porque creemos de alguna forma que nuestro voto cuenta. Solo les dejo algunas reflexiones cortas. Tres preocupaciones, tres propuestas.
1. Preocupa que la agenda económica no esté en primera fila en la mente de los hoy candidatos, mañana congresistas. Preocupa porque sin un estado que funcione bien, no hay oportunidades, sin oportunidades, no hay inversión, sin inversión no hay empresa, sin empresa no hay trabajo, y sin trabajo, no hay estabilidad. !Los ciudadanos necesitamos libertad económica, libertad para emprender! Reformas para lograr esto hay decenas y todas paradas.
2. En esta línea, me preocupa que la relación entre congresistas y empresarios no sea saludable. No podemos volver a lo mismo. Sin embargo, lo peor que puede pasar es que el sector privado no reclame su derecho a participar y dialogar en las distintas comisiones, transparentemente. Cuando los empresarios se dejen llevar por el temor, actúan como el niño que sufre de bullying. Le siguen pegando. Guarda silencio. Muchos decretos de urgencia son una muestra de este bullying “fáctico”. El Congreso debe dialogar con el empresariado ético y responsable.
3. Finalmente, preocupa que el poder ejecutivo entable una relación autoritaria con el Legislativo. Si los nuevos congresistas cuestionan alguno de los decretos de urgencia, amenazas. También llegarán si no plantean las reformas políticas, electorales o judiciales en la línea ideológica que el círculo del presidente quiere. Todo apunta, además, a que este “círculo” ya está preparando el camino para el futuro delfín del presidente, figura indispensable para que Vizcarra pueda librarse tranquilo y sin venganzas de este idilio popular. Si alguien cuestiona esto, amenazas. Todo un reto vigilar que el Congreso no sufra también de bullying.
Hasta ahí mis preocupaciones. Aquí mis propuestas.
1. Se debe fortalecer a más instituciones de la sociedad civil, a largo plazo y consistentemente; en especial a aquellas que buscan construir un país más competitivo, unido, y económicamente libre. Se necesitan instituciones que puedan mediar y servir de enlace entre estado y empresa. El 77% de encuestados en el barómetro latinoamericano de la corrupción (Apoyo) estaba convencido de que el rol de la ciudadanía era básico para poder resolver problemas como el de la corrupción y la decadencia de nuestros líderes.
2. Los ciudadanos debemos explicarle a este nuevo congresista que el dinero del estado no existe, no existe algo así como “dinero público”, y que su principal tarea en este corto período es velar porque el ejecutivo en general, y en especial aquellas entidades cercanas al presidente y a su consejo de ministros, no lo gasten en cosas extrañas. ¿Cuánto dinero desperdiciaron gobierno nacional y gobiernos regionales en corrupción, ineficiencia, burocracia, planillas grasosas, consultorías inútiles en el 2019? Ya lo verán.
3. Por eso, no más impuestos, si no hay un mejor clima empresarial y mejores servicios públicos. Subir impuestos en un país en el que muy pocas empresas y solo el 12% de los trabajadores formales pagan casi la totalidad del impuesto a la renta, es casi una agresión “fáctica”. Pero, ¿quién le pone límites a este estado que parece no los tiene? ¿Quién empieza a balancear las cosas?
Dicho esto, hoy es un día clave no por ser el fin de un proceso, sino el comienzo de otro: el del fortalecimiento de una nueva ciudadanía, informada y formada, que participa en el diseño de políticas públicas, le pone límites al estado, y acompaña a este nuevo congreso que nace con debilidades y necesidades urgentes. Hay que apoyarlo. Hay que devolverle su lugar.