La ciudadanía económica y las próximas elecciones
¿Cuáles son las elecciones que impactan con mayor claridad en el bienestar de la ciudadanía? ¿Son las próximas elecciones presidenciales y congresales? ¿O son las elecciones cotidianas de los ciudadanos cuando contratan (como consumidores) bienes y servicios para satisfacer sus necesidades?
1.- La ciudadanía política vs. la ciudadanía económica
La ciudadanía ha sido histórica y usualmente entendida desde su aspecto político. Sus distintivos son el derecho a (postularse y eventualmente) ser elegido y el derecho a elegir representantes y gobernantes de nivel nacional, regional y local[1]. Además, recientemente, la ciudadanía política ha sido fortalecida con mecanismos de participación ciudadana en la gestión del interés general (es decir el interés de todos quienes conformamos la sociedad), cuyo propósito es procurar el mayor bienestar posible para las personas, las familias y la sociedad en su conjunto[2].
Sin embargo, en una economía social de mercado, los ciudadanos fundamentalmente satisfacen sus necesidades y procuran su bienestar mediante actos de consumo expresados diariamente en la contratación de bienes y servicios. Los consumidores eligen entre las ofertas disponibles en el mercado aquella que satisface del mejor modo posible sus necesidades. Estas son las elecciones de la ciudadanía económica, que premian con las preferencias y el éxito empresarial a quien ofrece al consumidor la mejor combinación precio–calidad, dentro de su presupuesto disponible.
Siendo importantes las próximas elecciones políticas, en nuestra opinión, son las elecciones de la ciudadanía económica las que impactan con mayor nitidez en el bienestar de las personas y sus familias, en aspectos fundamentales como la satisfacción de sus necesidades de alimentación, salud, vivienda, educación, vestido, transporte, esparcimiento y requerimientos financieros, entre otros. Los ciudadanos participan como electores en el mercado para satisfacer sus necesidades. Eligen lo más conveniente para ellos al adquirir bienes y servicios. Y lo hacen diariamente, varias veces al día, no cada 4 o 5 años.
2.- ¿Qué resulta importante para el ciudadano como consumidor?
Le resulta importante satisfacer sus intereses específicos, lo que implica lograr la satisfacción de sus necesidades concretas. En lo individual y en su ámbito familiar, cada consumidor tiene diferentes necesidades de alimentación, salud, vivienda, educación, vestido, transporte, esparcimiento y requerimientos financieros. Además, los consumidores tienen distintos presupuestos disponibles para satisfacer sus propias necesidades y diversas prioridades. Por ello, ante sus distintas necesidades, presupuestos y prioridades, realizan diferentes elecciones de bienes y servicios en el mercado. Esta es una oportunidad para las empresas, pues pueden ofrecer una gran variedad de productos, con diferentes niveles de calidad y precio, según el segmento de consumo al que decidan dedicarse.
Resulta también importante para el consumidor que exista una intensa competencia (es decir, la mayor competencia posible en el mercado) entre quienes le ofrecen bienes y servicios. A mayor competencia, el consumidor está en mejor posición de maximizar su bienestar mediante sus elecciones, pues al escoger la mejor opción disponible, conforme a sus intereses específicos, puede lograr los mayores beneficios posibles a los menores costos posibles. Cuando las empresas compiten por la elección del consumidor, están motivadas y dispuestas a ofrecerle la mejor combinación precio-calidad que pueden, lo que aumenta el excedente ciudadano en cada adquisición. Paga menos y/o recibe más.
Un proceso competitivo intenso requiere libre comercio. Una economía social de mercado resulta significativamente incompleta si los consumidores no pueden tener a su disposición bienes y servicios procedentes de otros países como parte de las alternativas disponibles para satisfacer sus necesidades. Además, la competitividad de las empresas nacionales mejora cuando pueden adquirir bienes (como insumos) o servicios (como parte de su proceso productivo o comercial) procedentes del extranjero, si es que así lo requieren para obtener las mejores combinaciones de precio-calidad.
3.- ¿A quien conviene elegir en estas próximas elecciones?
De modo general, como ciudadanos, nos conviene elegir a quien nos asegure el mayor perfil de libertad posible, tanto en lo personal como en lo laboral, así como en lo concerniente al consumo y a la actividad empresarial, exigiendo siempre un irrestricto cumplimiento de la ley. Y, además, a quien contribuya, con mayor efectividad, con asegurar la igualdad de derechos, deberes y oportunidades para todos.
Específicamente, en lo concerniente a la ciudadanía económica, nos conviene elegir entre los candidatos cuyos planes y acciones futuras contribuyan con fortalecer la intensidad de la competencia por eficiencia; la observancia de los derechos del consumidor; la autonomía, los recursos y la capacidad técnica del INDECOPI; y, la educación para el ejercicio de la ciudadanía económica.
La importancia de la educación en esta materia es trascendental. Permite a los consumidores entender y asumir a cabalidad su papel en la intensificación del proceso competitivo y el poder de su actuación en el mercado. Las elecciones informadas de los consumidores envían claros mensajes a las empresas que proveen bienes y servicios, pues orientan las ofertas que estas les dirigen para lograr su preferencia y satisfacer del mejor modo posible sus necesidades[3]. Los consumidores deben saberlo y comprenderlo plenamente, con el fin de que actúen y elijan diariamente con absoluta conciencia de ello.
[1] Nótese que, a efectos de dotar de la mayor legitimidad posible a los procesos electorales, en el Perú el derecho a elegir se configura también como un deber. Así, nuestra Constitución Política, en su artículo 31, señala que: “[e]l voto es personal, igual, libre, secreto y obligatorio hasta los setenta años. Es facultativo después de esa edad.” (Subrayado añadido).
[2] La Constitución Política del Perú señala, al respecto: “Artículo 31.- Participación ciudadana en asuntos públicos. Los ciudadanos tienen derecho a participar en los asuntos públicos mediante referéndum; iniciativa legislativa; remoción o revocación de autoridades y demanda de rendición de cuentas. (…). Es derecho y deber de los vecinos participar en el gobierno municipal de su jurisdicción. La ley norma y promueve los mecanismos directos e indirectos de su participación (…).”
[3] Por ejemplo, la oferta de bienes y servicios que no generen impactos nocivos al medioambiente puede ser estimulada por parte de ciudadanos que privilegien con sus elecciones aquellos cuya producción, suministro o consumo genere la menor afectación posible al medioambiente. Es decir, mediante un consumo ambientalmente razonable.