Discretos
“El mejor truco del diablo es convencer al mundo de que no existe… y entonces,… desaparece”. Los sospechosos habituales (1995)
Tres situaciones mundanas (la primera de ellas con un trasfondo espantoso y lamentable).
- Entre los muchos artículos que Mashable, el portal de tecnología y mundo digital, dedicó a la masacre de Aurora (la desesperación por el tráfico a veces implica cambios “interesados” en la línea editorial) se habla con sorpresa de que John Holmes, el presunto asesino, no tenía ningún rastro online. Nadie podía encontrar información acerca de él. Nada en Google, nada en redes sociales. Nada.
- Algunas publicaciones, que no son necesariamente del corazón, indican que la señora Katie Holmes decidió modificar y limitar buena parte de su actividad personal online para evitar ser ubicada por su esposo del cual se separó intempestivamente.
- Hace poco tuve que reunirme con el director de una importante compañía francesa. Como suelo hacer, busqué información sobre él en Internet. Resultado: Nada. Solo su nombre y su puesto. ¿Quién es este personaje? ¿Oculta algo? ¿Su discreción es parte de una estrategia? Resultó ser una persona encantadora, pero la reacción inicial fue de cierta angustia.
- Compartir parte de nuestra vida online es un componente de nuestra cultura actual. ¿Sabe con quién lo hace? Lo más importante que debe saber sobre Facebook está aquí.
- Es consciente de sus acciones? Sobre todo respecto a develar su ubicación. Hoy en día somos antenas ambulantes y muchos no lo sabemos. Cada post, tweet o toma fotográfica puede indicar nuestra posición. Esto puede generar interacciones gratificantes y productivas o todo lo contrario (pregúntenle a este “travieso” empleado de Burger King). ¿Sabe cuándo la ubicación de sus tweets, sus posts o sus fotos esta activada? ¿Se entera cuando otros indican donde está usted y puede gestionarlo?
- ¿Está al tanto de lo que se publica en la web sobre usted? Una sencilla herramienta como Google Alerts le permite saberlo. Para evitar la homonimia puede limitar la búsqueda. Las mías utilizan “- actor” para evitar a un artista que por cierto también es compatriota.
- Gente que no conoce de nada lo invita una red social y usted acepta ¿Sabe que sus publicaciones, al menos en Facebook, pueden estar siendo vistas por “amigos” y “amigos de amigos” a no ser que usted indique lo contrario? En ese caso usted puede estar revelando información a un promedio de 150,000 personas que no conoce. Quizás más importante que decidir a quién se publica qué, es ser selectivo con quien se relaciona. ¿Sólo conocidos de la vida real? ¿Gente del trabajo sí o no? ¿Eliminar gente con la que no habla hace, 3, 5 o 10 años? Decida en base a sus objetivos y capacidad de gestión.
Tres situaciones que hace unos años no se habrían convertido en noticia o no hubieran generado ningún sentimiento negativo. En la era digital, el no tener acceso a información medianamente amplia sobre las personas nos empieza a resultar extraño e intolerable.
¿No es esto una oportunidad? ¿En el futuro será el discreto el que destaque? ¿Estará en las noticias el que dosifique sus apariciones y opiniones? ¿El misterioso que aparece y desaparece será el que despierte nuestro interés?
Es una tendencia que es interesante observar y por qué no probar. No hace falta divorciarse de un famoso, ser un psicópata asesino o un ejecutivo con halo “mítico” que quizás oculta sus cartas para tener una posición más solida y ofrecer menos flancos. Cualquiera de nosotros por razones que van desde la protección de privacidad, el hastío por vernos bombardeados de información indeseable o cuidar nuestra reputación, podemos interesarnos en reducir nuestra presencia online o tener más control sobre ella. No se trata de volverse un ermitaño digital. Internet es una gran oportunidad para dar a conocer nuestras habilidades, intereses y servir como base de crecimiento personal y profesional, pero una sobre exposición y la irrelevancia puede hacer que la red se convierta también en la tumba de nuestra imagen social.
No queremos dar recetas ni una lista de pasos, pero quizás llamar su atención sobre ciertos temas que pueden resultar importantes.
Es posible que usted no sea el diablo, no tenga sus objetivos, ni deba llegar a sus extremos, pero a veces es bueno usar sus trucos.