Ricos y solidarios
En este mundo de contrastes, mientras que aún
existen 3 billones de personas pobres, las inversiones de tan solo el 20% de
individuos (considerados los más ricos del planeta) han generado el 75% del
ingreso mundial (World Poverty Statistics). Más aún, según la revista América Economía, que presenta
en su portal web información recogida por la Agencia EFE, en conjunto, las 100
personas más ricas del mundo aumentaron durante el año pasado sus fortunas en
US$241,000 millones.
El mapa mental que
usualmente hemos tenido sobre las potencialidades en la generación de riqueza
en el mundo ha sido trastocado. Hoy en día, algunos individuos generan
anualmente mayores ingresos que gran parte (si no la totalidad) de los países
en desarrollo. En este grupo se ubican algunos personajes que nos interesa
conocer desde su perfil de filántropos. Saber algo más sobre esta faceta de sus
vidas nos permitirá evaluar si podemos desterrar aquella frase que aparece en
el evangelio y que dice: “es más fácil que un camello pase por el ojo de
una aguja que el que un rico entre en el Reino de los Cielos” (Mt 19,24).
Aquí una mirada rápida a los tres hombres más
ricos del planeta. Encabeza la lista Carlos Slim, mexicano de origen libanés,
que cuenta actualmente con una fortuna de US $ 75,200 millones. Solo en este
último año, su fortuna ha crecido en 21.6%, lo que lo convierte por tercer año consecutivo
en el hombre más rico del mundo. Slim ha invertido en múltiples empresas del
sector comercial, del mundo de la informática y en otros giros como el
inmobiliario, el financiero y el de las telecomunicaciones. Si bien tiene
detractores que hablan de prácticas monopólicas en las comunicaciones
mexicanas, se trata de un hombre admirado por muchos de sus compatriotas.
El padre de Slim fue un hombre de inicios del
siglo pasado, con una visión comercial efectiva. En plena época de la
revolución mexicana se dedicó a invertir y a comprar propiedades. Años más
tarde logró transmitir a sus hijos desde edad temprana el concepto del ahorro y
el de la inversión. Es curioso que Carlos Slim hiciera su primera compra de
acciones teniendo tan solo doce años de edad (al comprar acciones del Banco
Nacional de México). De alguna manera replicó la vocación comercial del padre
cuando invirtió en negocios en plena época de crisis nacional en México.
Varias de las empresas de Slim cuentan con
fundaciones que le permiten desarrollar proyectos sociales. Su propia fundación
actúa a nivel latinoamericano y ha beneficiado a cerca de 30 millones de
personas. Entre sus acciones sociales está la preservación del centro histórico
en Ciudad de México. De manera más reciente viene creando institutos
específicos que trabajan en favor del deporte, la educación y la salud.
El segundo en la lista es Bill Gates, fundador de
Microsoft, con US $ 62,700 millones de dólares en su patrimonio personal. En el
caso de Gates, su fortuna creció en 12.6% durante el último año. Gates es un
personaje sumamente conocido. Así como aparece en la lista de Forbes sobre los
hombres más ricos del mundo, también encabeza la lista de la misma revista como
el mayor donante a nivel mundial. Él y su esposa vienen cumpliendo su promesa
de donar a lo largo de su vida alrededor de US$ 28,000 millones. A través de la fundación que manejan, considerada la más
grande del mundo, buscan mejorar los sistemas de salud (en particular en
atención a enfermedades como la Malaria, el Sida e incluso la Elefantiasis, que
aquejan a niños de países pobres alrededor del mundo); priorizan también
proyectos en educación (financiando becas de estudios y otorgando subvenciones
para fines diversos en instituciones educativas) y, en general, orientan su
apoyo a proyectos para la reducción de la pobreza mundial. En la fundación que
la pareja Gates creó, el padre de Bill tuvo una participación preponderante.
Gates-padre es un abogado norteamericano y, como su hijo, es muy conocido por su
perfil solidario. La madre de Bill Gates, en vida, dedicó varios años al
voluntariado social.
El tercer hombre más rico del planeta es Amancio
Ortega, español, fundador de Inditex. Actualmente ha acumulado una fortuna
valorizada en US$ 57,500 millones. Ortega es considerado el multimillonario que
hizo crecer su fortuna de manera más efectiva en el último año, al reportar un
63% de incremento anual (según el índice de billonarios de Bloomberg)
Ortega se inició trabajando como repartidor en una
camisería de La Coruña. Luego pasó a trabajar en una mercería y, finalmente,
puso su propia empresa en el mismo sector de textiles. Durante su juventud tuvo
que dejar la escuela y empezar a trabajar poco tiempo antes del fallecimiento
de su padre. Tal vez su origen humilde influyó en su visión empresarial al
privilegiar la oferta de moda a precio razonable, idea que originó la creación
de sus tiendas Zara. Más adelante fundó Inditex, grupo conformado por varias
empresas relacionadas con la cadena productiva textil. En la actualidad, ha
diversificado sus inversiones en empresas del rubro inmobiliario, financiero y
de fondos de inversión, así como en el mundo automovilístico.
En cuanto a su actividad filantrópica, se estima
que ha acumulado donaciones por 126 millones de euros. Una buena parte de este
dinero ha sido donado a diversas instituciones benéficas gallegas. Este
empresario busca devolver a su propia tierra parte de lo que pudo generar en
ella. Sus aportes están dirigidos a la mejora de la educación, la
infraestructura, la salud, la alimentación y la vivienda local de los menos
favorecidos. Ha apoyado también proyectos de desarrollo agrícola en el África.
Si bien podríamos continuar explorando la
actividad filantrópica de los más ricos, tal vez sea bueno pensar que la
riqueza es relativa y que en esa hipotética lista de individuos rankeados por
su nivel de ingresos, tarde o temprano apareceremos todos. Peter Singer,
filósofo australiano, piensa que todas las personas tenemos la obligación de
donar dinero para apoyar obras de caridad, siempre en proporción a nuestras
posibilidades.
Singer hace el paralelo entre una situación obvia
en la cual si hay un niño ahogándose en una piscina, cualquier persona no
dudaría en lanzarse al agua a pesar de que al hacerlo podría estropear su ropa
y zapatos recién comprados. Esto, porque resulta evidente que la vida de un
niño vale más que cualquier bien material. No obstante, desde una perspectiva
ética, se pregunta porqué entonces si hay tantos niños en peligro de muerte en
el mundo debido a la pobreza, no nos resulta igualmente evidente que tenemos
que donar parte de lo que generamos.
Sin duda, un argumento difícil de rebatir. Así
que, ahora que empieza un nuevo año y estamos abiertos a hacer promesas y a
asumir compromisos, conviene pensar en lo que cada uno de nosotros ha hecho
últimamente para andar por la vida con algo más de coherencia. Singer nos
enseña que no tenemos que estar en la lista de los más ricos del mundo para
hacerlo y nos propone que realicemos nuestros cálculos y empecemos a llevar la
ética al terreno de la práctica tocando nuestras propias billeteras (The progressive giving scale).