Keiko y Vizcarra: rentable oposición
Caricatura de Tom Pich, México
Es evidente que separar a Keiko y a Vizcarra en las esquinas opuestas de un cuadrilátero caótico y revuelto puede ser muy rentable, pero no deja de ser también muy irresponsable. Ganan los que no deben ganar, y pierden los que no deben perder.
Tenemos una prensa que, en general, la está pasando mal económicamente y sufre para conseguir profesionales bien formados que tengan una mirada objetiva de la realidad. Salvo contadas excepciones, el instinto de supervivencia principalmente, pero también la agenda política, el sesgo ideológico, la ausencia de principios y la superficialidad en la afirmación, son las notas que caracterizan a nuestro “cuarto poder”. Y con una prensa así, ¿cómo encontrar miradas integrales e integradoras, prudentes, propositivas, profundas? ¿cómo esperar que esta prensa “empuje” a Vizcarra y Keiko a la unidad?
La pelea Keiko vs. Vizcarra es rentable también para casi todos los demás partidos y líderes políticos, sean estos tradicionales o recién llegados, necesitados de oxígeno algunos, o angurrientos por ganarse el bingo del 2021, otros. En una pelea política de esta naturaleza, quienes observan de fuera se convierten en un sanedrín lleno de fariseos y saduceos que apuntan con el dedo acusador a ambos contrincantes. Siendo más coloquial, es como ser comentarista de un partido de fútbol en el que los dos equipos están jugando mal. El conflicto se convierte en el espectáculo deportivo de la semana, pero la diferencia está en que el peruano de la calle, nuestro “uomo qualunque” no hincha por ninguno, está cansado y se vuelve apático.
Esta confrontación caótica finalmente, es rentable para aquellos que ganan dinero fabricando lobbies comunicacionales o “estrategias” para promover regulaciones específicas. En medio del caos, muchos asesores se vuelven indispensables para ayudar a las empresas a tener “voceros” en medios de comunicación, conseguirles canales de diálogo con autoridades, o vender productos de análisis hechos a la medida del gestor de intereses de la empresa, productos que a la larga caerán en las manos del congresista o funcionario de turno.
Así, prensa, políticos y asesores estratégicos, ganan con esta inacabable confrontación. Los únicos que no ganan son los ciudadanos contribuyentes de a pie, los que viven en condición de pobreza, los que se mueren en los hospitales del estado, los que no tienen agua pero están a una hora y media de San Isidro, los que viven en medio de la violencia, o los que tienen un pequeño negocio y no pueden crecer porque el estado se encarga de ahuyentarlos con su excesiva burocracia y su tendencia a la coima. A ellos no les interesa leer noticias (consumen realities y programas concurso), tampoco confían en los políticos (prefieren que se vayan todos), y menos aún entienden los divertimentos burgueses de consultores y estrategas.
Promover la oposición Keiko – Vizcarra, por más rentable que sea, es inaceptable. Que se junten de nuevo. Que hablen varias veces al año. Keiko puede ordenar su partido para que proponga reformas sectoriales que valgan la pena. Vizcarra puede acelerar la inversión en infraestructura y minería, palancas más necesarias que nunca, y aprovechar su fortaleza política para reformar no solo el sistema de Justicia sino la salud, el servicio público, y la legislación laboral. ¿Le haremos caso a nuestro gusto por el morbo o haremos las cosas simples? ¿Hasta cuándo aceptaremos que nuestras autoridades digan “es que no hay espacio para más reformas”? ¿seguiremos alimentando la apatía del hombre común y fomentando su anhelo por algún caudillo autoritario?