Reforma Laboral: No más debates por favor
Tenemos un nuevo Ministro de Trabajo, y su nombramiento no ha pasado desapercibido. Es polémico. Sin embargo, esta especie de “paz política” hecha de debilidades, miedos y muchas negociaciones ocultas, nos ha regalado un ingenuo optimismo que podría opacar los verdaderos problemas y peligros que siguen latentes y hay que enfrentar.
Pero para abordar los retos del nuevo Ministro de Trabajo, a quien le deseo la mejor de las suertes, hablemos de alguien real. Andrea es mi sobrina y acabará sus estudios en Julio de este año. Actualmente está entusiasmada buscando trabajo. Quiere trabajar en Marketing, Producción televisiva, Comercio, Prensa, quizás.
Lo que Andrea no sabe es que en el Perú el mercado laboral es particularmente duro. La informalidad laboral alcanza el 73%, y por ello existe una gran cantidad de trabajos que se realizan en condiciones pésimas y sin beneficios laborales. Ocho de cada diez jóvenes que ingresa al mercado laboral lo hace en el sector informal; y Andrea puede ser una de ellos.
¿Pero a qué se debe esta situación? Es evidente que muchos empresarios, aún pudiendo, no quieren dar trabajo formal o beneficios a sus empleados, con el fin de ganar más. Eso es inaceptable. Sin embargo, no hay que ser un genio para darse cuenta de que la actual legislación laboral peruana es rígida y complicada. Y no la sufren solo los grandes, la sufren los medianos, los pequeños y los micro empresarios que son o quieren ser formales.
En este sentido, toca recordar que el ministro actual firmó en el 2014 una carta abierta -siendo funcionario público- en la que criticaba la posible flexibilización de la legislación laboral peruana, flexibilización que muchos académicos de renombre y empresarios defendían. Él proponía ser más exigente con la empresa y asegurar mucho más la estabilidad laboral del trabajador.
Sus argumentos fueron técnicos. Pero fueron tan técnicos como los de sus adversarios en el debate. Endurecer la fiscalización y exigirle a la empresa más derechos es algo que se hace hoy en día. Flexibilizar la legislación es algo que se hizo en los años noventa y luego se dejó de hacer. Podemos debatir años sobre los matices de qué tanto flexibilizar y qué tanto exigir derechos laborales o fiscalizar, pero ya no hay tiempo, señor ministro.
Con esta legislación, la informalidad laboral ha crecido. Con esta legislación, el costo ser formal en el Perú está entre los más altos de América Latina; superamos a nuestros socios de la Alianza del Pacífico: Colombia (54%), México (36%), Chile (32%). Con esta legislación, según el Foro Económico Mundial, nuestras prácticas para contratar y despedir están entre las peores del mundo, ubicándonos en el puesto 130 de 140 países. Finalmente, con esta legislación es que el sistema de fiscalización laboral prefiere perseguir a la empresa formal en vez de denunciar o atraer pedagógicamente a la empresa informal. Con esta legislación.
No nos tapemos los ojos. Estamos gravemente enfermos. Somos poco productivos, informales y el Estado no colabora planteando un diálogo abierto y positivo. ¿Qué hacemos señor ministro?
Este tema no puede ser evadido más tiempo. Millones de peruanos podrían tener un trabajo más digno y a la vez constituir empresas más productivas y rentables. ¿Qué hará? ¿Seguirá debatiendo dialécticamente al estilo universitario? ¿Planteará un debate más abierto y menos ideológico con consensos básicos pero concretos? ¿Se sentará a conversar no solo con los sindicatos sino también con los gremios empresariales? ¿Será firme frente a las propuestas populistas de varios congresistas?
Los ciudadanos podemos y debemos exigirle que proponga reformas técnicas pensando en el trabajador y en el empresario que da trabajo. En ambos. Ambos son el motor de la economía.