Messi, Ronaldo y Cuevita
Si nos encomiendan encontrar al jugador más “atacado” del mundo, nos demoramos 0.37 segundos, o mejor dicho, Google se demora. A Messi lo ha atropellado durante años la gran mayoría de hinchas, periodistas, ex-jugadores y ex-técnicos argentinos. Pero también -para que flipen- ha sido el blanco de periodistas y políticos españoles, y hasta el DAESH lo amenazó de muerte. Yo creo que su vida se parece más a la del pequeño Marco (clásico de los ochentas) buscando a su mamá sin esperanza. Es una caricatura creada después de la segunda guerra mundial, o después de la guerra civil española, como quieran. En la selección no le liga una.
Con Cristiano Ronaldo ocurre lo contrario. No ganó tanto con el Real Madrid, pero la selección es su hogar. No solo la prensa portuguesa, sus compañeros y la hinchada han sido mucho más benévolos con él (siempre), sino que sus declaraciones ni bien término el partido (grande Uruguay), son el mejor síntoma de algo muy distinto: ”No es momento de hablar de jugadores y técnicos (…) Portugal se mantendrá como uno de los mejores equipos (…) Tenemos un grupo fantástico, joven y con mucha ambición, por eso confío en que la selección seguirá siendo fuerte”.
Messi por su parte declaró todo el Mundial. Con su rostro cantando el himno. Con su caminar. Con su postura. Con cada gol en contra. No dio declaraciones verbales después del juego con Francia. Ya lo había dicho todo.
Finalmente, Cuevita. No es ni Ronaldo ni Messi, debe costar 12 veces menos, pero en buena medida gracias a él, 33 millones de peruanos llegamos a Rusia 36 años después. Y Cueva en Rusia falló el penal que para mí, nos daba la clasificación a octavos. Ese era el partido. Así de claro. ¿Cuál fue, sin embargo, la reacción del hincha, del periodismo, del país en general? Empática, considerada, solidaria. Hubo memes con burla. Hubo gente molesta. Pero las críticas no duraron mucho. La actitud general fue de apoyo, de poner el hombro, espontánea y casi unánime. Hoy, la selección es un caso de estudio.
Moraleja fácil: el trato que le damos a nuestros futbolistas, la forma en la que hablamos de Fútbol, el profesionalismo o la falta del mismo en el periodismo (básico), el comportamiento del hincha en las redes sociales, los memes, los GIF, todo… Son una muestra de cómo estamos a nivel colectivo; son un síntoma de nuestro estado de animo social. Son también una señal de lo que podemos hacer en otros ámbitos como el político, el económico o el social.
Hoy a Argentina le tocó algo distinto. Y no hay alegría ni burla en este cierre, pero personalmente creo que esta eliminación era necesaria. Tenían que tocar fondo. Sampaoli se tiene que ir (que terquedad y egoísmo, por Dios). Varios más se tienen que ir. Y estoy seguro de que esta será otra buena oportunidad para renovar los cuadros, mirar a largo plazo, bajarle el volumen a la pasión y meterle más monedas a la razón. Y, providencialmente, no solo en el Fútbol.