No se trata de gastar sino de gastar bien
Por Cinthya Pastor. En nuestro país, el análisis del gasto público, especialmente el de la inversión pública, tiende a concentrarse en las cifras de ejecución del gasto. Especialmente en este año con elecciones regionales, muchos políticos se aferrarán a estos números como indicadores del desempeño del gobierno regional. Dadas las grandes carencias de servicios públicos, es natural que los ciudadanos se indignen ante gobiernos que no son capaces de utilizar el presupuesto de que disponen. Sin embargo, se debe tener mucho cuidado con un análisis centrado en la ejecución del gasto.
El nivel de ejecución del presupuesto no necesariamente guarda relación con la calidad de esta ejecución. Es posible que una región no haya ejecutado plenamente su presupuesto, pero que haya ejecutado proyectos con alta rentabilidad social y mediante procesos de compra, y licitaciones transparentes. Por el contrario, otro gobierno puede haber ejecutado la totalidad de su presupuesto, pero en proyectos con muy baja rentabilidad social o poco transparentes. A los ciudadanos lo que les interesa es que los recursos públicos se usen para mejorar sus condiciones de vida, no que los recursos se gasten y punto.
Por ello, es muy importante analizar la calidad del gasto público, entendida como la capacidad del Estado de proveer bienes y servicios con estándares adecuados. La baja calidad del gasto es una característica común en la administración pública peruana. Pese a que durante muchos años se ha logrado canalizar mayores recursos a diversos sectores, muchos indicadores no muestran el avance que se esperaría con los mayores presupuestos. Por ejemplo, durante los últimos años el presupuesto del sector educación se ha incrementado en 24%, no obstante, las mejoras significativas en el rendimiento de los alumnos no son significativas y las pruebas nacionales e internacionales muestran que Perú cuenta con uno de los peores sistemas educativos (ver gráfico 1).En el caso de salud, también se ha incrementado el presupuesto (36%) pero, si bien hay ligeros avances, los indicadores de salud siguen siendo muy pobres (ver gráfico 2).
Al analizar la calidad del gasto público se determina que con frecuencia no sólo no se gastan los recursos disponibles sino que no se maximiza el impacto de los recursos gastados. El origen principal de estos problemas suelen ser tres factores: deficiente planificación y diseño, inadecuados incentivos y escasa rendición de cuentas.Por ello, es importante dotar a los gobiernos de las capacidades necesarias, de esquemas de incentivos adecuados y de mecanismos de rendición de cuentas.
La mayor parte de gobiernos regionales y locales se beneficiarían de asesoría en la elaboración de proyectos de inversión socialmente rentables. La disponibilidad de equipos –públicos o privados– que puedan brindar esta asesoría tendría un alto valor y mejoraría sustancialmente la calidad del gasto.
En cuanto a crear los incentivos adecuados, una valiosa herramienta con que se cuenta es el presupuesto por resultados, el cual se viene implementando hace algunos años y presenta una opción atractiva para evaluar el desempeño y generar incentivos a la buena gestión pública. Al establecer el presupuesto de acuerdo al cumplimiento de metas, se premia la eficiencia si las metas son definidas adecuadamente.Un efecto semejante pueden tener los convenios de gestión que establecen premios por cumplimiento de metas.
Otra herramienta muy importante para controlar la calidad del gasto son las evaluaciones posteriores, tales como las evaluaciones de impacto que permiten aprender de lo hecho, introduciendo mejoras y descartando malas prácticas. Esto es especialmente potente si se liga este proceso de aprendizaje con el presupuesto por resultados.
Por último, también sería valioso –y sencillo– contar con un monitor de la inversión pública.Este permitiría comparar costos y plazos de proyectos similares en diversas regiones, mejorando la rendición de cuentas y el intercambio de experiencias.Existe amplio espacio para avanzar en estos frentes y los principales responsables de que se logre este avance son los propios gobiernos regionales y locales. Ese es un análisis que sí indica quién está haciendo una buena labor y quién no.