Trabas a los negocios, reformas y expectativas
El gobierno publicó un paquete de medidas económicas que es, afortunadamente, distinto a los paquetes típicos. En lugar de anunciar aumentos en el gasto, se busca fortalecer la oferta y remover trabas al crecimiento de la actividad económica. El paquete 2.0 incluye medidas tributarias, otras que eliminan incentivos perversos en entidades públicas, moderan sobrerregulación, reafirman derechos de propiedad y facilitan el otorgamiento de permisos.
El paquete se lanza para enfrentar una fuerte desaceleración del crecimiento que tiene un componente externo –debido a una disminución en los aún elevados precios de los minerales- pero se debe principalmente a factores internos asociados a las expectativas de los consumidores y los empresarios (ver gráficos). El hecho es que, aunque las condiciones no son las más favorables, el mundo no está en crisis. Sigue recuperándose lentamente de la de hace unos años. En Estados Unidos, el empleo finalmente superó el nivel anterior a la crisis. Le tardó regresar a esos niveles pero lo hizo. Japón creció este trimestre, atípicamente, poco menos que China. Alemania sigue siendo Alemania. Y China va aterrizando suavemente, aunque enfrenta considerables retos financieros, sociales y ambientales.
Las condiciones internas tampoco indican la necesidad de un paquete de estímulo típico. La inflación subyacente excede al rango meta desde junio del 2011. El déficit externo -la cuenta corriente- ascendió a 6.6% del PBI en el primer trimestre de este año, el peor resultado visto desde el segundo trimestre de 1998, cuando nuestro país enfrentaba la crisis asiática además del Fenómeno El Niño y las economías en desarrolla nos acercábamos a la crisis rusa. Por ello, no se justifican medidas de estímulo a la demanda, como lo señala también Eduardo Morón (Ver artículo de El Comercio).
Lo que si se requiere, y en esta dirección va el paquete anunciado, son medidas orientadas a estimular la oferta, es decir, a facilitar las inversiones y la iniciativa productiva quitándoles los obstáculos burocráticos que enfrentan. Ya hace veinte años que un esfuerzo sin precedentes por adoptar reformas estructurales en nuestro país, que debemos volver a recordar lideró Fritz Du Bois, se agotó. Desde entonces, la debilidad institucional y la complacencia producto del éxito mismo de las reformas ha frenado los avances que se requieren para que el Perú pueda desarrollar plenamente su potencial. Por el contrario, hemos vivido echándole arena y metiendo palos en los engranajes del desarrollo por politiquería, ignorancia, sesgos ideológicos o agendas particulares.
Para muestra, un botón. Los Estándares de Calidad Ambiental (ECA) son un instrumento importante de política. Pero como todo instrumento, pueden ser bien o mal utilizados. Si se fijan ECA que impiden el desarrollo actividades económicas beneficiosas para el país, considerando sus costos, los ECA no sirven al país. Si se impide una actividad económica que el mismo Presidente Humala considera “estratégica” para nuestro desarrollo, la confusión es aún mayor. El establecimiento de estándares de calidad del aire que son más exigentes que los de cualquier país del mundo, y que hoy no se cumplen ni en la puerta del Ministerio del Medio Ambiente, prohíben en la práctica el establecimiento de fundiciones y refinerías con tecnología de punta en nuestro país. ¿Cómo se puede agregar más valor a nuestra producción minera si el Ministerio del Ambiente adopta un ECA imposible de cumplir?
Por ello, remover trabas a los negocios, algunas de las cuales fueron creadas por este mismo gobierno, están muy bien y lo saludamos. Pero el mismo diagnóstico que da lugar al paquete también nos dice que hay que hacer mucho más. En la misma línea para empezar. Y también en la línea de adoptar reformas estructurales. La precariedad institucional, el capital humano, la infraestructura y la innovación son nuestras principales debilidades. ¿Qué tal un paquete de medidas para mejorar radicalmente algunas de nuestras falencias estructurales?
Improbablemente, ha sido el este gobierno el que ha iniciado la importantísima reforma del servicio civil. Que la visión, el coraje y la decisión política que permitieron este avance se mantengan y se apliquen a los demás retos que demandan reformas en el país.