El Perú primero
El Perú es primero, dice el presidente. Y acto seguido asume con carácter de urgencia su campaña por el adelanto de elecciones. Pero el Perú está hecho de peruanos, y los más pobres y vulnerables necesitan muchas cosas, también de forma urgente. Por ejemplo, necesitan que se reforme el sistema de salud.
Considerando que el Estado, a través de sus diferentes aseguradoras y prestadoras cubre a más del 95% de la población asegurada, resulta más que evidente que las principales reformas para mejorar la calidad de la prestación de estos servicios deben implicar cambios en la labor estatal.
Por medio de un operativo de la Contraloría el año pasado, por ejemplo, se detectaron múltiples deficiencias en el área de farmacia de los establecimientos públicos: medicamentos no adquiridos por compras corporativas, sub-stock y desabastecimiento de medicamentos, incumplimiento de buenas prácticas de almacenamiento y falta de autorizaciones sanitarias para el almacenamiento de medicamentos. Con esta suma de problemas preocupantes, el desabastecimiento termina siendo el elemento que afecta de manera más inmediata a la población, y representa la principal fuente del gasto de bolsillo en el que incurre. Un ineficiente y precario sistema de salud público, empobrece al peruano.
Al respecto, a pesar de que en los últimos años el presupuesto del sector salud se ha incrementado, su ejecución ha sido pobre. Hasta los siete primeros meses del 2019, por ejemplo, la ejecución de la sub-partida de medicamentos solo ha alcanzado el 28.5%, y en el caso de vacunas el escenario es más preocupante, sólo se ha gastado el 2.3% de más de 49 millones de soles.
Lo grave es que el estado ya había planteado, como alternativa de solución a este problema, una iniciativa que permitía la dispensación de medicamentos a través de farmacias privadas (“Farmacias Inclusivas” se llama y atendería a los asegurados al SIS). Pero este mecanismo, casi 6 años después de su creación, y teniendo ya un reglamento, aún no funciona.
En EsSalud, por ejemplo, se ejecuta el programa “Farmacia Vecina” y el programa “PADOMI Delivery”, dos servicios que van creciendo con resultados bastante interesantes, y muestran el impacto positivo de las Asociaciones Público Privadas (APP) en el sector. ¿Por qué no los implementamos para la población que atiende el MINSA? O mejor, ¿por qué no integramos todo el sistema de abastecimiento bajo una sola autoridad?
En EsSalud también funcionan dos APP de “bata blanca”, es decir, asociaciones en las que el privado asume los servicios, el 100% del riesgo y responsabilidad, con topes presupuestales e indicadores de calidad. Una está en Villa María del Triunfo y la otra en el Callao. Sin evadir que se deben verificar siempre las condiciones contractuales con mucha rigurosidad, ¿para cuándo se implementan en el MINSA?
Existen pasos positivos que se pueden acelerar. El proyecto de Reglamento de Redes Integradas de Salud (RIS), por ejemplo, representa una oportunidad para alinear el sistema peruano de salud a un enfoque de valor. Éste incorpora una orientación a la atención integral y a la implementación de un primer nivel de prestación sólido que sería complementado con establecimientos de salud más complejos. Avancemos rápido con esto. No hay tiempo que perder. Sería conveniente, incluso, priorizar la incorporación de clínicas y establecimientos privados para cubrir las necesidades insatisfechas de la población.
Otra paso adelante: la renovación del Plan Esperanza. En abril de este año el Ministerio de Salud creó una Comisión Sectorial temporal para elaborar un proyecto de actualización de dicho programa. Como parte de este encargo, se decidió socializar el plan que se ha venido trabajando los últimos 5 meses. El lunes pasado nuestro equipo acudió a un taller participativo multi-actor sobre el tema. Muy positivo que incluyan a todos los interlocutores. Se debatieron varios puntos libre y transparentemente, pero hay que cerrar este tema ya mismo, sin miedo, con audacia.
Entonces, señora ministra y señor presidente, aún hay tiempo, las soluciones están a la mano y vienen del aporte del sector privado, del empresariado ético y responsable. Con adelanto o sin adelanto de elecciones, tienen que avanzar. Pero tienen que perderle el miedo a firmar, a renovar, y a reformar. Tienen que perderle el miedo a trabajar con el sector privado para aceptar la oferta de innovación, tecnología y eficiencia que trae y que, como se evidencia líneas arriba, es valiosa para nuestros pacientes. El factor presupuestal, el cálculo político o la presión de grupos enquistados en la burocracia, no pueden estar por encima de la salud. Si el Perú es primero, entonces la salud de cada peruano está primero.