Metro no tan trome
Es indudable que nuestra ciudad requiere de varias líneas de metro, que son el corazón de un sistema integrado de transporte masivo. Es debido a la ausencia del mismo que perdemos millones de horas todos los días hace muchos años. Esta pérdida de tiempo vale miles de millones de soles anuales, a los que hay que agregar los costos ambientales y las lamentables, y demasiado frecuentes pérdidas de vidas. Esto es producto, como es usual en muchos aspectos de las políticas públicas, de nuestra precariedad institucional.
Este desastre nos lleva incluso a confundir las causas del problema al afirmar que hay demasiados autos y camionetas en Lima. No los hay, en realidad, cuando se nos compara con otras ciudades parecidas. Hay muchos más de lo que había, pero lo que no hay es una red vial adecuada y mucho menos, que es lo determinante, no hay una solución efectiva de transporte masivo.
La Línea 2 del Metro de Lima es un primer paso hacia solucionar este problema. Lamentablemente, en el diseño de este importante proyecto podemos observar muchos de los problemas que aquejan a las políticas públicas en el Perú. Reconocemos que es difícil considerar argumentos discrepantes o presentar información distinta a la que circula en los medios de comunicación masivos cuando, como en este caso, hay tal hartazgo con el “sistema” de transporte vigente y tales esperanzas en el que se está desarrollando. Pero esperamos que, señalando los problemas, el diseño de las próximas líneas del Metro de Lima pueda ser mejor.
La siguiente es una descripción del proceso que se debería seguir para diseñar el Sistema Integrado de Transporte de Lima. Primero, se debería transferir la responsabilidad de la autoridad integrada de transporte a la Municipalidad de Lima, a quien se piden cuentas por el proceso. La Municipalidad debería organizar un concurso público internacional con la asistencia de Proinversión para elegir un asesor integral de concesiones de primer nivel mundial que diseñe el sistema. Estudios de demanda que determinen el origen y destino de pasajeros, estudios integrales de ingeniería y el diseño de todos los contratos serían algunos de los principales productos que entregarían estos asesores. También promoverían la inversión, no en los roadshows de antaño, sino aprovechando su reputación, la excelencia de su trabajo, la muchísima menor incertidumbre que supone y el atractivo que representa la demanda reprimida en la capital de una de las economías que lidera el crecimiento regional.
Lo que se ha hecho hasta ahora dista mucho del proceso que se sigue en los países que promueven la inversión privada exitosamente (ver cuadro). Primero, no existe un Sistema Integrado de Transporte. No hay un diseño que complemente al tren con los metros buses. Los vagones, rieles o sistemas de transporte no son compatibles tecnológicamente. Tampoco hay un sistema moderno integrado de cobro de pasajes. Segundo, la Línea 2 del Metro no discurre por donde tiene mayor sentido para la sociedad. Lo hace a partir de decisiones políticas respecto a por qué distritos “debía” pasar. El valor del tiempo ahorrado, el principal beneficio social de un metro u otros sistemas de transporte masivo, no fue la consideración determinante. Entendemos que llega hasta donde no habría tráfico que sustente un metro al final de la línea, llegando al Callao.
Se habría debido dejar el tramo para después. Tercero, entendemos que los estudios de ingeniería de la Línea 2 no fueron los adecuados, según tanto especialistas consultados como consultores que trabajaron para el Ministerio de Transportes y Comunicaciones. Para los estudios de geotecnia, por ejemplo, entendemos que se tomaron muestras cada dos kilómetros cuando se debió hacer con distancias mucho menores. La línea 2 nos permita aprender la lección para hacer las cosas mejor para que nunca repitamos el desastre del tren eléctrico.