El Nobel a las finanzas y nuestro país
Eugene
Fama y Lars Hansen,
profesores de la Universidad de Chicago
(ver)
y Robert Shiller, profesor de
la Universidad de Yale, recibieron el Premio Nobel de Economía por sus
contribuciones a la teoría financiera, en lo que respecta al entendimiento de
los precios de los activos. Sin desmerecer el valioso trabajo de Hansen,
discutiremos brevemente los aportes de los otros dos ganadores y lo que
significa para la política económica en nuestro país.
Fama, considerado por muchos como el padre de las finanzas modernas,
propuso la hipótesis de los mercados financieros eficientes. Es decir, que en un mercado competitivo y líquido los
precios de los activos financieros reflejan muy rápidamente toda la información
con que cuentan los diferentes participantes del mercado. Esto significaría
que es casi imposible predecir el comportamiento de los precios de los activos
financieros en el corto plazo porque nadie tiene información que no se refleje
muy rápidamente en los precios (ver).
Shiller demostró que había tendencias recurrentes en los precios de
los activos en el largo plazo, por lo cual era posible predecir su
comportamiento en el largo plazo. Se hizo famoso prediciendo tanto el fin de la
burbuja de la tecnología en el 2000 como el fin de la burbuja inmobiliaria en
el 2006. Demostró que, contrario a lo que suponía la teoría tradicional, los precios de los activos no respondían
sólo a sus fundamentos reales sino que se podían generar burbujas y desplomes
en el mercado financiero. Robert Solow, ganador del Nobel de 1987 por sus
aportes a la teoría del crecimiento, es citado por Bloomberg (ver)
declarando que los premios “son muy interesantes porque Fama es el fundador de
la teoría de mercados eficientes y Shiller es uno de sus principales críticos”.
Esto indica que a los que otorgaron el premio “les interesaban todos los que
habían contribuido a la teoría moderna de finanzas en ambos lados del
espectro”. Ambos investigadores nos ayudan a entender diferentes aspectos
importantes del mercado financiero.
¿Qué implicancias tienen las enseñanzas de estos dos economistas para
nuestro país? Primero, que hay crisis financieras (1983, 1987, 1994, 1997,
1998, 2001, 2008 y 2012) y que se pueden enfrentar con diferentes resultados.
Las últimas crisis las capeamos con bastante éxito. El Profesor Fama jamás pretendió que todos los mercados financieros
fueran eficientes. Su teoría se refería a la forma en que los precios de los
activos recogen la información disponible, no al efecto macroeconómico de los mercados
financieros. Obviamente, los mercados que generaron las crisis financieras que
hicieron famoso a Shiller no fueron eficientes y los excesos que se produjeron
se debieron en buena parte a deficiente regulación.
Segundo, que para lograr la eficiencia de nuestros mercados se
requiere ampliar su liquidez y su transparencia, y reducir sus costos de
transacción, además de regularlos adecuadamente para evitar que los partícipes
tomen riesgos excesivos con fondos ajenos y para asegurar que quienes violen las
reglas sean sancionados. Un mercado de
capitales eficiente es una pieza fundamental para lograr decisiones eficientes
de ahorro e inversión y, por ello, es un importante motor del crecimiento.
Tercero,
la nota
de prensa del Comité del Nobel afirma que “la investigación generalmente ha
sido incapaz de encontrar que los fondos mutuos generen rendimientos positivos
cuando se les ajusta por riesgo; cuando se considera las comisiones, su
administración de activos generalmente resulta en rendimientos menores al
índice”. Esto explica, dice la nota, el crecimiento de las inversiones en
índices de activos. Esto, que mereció un
premio Nobel, y el principio fundamental de las finanzas que es la
diversificación de las inversiones no se aplican aún en la regulación de las
inversiones de nuestro sistema de pensiones. Ya es tiempo de reducir la
concentración de las inversiones en el Perú y de orientar los fondos hacia inversiones
de menor costo para el afiliado (ver
gráficos).