La verdad sobre el crédito de consumo
En las últimas semanas han aparecido en los medios noticias alarmistas respecto al crédito de consumo. Al lector promedio, estas noticias le harían creer que existe una explosión insostenible de crédito de consumo que estaría resultando imposible de pagar para un elevado y creciente porcentaje de familias. Además, nos dicen, esta explosión de crédito impagable estaría generando un preocupante y creciente riesgo de crisis –o por lo menos de serios problemas– en nuestro sistema financiero.
Lo que sí resulta preocupante, aunque no sorprendente, es que ninguno de los medios especializados se haya molestado en verificar si las cifras validan lo que se afirma en noticias basadas casi puramente en anécdotas que venden bien, pero no son consistentes con la realidad financiera del Perú ni con la de la gran mayoría de los hogares que obtienen créditos de consumo.
En primer lugar, en los últimos cinco años, el crédito de consumo ha crecido mucho, pero algo menos que los otros tipos de crédito, es decir, viene perdiendo importancia relativa dentro de nuestro sistema financiero (ver gráfico 1).
En segundo lugar, en los últimos cinco años, el crédito de consumo promedio ha crecido significativamente menos que el producto bruto y lo mismo que el ingreso del hogar peruano promedio (ver gráfico 2). Es decir, la relación entre el crédito de consumo promedio y el ingreso de la familia promedio no ha variado.
En tercer lugar, la morosidad en el crédito de consumo, si bien ha aumentado moderadamente desde los niveles extraordinariamente bajos que alcanzó, es aún bastante baja tanto cuando se le compara con los niveles históricos en el Perú (ver gráfico 3) como cuando se le compara con los niveles en nuestros pares regionales (gráfico 4). La morosidad del crédito de consumo de la banca múltiple (que explica el 87% del total) es hoy 1% mayor que en su punto más bajo, pero era cinco veces mayor en su punto más alto y dos y media veces mayor hace 10 años. La morosidad bancaria en el Perú hace años que es la más baja en la Alianza del Pacífico.
Es importante destacar que el aumento del crédito de consumo refleja el extraordinario progreso que hemos tenido en la inclusión financiera. Hace años que Perú ocupa el primer puesto en el ranking mundial de microfinanzas que preparan el Banco Interamericano de desarrollo y el Economist Intelligence Unit (link). Asimismo, en el Índice Global de Competitividad del Foro Económico Nacional, el Perú ocupa el lugar 26 entre 148 países en lo que se refiere a acceso al crédito.
Conforme el crédito se ha ido ampliando hacia hogares de menores ingresos que nunca antes tuvieron acceso a crédito formal porque son en promedio prestatarios más riesgosos, es natural que el porcentaje de créditos morosos aumente. Que no lo haya hecho más y antes es resultado del éxito económico de nuestro país y de sus hogares. Justamente, como siempre ocurre, el aumento en la morosidad se ha dado cuando el crecimiento económico se redujo. Que ello ocurra, si bien merece la atención prudente de las autoridades encargadas de velar por la estabilidad de nuestro sistema financiero, no es alarmante mientras las cifras no se eleven considerablemente más que el nivel actual. Las pocas instituciones financieras que muestran cifras algo preocupantes en cuanto a la calidad y resultados de sus préstamos representan un porcentaje muy reducido del crédito total. La gran mayoría del sistema muestra gran solidez (gráfico 5).
El desarrollo del crédito de consumo incluye un proceso de aprendizaje de parte de las entidades financieras y de los consumidores, y este aprendizaje sin duda ha ocasionado y ocasionará algunos errores de ambas partes. No obstante, el desarrollo ha sido extraordinariamente exitoso y la Superintendencia de Banca, Seguros y AFPs y el Banco Central de Reserva tienen la capacidad y los mecanismos necesarios para manejar los problemas que puedan surgir.