¿Todos luchamos contra el cáncer?
En el 2019, más de 60 mil peruanos y peruanas serán diagnosticados con cáncer. Probablemente la mitad muera. Así de claro. Para el cáncer de pulmón por ejemplo, se calcula (según un estudio realizado por la unidad de inteligencia de The Economist) que el 85% de los casos es descubierto en una fase tardía por lo cual el 90% de quienes lo sufren, fallecen. Así de fuerte.
Hoy se celebra el Día Mundial de la lucha contra el Cáncer y millones de familias sufren en carne propia este mal y luchan contra él con todas sus fuerzas. Los pacientes son los principales héroes de esta historia.
La Academia y el sector privado siguen intentando buscar nuevas moléculas y tratamientos que puedan o curar o mitigar su catastrófico impacto.
Incluso, las redes sociales están inundadas de hashtags de apoyo y compromiso en la lucha contra el cáncer: #worldcancerday2019 #FightCancer #CancerDay #cancer #Diadelaluchacontraelcancer, entre tantos otros.
¿Pero qué hace el estado peruano? Aquí en el Perú, aunque estoy seguro de que muchos institutos y profesionales de la salud hacen su mejor esfuerzo, lo cierto es que el estado no hace lo suficiente.
Les doy algunos datos clave: en el Perú solo tenemos aproximadamente 8000 especialistas oncológicos (entre clínicos y técnicos), para un total de 30 millones de potenciales pacientes. En proporción, necesitaríamos el doble de especialistas pero muy por el contrario, no se nota ningún interés en fomentar el incremento del número de estudiantes y menos aún en promover la calidad de las facultades de medicina en las que estudian.
Otro dato. El 70% de oncólogos clínicos se encuentra en Lima y Arequipa. Cusco ocupa el tercer lugar, y luego las demás regiones y provincias del país, prácticamente carecen de uno. Peor aún, si hacemos un zoom en este dato, solo tenemos 8 o 9 especialistas en oncología radioterápica (especialidad médica dedicada particularmente a los aspectos quirúrgicos del cuidado del paciente). Conclusión: el paciente con cáncer está solo o no encuentra a alguien que lo acompañe en el momento adecuado.
Por otro lado, vale la pena vigilar el desempeño de la ejecución presupuestal del estado en este tema. Y en este sentido, La Asociación de Contribuyentes del Perú, hace su trabajo de manera diligente: en el 2018, evaluó las partidas referidas a la inversión en medicamentos, tratamientos, vacunas, y prevención del cáncer en todas sus modalidades.
10 de estas partidas presupuestales sufrieron enormes modificaciones entre el presupuesto institucional de apertura (PIA) y el presupuesto institucional modificado (PIM). Algunas pasaron de “cero” a cientos de miles de soles (tamizaje de cuello uterino). Otras pasaron de algunos miles de soles a millones de soles (diagnóstico de cáncer de próstata), con lo cual se demuestra la pésima planificación del estado al elaborar el presupuesto para este rubro.
Pero la falta de planificación no fue lo único notorio. Además, se notó una pésima ejecución. Las partidas más importantes, especialmente aquellas referidas a prevención y diagnóstico no alcanzaron en promedio una ejecución siquiera básica. Veamos algunos ejemplos: la misma partida para tamizaje de cuello uterino solo se ejecutó en un 37%. La partida de diagnóstico y tratamiento de cáncer de estómago se ejecutó en un 27%. La partida de cáncer de hígado en 44%. La partida para detección de otros cánceres prevalentes se ejecutó en un 12%. De hecho, y quizás este es el dato central, se había planificado invertir 622 millones de soles en medicamentos, pero al final el presupuesto se modificó y se redujo a solo 454 millones. Y aun así, solo se ejecutó el 55% de esta última cifra.
Repito, aunque muchos funcionarios hacen lo que pueden y eso es digno de aprecio, el estado tiene muchísimo que hacer. Este año, seguiremos analizando su desempeño. Es inaceptable que el Plan Esperanza se haya quedado en la nada y que la innovación y la tecnología no hayan hecho su llegada oficial a los establecimientos del estado. Sin diálogo con el sector privado, la Academia, y la ciudadanía, el estado no podrá vencer al Cáncer. Así de claro. Así de fuerte.