Escapando del filtro informativo
Nunca antes hemos tenido tanta información a nuestra disposición. Nunca antes hemos estado tan desinformados.
Eli Pariser tiene un punto de vista muy aleccionador respecto a cómo vivimos en una burbuja informativa. Su libro y su presentación en TED2011 (usen los subtítulos en español en la parte inferior derecha del vídeo) deben ser revisados por toda persona que se considere, equivocada o no, bien informada.
Por mucho tiempo hemos estado hablando de relevancia online. Las diferentes plataformas organizan y distribuyen las enormes cantidades de información existente para entregarnos aquellos que nos puede resultar más útil y atractivo. Gracias a los algoritmos de Facebook vemos en la parte superior de nuestros muros los mensajes y posts de aquellos amigos o marcas con los que interactuamos más. En aras de la relevancia vemos primero aquello que nos es más cercano y con lo que tenemos más relación. Los demás mensajes vienen a continuación muy abajo en el muro y quizás nunca lleguemos a verlos.
También en aras de la relevancia, los algoritmos de Google presentan aquella información que desde su punto de vista nos puede resultar más útil. Es una decisión basada en nuestras búsquedas previas, nuestro comportamiento online, el lugar desde donde realizamos la búsqueda, etc. No existe un único Google. Dependiendo de muchas variables, sus resultados serán muy diferentes a los de su vecino. Es la inteligencia tecnológica trabajando para ofrecernos un servicio e información más relevante.
Hoy en día las mayores plataformas online no le consultarán si usted está de acuerdo con este proceso. Se trata de una edición invisible de la web; y no sólo se trata de Google y Facebook. En generar los mayores portales de noticia y ediciones digitales de periódicos empiezan a utilizar este tipo de aproximación hacia la información y cómo puede ser personalizada para hacer más valiosa la experiencia de sus usuarios y lectores. Recientemente, Twitter ha presentado una nueva configuración de sus trends trabajada sobre el concepto de relevancia algorítmica.
Estamos llegando a un punto donde Internet nos muestra lo que ella piensa que queremos ver, pero no lo que en verdad debemos ver. Esto envuelve un problema y es peligroso para el concepto de democracia.
En cualquier sociedad y, sobre todo, en aquellas que son muy polarizadas como la nuestra y donde términos como “caviar” o “derecha achorada” son usados como descalificaciones simplistas y armas arrojadizas, tener una sola visión del mundo y no acceder a otros puntos de vista no hace sino exacerbar nuestras diferencias. Si usted lee sólo a un tipo de columnista o accede sólo a determinada prensa, el algoritmo interpreta eso como relevante y devolverá como prioritaria la información relacionada. Si a esto le agregamos el concepto de que Internet es la fuente más amplia y libre de información, daremos por hecho que lo que leemos, vemos u oímos en ella es la verdad más amplia y contrastada. No sabemos que por detrás la forma en cómo se empieza a configurar Internet en verdad limita los puntos de vista existentes y sólo nos expone a aquellos que se aproximan más a nuestros pensamientos y posturas. Una caja de resonancia que resulta peligrosa para entender y aceptar al otro.
Internet y sus algoritmos basadas en la relevancia no son malos en sí mismos. Nos ayudan a ahorrar tiempo y esfuerzo en nuestra aproximación hacia la gran cantidad de información de la que disponemos hoy en día. Sin embargo, debemos entender que estos algoritmos son los nuevos editores de información. No tienen una ética intrínseca y por ellos no pueden decidir aquello qué es importante que sepamos. Simplemente replican o retroalimentan nuestros intereses particulares. No debemos perder de vista esta realidad a fin de no caer en un onanismo informativo e intelectual. Necesitamos tener acceso a información y opiniones que no sólo nos sean relevantes. También debería tener especio lo importante, lo retador, lo incómodo y todo aquellos que nos exponga a puntos de vista alternativos.
Existen múltiples herramientas y técnicas para evitar este proceso de filtrado. Desde cosas simples como borrar “cookies” o historiales hasta navegación incógnita, pero más allá de estos trucos técnicos o de caer en los extremos de la paranoia, lo que todos debemos desarrollar es una actitud abierta hacia buscar información diversa y analizar opiniones distintas a la nuestra. Entonces podremos decir que la tecnología es verdaderamente un componente positivo y amplificador de nuestra vida como seres humanos y como demócratas.