No hace falta otro "bono" señor ministro...
El ministro de vivienda, Javier Piqué, siguiendo la lógica de su colega y académico ministro Christian Sánchez, ha planteado que el Bono “Mi Alquiler” va de todas formas. Estamos hablando de otro subsidio que favorecería a personas menores de 40 años que ganen menos de 2600 soles al mes. Critiquemos constructivamente esta idea, bien intencionada, pero irracional a todas luces.
Primero. Las personas que ganan menos de 2600 soles al mes generalmente no tienen un contrato estable. De hecho, más del 80% de la población económicamente activa ocupada no tiene un contrato estable y esto lo descubrimos aquí en la Asociación de Contribuyentes a través de un análisis sobre las características de los contribuyentes peruanos (2017). ¿Estamos beneficiando al informal? ¿Cómo elegiremos al beneficiario en este aspecto?
Segundo. Las personas que ganan menos de 2600 soles al mes no son necesariamente personas de “bajos recursos”. Probablemente algún sobrino del ministro, acomodado y proveniente de una familia de ingresos medios o altos, gane menos de 2600 soles al mes con 25 o 26 años, trabajando en una empresa trasnacional. Volvemos a lo mismo, ¿estamos beneficiando al joven de clase media que se quiere escapar de casa?
Tercero. De hecho, según la encuesta ENAHO, del INEI, el 90% de la PEA ocupada gana en promedio menos de 2600 soles… Y si lo trasladamos a toda la población, hablamos del 60% (El Comercio, 02 de noviembre, 2018). Entonces, no entiendo. Prácticamente todo el país será sujeto de crédito del estado para este programa. No hay un umbral técnico adecuado, todo es gaseoso, etéreo. Al mismo estilo de las políticas del Ministro de Trabajo.
Cuarto. Volvemos al problema de siempre. Así como el polémico ministro de trabajo busca “mover la aguja” de sus indicadores de empleo cargando la planilla del estado con practicantes, así el ministro de vivienda pareciera busca alcanzar sus “metas” de vivienda digna con subsidios que pagaremos nosotros los contribuyentes y que, definitivamente, como hemos visto, no estarán bien focalizados. ¿Hasta cuándo pensaremos que el estado es el que soluciona los problemas de la gente?
La solución, señor ministro de vivienda, nunca viene del estado solamente. El estado (lo repito constantemente) es el peor administrador del dinero, porque nunca administra su propio dinero sino el de otros y por lo tanto su incentivo para hacerlo rentable es “cero” y su riesgo si es que lo malgasta es también “cero”.
Es momento de -como en la gran mayoría de sectores productivos- abrir la puerta al diálogo con el sector privado.
En las últimas décadas la habilitación de urbanizaciones formales a cargo de empresas privadas ha constituido un verdadero boom no solo por la cantidad de hectáreas formalizadas, sino también por la calidad de vida que ofrecen a un precio bastante razonable. ¿Por qué mejor no pensar en invertir el dinero del estado en este tipo de proyectos a manera de alianzas público-privadas? ¿Por qué no facilitar la implementación de estos proyectos urbanizadores eliminando barreras burocráticas y simplificando la regulación en este aspecto?
En un siguiente artículo, presentaré los resultados del análisis comparativo que hicimos entre la calidad de vida y los costos que genera para el estado una unidad territorial habitada de manera informal (que nació fruto de una invasión) y una unidad territorial habilitada y urbanizada formalmente.
Es evidente que el camino es este: diálogo con el sector privado, más proyectos de vivienda a las afueras de la ciudad con nuevos estándares de calidad medio ambiental, con nuevos parámetros urbanísticos, ejecutados con menos burocracia y requerimientos administrativos. Vamos por aquí, señor ministro, no vayamos por el camino de los rancios y caducos subsidios que más bien nos devuelven de manera fatídica a las épocas doradas del socialismo estatista, ese que le encanta a varios académicos y “técnicos” que hoy rodean a Vizcarra.