El problema está acá, no en China
Paul Krugman, Premio Nobel de Economía, Julio Velarde, Presidente del Banco Central, y Piero Ghezzi, Ministro de la Producción, reconocieron que la eventual desaceleración de la economía china afectaría a la peruana.
Nuestra economía está bastante más integrada al mundo de lo que era el caso hace unas décadas. Está integrándose a la economía china, la segunda más grande del mundo, especialmente desde que firmamos un Tratado de Libre Comercio. Sin embargo, el Perú está aún mucho menos integrado al mundo que otras economías exitosas.
Está ampliamente demostrado, teórica y empíricamente, que la integración al mundo es un ingrediente sustancioso en las recetas del desarrollo. Cuando la locomotora del mundo se desacelera, la integración no deja de ser beneficiosa. Simplemente, nos reporta menos beneficios en el corto pazo de los que se obtienen ala larga. Que las exportaciones hacia algunos socios comerciales caigan algún año no es un costo de la integración pues, de no haberla, no habría exportaciones que cayeran para comenzar.
El desarrollo de China, especialmente, aunque hay algunas historias similares en otras economías emergentes, ha significado un inmenso beneficio para cientos de millones de chinos, en primer lugar, así como cientos de millones de ciudadanos de otros países, incluyendo a millones de peruanos. En alguna medida, los nueve millones de peruanos que salieron de la pobreza en la última década se lo deben a nuestra integración y al crecimiento de China (ver gráfico 1). Y esto probablemente seguirá ocurriendo, aunque el crecimiento Chino sea menor, pues la economía china es hoy la segunda mayor del mundo. La oportunidad que representan, para poner solo un ejemplo, para la industria turística los cientos de millones de chinos que viajan con cada vez mayor frecuencia es inmensa, descentralizada e inclusiva.
Para aprovechar las oportunidades asociadas al desarrollo chino y al de otros países, y así potenciar el nuestro, necesitamos emprender con mayor decisión la agenda pendiente. La reforma de las instituciones debería ser la primera prioridad, pero no parece ser una, siquiera. Un emprendedor político, como dice la literatura de la elección pública, ayudaría. Es decir, un político que asuma su posición de liderazgo y se la juegue por adoptar algunas reformas centrales, sin estar pensando en la continuidad en el poder. Un gabinete que incluye más tecnócratas de lo usual es bienvenido. Pero el problema es político. Enfrentar tecnócratas a grupos de interés poderosos no es una receta para el éxito.
La discusión no se centra usualmente en estos puntos. Menos aún en que hay límites al desarrollo chino que no son triviales como la tensión entre el desarrollo económico y la preeminencia de un partido único, vertical, autoritario y seguramente más corrupto de lo que imaginamos. O los retos sociales y ambientales de la economía que más contamina en el mundo.
El debate en los medios en los últimos días se centra en que se publicaron algunos datos desalentadores en China y que analistas citados por servicios de información financiera, que compran y venden activos financieros varias veces al día –a diferencia de nuestros ciudadanos que deciden sobre su actividad económica con menor frecuencia–, están preocupados por el crecimiento y las restricciones al crédito en China.
El manejo de la política macroeconómica y financiera es la principal fortaleza de la economía peruana según varios índices internacionales. Si el cobre, que ya está en su nivel más bajo en tres años y medio, cae más, el fisco tendrá menos ingresos. Ya estos ingresos no son tan importantes como lo fueron (ver gráfico 2) y hay guardados miles de millones de Soles en cuentas del Tesoro. Y el Tesoro puede emitir deuda, porque ésta es baja. El tipo de cambio podrá variar un poco más, afectando a la inversión como lo advierte Julio Velarde. Pero las políticas públicas, la incertidumbre política y las trabas a los negocios son más relevantes para nuestro desarrollo, tanto en el corto como en el largo plazo.
No exageremos. China podría dejar de darnos un poco más. Pero nuestros problemas están acá.