Cali: una ciudad que fortalece su capital social
Hace pocos días regresé de Cali, ciudad
colombiana en la que visité una de sus universidades locales, la Universidad
ICESI. Una universidad que da muestras de dinamismo y progreso. Esta ciudad es
una de las más ricas de Colombia, se encuentra ubicada en el Valle del Cauca,
muy cerca del puerto de Buenaventura, el más importante del país. La ciudad me
dejó, como se dice, “un grato sabor de boca”. Los caleños son tan cálidos como
su propio clima.
sucediendo en esa ciudad. Como menciona un artículo
de la Revista Credencial, el Financial Times menciona a Cali entre las
primeras ciudades de Latinoamérica para invertir, está considerada entre los 25
destinos más atractivos de América Latina según Trip Advisor, fue recientemente
sede de los Juegos Mundiales, así como cumbre de la Alianza del Pacífico y de
Mandatarios Afro-descendientes y del Festival Internacional de Ballet.
En Cali opera el MIO, un sistema de
transporte integrado que sería el equivalente a nuestro Metropolitano. El MIO
aspira a ser la única red de transporte público de la ciudad y, a decir de
algunos expertos locales, constituye el mejor sistema implementado en Colombia.
Lo que me parece más importante aún es que aspira a ser un sistema que
revitalice la cultura cívica local al promover el orden, el respeto por el
pasajero, el buen servicio y la planificación vial para una ciudad en crecimiento.
La simple elección del nombre MIO me parece acertada, pues alude a la necesidad
de que sus ciudadanos hagan suyo el proyecto donde, más allá de la
infraestructura en la que se invierte, lo más importante será que se cambien
las mentalidades para respetar y preservar un sistema de transporte que
dignifique a quienes lo usen por su calidad de servicio.
En los últimos años, su progreso es
evidente. Una característica fundamental de Cali es el interés por el deporte.
Los coliseos, piscinas públicas y estadios que hoy tienen se han convertido en un
gran complejo deportivo público. Al parecer, el paso de los Juegos
Panamericanos en 1971 constituyó en un hito en la vida de la ciudad en la que,
incluso, se construyó toda una vía para comunicar de manera más eficiente y
directa al complejo deportivo con el resto de distritos. Este año, en el mes de
julio, se celebraron en Cali los Juegos Mundiales, donde compitieron
deportistas destacados en todo el mundo en disciplinas no presentes en los
Juegos Olímpicos. Se dice que estos
juegos son los segundos en importancia a nivel del deporte internacional. En un
paseo dominguero por la ciudad, el turista puede disfrutar en las calles
aledañas a estas instalaciones deportivas de maratones de salsa aeróbica, donde
decenas de personas disfrutan bailando o haciendo ejercicio al aire libre y se
vive una fiesta familiar con sabor local.
Durante mi visita, tuve la oportunidad de
conocer algo más el sistema educativo colombiano. Pude, por ejemplo, comprender cómo este país
vecino y amigo ha hecho enormes progresos en el tema de educación. Me pareció
fundamental el hecho de que la educación sea claramente entendida como el eje
para incrementar la capacidad colectiva de optimizar la salud, la empleabilidad,
la producción y la capacidad de innovación local. Es decir, la educación es
acertadamente entendida como el elemento central para generar oportunidades de
desarrollo individual y colectivo. Al respecto, existe un interesante estudio
publicado por Corpoeducación.
A mi parecer, un aspecto en el que se
evidencia la presencia efectiva de las políticas públicas en materia de
educación es la existencia de los exámenes nacionales por profesión, que se
aplican a nivel de los estudiantes universitarios de pregrado y de postgrado en
sus últimos semestre de estudios (SABERPRO para pregrado y SABER11 para
postgrado, pruebas administradas por el Ministerio de Educación de Colombia a
través del Instituto Colombiano para el Fomento de la Educación Superior). Los
resultados de estos exámenes son públicos y permiten analizar el nivel de
efectividad de las instituciones educativas locales, en cuanto al desarrollo de
competencias en sus estudiantes y egresados. Al medir logros y deficiencias, es
posible identificar los modelos formativos que están funcionando mejor,
aprender entre instituciones pares y desarrollar planes de mejora de mayor
alcance.
Como sugiere el estudio antes citado,
elaborado por Corpoeducación, la participación del Estado colombiano en materia
de educación pretende orientarse hacia objetivos estratégicos nacionales, como
son:
- Promover la
reflexión crítica más allá de cualquier ideología política. - Generar
espacios para la creación y difusión del conocimiento y para instaurar
mecanismos que generen innovación local. - Promover el
aprendizaje de herramientas y técnicas que eleven la productividad y la mayor
empleabilidad y que, en consecuencia, generen un impacto económico y social a
gran escala. - Instaurar un
sistema educativo con una visión estratégica, de modo que se promueva una
gestión eficiente y al alcance de todos los ciudadanos. - Desarrollar
programas de formación de liderazgos locales en el campo educativo, con un
perfil ético y con fuerte sensibilidad social. Estos liderazgos resultarán
imprescindibles para velar por la formación de los equipos docentes en todo el
país.
En cuanto al rol de la empresa en la
educación, en Cali es posible observar que los empresarios locales actúan de
manera decidida en favor de la promoción de la educación de calidad a nivel de
su ciudad. Ha sido un gusto visitar aulas, laboratorios y edificios enteros
financiados por capitales privados. Así también, interactuar con empresarios
que integran los consejos académicos de universidades locales, para trabajar
por una relación universidad-empresa mejor articulada y con la convicción clara
de que su aporte económico e intelectual es central para el desarrollo científico
y tecnológico que requiere la formación del talento local. Como en nuestro
país, en Colombia existe desde 2002 la Fundación Empresarios por la Educación.
Esta institución se autodefine como un movimiento para que los empresarios
participen en la transformación del sistema educativo que el país necesita. En
Cali, los empresarios apoyan la educación básica pero también invierten en la
educación superior.
Me quedo con el recuerdo del “cholado
caleño”, un refresco de fruta fresca delicioso; con Jovita, la reina popular de
la ciudad, que al parecer fue una mujer que simplemente tenía un toque de
locura que la llevó a creerse que efectivamente era la reina de Cali y así la
reconoció la cultura popular local en un acto de generosidad. Me quedo con su
gente, con su amor por lo local, con su dinamismo y con la idea de que los
limeños debemos recuperar todo eso que nuestra Lima de antaño también tuvo, eso
que cohesiona al pueblo y a sus principales actores y le da sentido de
comunidad.
En Cali, Alcalde, académicos y empresarios
conversan en una misma mesa para hacer tangible el aprecio que sienten por su
tierra. Los caleños demuestran que allí prima el orgullo y las ganas de que su
ciudad continúe por la senda del progreso. Me quedo contagiada por el compromiso
de sus distintos actores, expresado en proyectos e iniciativas colectivas por
una educación de estándar mundial.