Cultivemos la recuperación
Por Miguel Palomino. Entre marzo y junio del año pasado, la confianza empresarial se deterioró significativamente a raíz de sucesos negativos ocurridos a nivel internacional y local durante el segundo trimestre del 2013. Sin embargo, desde julio pasado, la confianza empresarial se ha venido recuperando y se encuentra ya cercana al nivel que tenía a inicios del 2013.
Dado que la situación de la economía mundial viene mejorando y se espera que siga así-aunque aún existen fuentes de riesgo económico y político- es probable que el comportamiento de la confianza empresarial en los próximos meses dependa principalmente de lo que ocurra dentro del Perú. El gráfico 1 demuestra con bastante claridad la estrecha relación que hay entre la confianza empresarial y el crecimiento de la inversión privada.
En el gráfico, la confianza empresarial la medimos como un promedio simple de las respuestas a nueve preguntas que componen la encuesta mensual de expectativas empresariales del Banco Central. La otra variable graficada es la variación en la inversión privada. Como es lógico, la inversión realizada reacciona con cierto rezago a los cambios en las expectativas, ya que paralizar o acelerar un proyecto de inversión suele tomar varios meses. Por ello, en el gráfico comparamos las expectativas de un trimestre dado con la variación de la inversión privada dos trimestres después y obtenemos la relación observada.
El gráfico muestra que la inversión privada viene desacelerándose hasta casi estancarse en el cuarto trimestre del 2013. Sin embargo, de mantenerse la relación entre la confianza empresarial y la inversión privada, y de mantenerse la mejora alcanzada en la confianza empresarial, es razonable suponer que la inversión privada debería recuperarse en los próximos trimestres. Esta proyección positiva, sin embargo, dista mucho de estar asegurada. En efecto, es este momento de posible inflexión en el comportamiento de la inversión, es sumamente importante no introducir más incertidumbre que pudiera afectar la confianza empresarial y matar la recuperación en ciernes.
Un principio básico de economía es que, a la larga, el crecimiento depende de la inversión. Como el 80% de la inversión es privada, el crecimiento depende de ésta. Para obtener el crecimiento que genere empleos e ingresos a la vez que asegura los recursos con los que el Estado puede financiar las políticas inclusivas que alcancen a aquellos que no se hayan podido beneficiar directamente de las oportunidades que crea el crecimiento, se requiere un clima favorable para la inversión. No es pues postura ideológica sino simple reconocimiento de la manera en que opera la economía el señalar lo importante que es buscar condiciones atractivas para la inversión.
Para complementar este análisis, vale la pena considerar el comportamiento secuencial de la inversión privada. Usualmente, cuando en el Perú hablamos de tasas de crecimiento económico nos referimos a la comparación de cifras con el mismo periodo del año anterior. Esto es muy útil para algunos propósitos, pero puede ocultar las tendencias actuales que son las que requieren acción. Más útil suele ser entender la tendencia actual de las variables económicas. La medición de la inversión privada “desestacionalizada” permite comparar la inversión de un trimestre con la del trimestre inmediato anterior y con el inmediato posterior. Medida así, el gráfico 2 nos muestra que el crecimiento de la inversión privada ingresó a terreno negativo en el tercer trimestre de 2013 y se mantuvo negativo en el cuarto trimestre. Sin embargo, la tendencia fue menos negativa en el cuarto trimestre que en el tercero, lo que podría estar señalando el inicio de la recuperación de la inversión que proyectamos, si se mantiene la tendencia positiva en las expectativas empresariales.
Las tendencias actuales apuntan hacia una mejora en las condiciones económicas si es que no se introducen nuevos factores negativos. Asegurémonos de que no se desperdicie la oportunidad.