Reflexiones sobre el 2018 (primera parte)
Intentaré hacer un resumen con algunas reflexiones sobre los eventos o procesos (políticos, sociales o económicos) que para mí fueron los más importantes del 2018.
La Caída del Fujimorismo. Keiko nunca quiso ser una lideresa de derecha conservadora. Tampoco se veía a sí misma como tal. Sin embargo, muchos tuvieron la esperanza de que el gran poder que había acumulado en los últimos años se cristalizase en un movimiento de “derecha popular”: liberal en lo económico pero conservador en lo social. Esto nunca ocurrió. Por el contrario, quienes acompañaron a Keiko carecían en muchos casos de legitimidad moral, no tenían ninguna doctrina, no eran liberales, tampoco conservadores, terminaron quemándole el cerebro con malos consejos y resultaron ser caudillos individualistas (muchos de ellos, provincianos) buscando su respectiva cuota de poder. Keiko está en la cárcel. El fujimorismo ha muerto. Se acabó la dinastía. Se acabó el primer sueño contemporáneo de un partido popular de derecha.
La cultura del miedo. El miedo ha sido el sentimiento del 2018. Este sentimiento tan básico y primitivo ha sido el motor de las acciones y estrategias de los principales actores de la política peruana. El miedo del mal funcionario como consecuencia de “chicharrones” que aún le pueden costar caro. El miedo del buen funcionario a que no firmó nada por temor a ser atacado o acusado por cualquier delito inventado. El miedo de fiscales y jueces comunes y corrientes que sintieron todo el año que podían ser chuponeados. El miedo de muchos líderes que ocultaron sus opiniones porque las redes simplemente los atacarían sin piedad mezclando lo personal, lo profesional y lo ideológico. El miedo de los empresarios que no invirtieron porque se encontraron con un estado inestable, débil, acomplejado. Y, finalmente, el miedo de Vizcarra, que le sirvió como motor para ser bien asesorado y pegar donde debía pegar y aguantar donde debía aguantar. Dicho sea de paso, hasta los ciudadanos hemos tenido miedo en varios momentos del año porque no sabíamos si el país caería de nuevo en una crisis política indefinida.
La lucha contra la corrupción. Es evidente que este año ha sido el año de la lucha contra la corrupción. Algunos podrán decirme que la corrupción continúa, y puede ser. Otros se quejarán del figuretismo y la arbitrariedad de Carhuancho o Pérez, y puede ser. Además, ningún estado es perfecto y solo el hecho de tener tanta regulación, tantas normas y tanta burocracia, hace que la corrupción sea inevitable en el Perú. Pero lo cierto es que, por conversaciones que tengo con muchos actores, cada vez es más notorio que la corrupción disminuye. Y esto hay que valorarlo. La prensa ha sido vital en este sentido. Hay más reflectores vigilantes. El empresariado y diversas organizaciones de la sociedad civil también han sido clave. Empresarios por la integridad y su iniciativa “Cero Soborno”, El Consejo Privado Anti-Corrupción y la tracción que viene ganando, entre otras, son plataformas que deben llegar no solo a los grandes empresarios sino poco a poco a medianos y pequeños.
Sin embargo, si la justicia fuera ciega, habría varios ex-funcionarios, ex-presidentes y ex-alcaldes en el cuarto de al lado de Keiko, o con arresto domiciliario como los Humala, pero no es así. Y de esto hablaré en el siguiente artículo, mañana. El 2018 fue también el año de la polarización ideológica y el Sistema de Justicia no fue ajeno a ella.
** Nota a pie:
Si han seguido con cierta frecuencia mis artículos, intuirán que creo en las libertades económicas, la libre competencia, la no-intervención estatal salvo en contados aspectos, en el empresariado ético como principal motor del desarrollo; y en términos sociales, creo más en el ciudadano con valores y principios universales basados en su responsabilidad y solidaridad frente a sí mismo, los demás y su entorno, que en el ciudadano burgués individualista que cree que tiene derecho a todo mientras no agreda a los demás (algo imposible de realizar en la mayoría de los casos porque no somos islas).
Es importante aclarar esto porque quisiera ser muy transparente en cuanto a mi postura ideológica, postura que estuvo y estará siempre presente en la interpretación de los hechos y procesos que analizo.