AFPs y crecimiento
Por Verónica Zapata. El IPE
realizó un estudio para medir la contribución del Sistema Privado de Pensiones
(SPP) al crecimiento económico. El estudio, que siguió una metodología usada en
varios países, concluye que el SPP aportó entre el 3% y el 10% del crecimiento
económico peruano entre 1992 y 2012. El estudio estimó tres mecanismos
(“canales”) mediante los cuales el SPP puede contribuir al crecimiento: la
productividad total, el efecto sobre el ahorro y, la inversión y el efecto en
el mercado laboral. Se estima que el SPP aumento el Producto Bruto Interno
(PBI), entre 0.15 y 0.52 puntos porcentuales anualmente lo que equivale a entre S/. 377 mil millones y S/. 1308 mil
millones (ver
gráfico 1).
Casi la totalidad del impacto descrito estuvo asociada a la contribución
del SPP a la mejora de productividad total en la economía peruana. Esa es la
conclusión principal del trabajo que presentamos,
en abril de este año, en Cartagena en el evento anual de la Federación
Internacional de Administradoras de Fondos de Pensiones – FIAP (ver estudio “Contribución
del sistema privado de pensiones al desarrollo económico de Latinoamérica”
- ver
presentación), donde se presentaron también trabajos similares en México,
Colombia y Chile.
Esta semana presentamos en
Lima las conclusiones del estudio, al cual se incorporaron además los
comentarios recibidos en Cartagena. Empecemos por el comienzo. Identificamos un efecto muy bajo de la
adopción de un sistema privado de pensiones en el empleo, efecto que en
países como Chile era mucho mayor. Esto
se relaciona directamente con el nivel de persistente informalidad en la
economía (ver gráfico
2) (al fin y al cabo, los sistemas de pensiones en el Perú son casi
exclusivamente para trabajadores formales y que se encuentren en planilla). En
este sentido, la eventual “postergación” de la incoporación de los trabajadores
independientes a un sistema previsional, ocurrida en setiembre de este año (ver),
seguirá limitando los buenos resultados que un sistema como este puede generar
a la economía. La ampliación de la
cobertura de los sistemas previsionales es el principal reto de políticas
públicas.
Por otro lado, y quizás lo más grave de la “reforma incompleta” de
pensiones fue el hecho de mantener vivo el sistema nacional de pensiones (SNP)
(sistema de reparto), lo que no ocurrió en Chile (país con el que se hizo
la comparación en el estudio). Esto, sin
contar el hecho de que los afiliados al SNP siguen en aumento (ver
gráfico 3) y que el 65% de ellos no recibirá una pensión, ya que no
alcanzará a aportar veinte años, según un estudio del Banco Interamericano de
Desarrollo.
El estudio muestra los sobresalientes efectos del SPP en el desarrollo
del sistema financiero y en la productividad total de factores.
No sorprende que este canal de transmisión haya dependido básicamente de la
gestión de la empresa privada más que de una política pública para el
desarrollo del mismo. Reformar radicalmente la política de inversiones es otra
tarea pendiente. Se requiere una política de gestión de riesgos para dejar a
los administradores profesionales de inversiones hacer su trabajo.
Para conocer más respecto al impacto del SPP en la economía y el
desarrollo sugerimos trabajar en estudios microfundados, es decir, estudios
basados en encuestas sociodemográficas, para explicar por qué un individuo se
afilia a una AFP, al SNP o a ninguno. Y quizás una tarea
pendiente de la SBS, la cual se puede trabajar en conjunto con las AFPs es la
de mayor y mejor información al afiliado sobre el sistema privado de pensiones
y su naturaleza. ¿Cuánto se debe aportar mensualmente para lograr la pensión
deseada? ¿Cuánto influye en esto el rendimiento de los fondos? ¿En qué
consisten los aportes voluntarios con fines previsionales? Y explicar la que
quizás es la mayor ventaja del sistema: la cuenta de capitalización individual.
Si la mayoría de los hoy afiliados al SNP supieran que
a diferencia del SPP en el sistema público no van a ver un sol del dinero
aportado durante varios años de trabajo, quizás la tendencia de afiliación al
SNP sería diferente y
no se estarían incubando los profundos problemas sociales y fiscales que se
ocasionarán con la ausencia de pensiones para millones de aportantes.