Hipos inflacionarios que no deben asustar
Por Miguel Palomino. Después
de nueve meses, la inflación en julio volvió a exceder el límite superior (3%
anual) de la banda objetivo del Banco Central. ¿Es este el comienzo de una
tendencia de inflación al alza o es un efecto temporal que se revertirá pronto?
Aunque el mundo siempre nos puede depara sorpresas, no vemos motivos para
pensar que la inflación vaya a seguir aumentando, sino más bien lo contrario. Nos
parece que lo más probable es que, en pocos meses, la inflación vuelva a caer
dentro del rango meta del BCR.
El
aumento de la inflación en los últimos dos meses se debe principalmente a dos
factores: el efecto del aumento de 8% en el tipo de cambio desde inicio de mayo
a la fecha y; el efecto del aumento en los precios de los alimentos, tanto por tendencias
de precios internacionales como por efectos de la oferta local. Nos parece poco probable que el tipo de cambio del sol se deprecie
significativamente en los próximos meses y tanto la tendencia de los precios
internacionales como el comportamiento de la oferta nacional deberían llevar a
menor presión sobre los precios de los alimentos.
El
aumento del tipo de cambio (ver gráfico 1) se debió a un cambio importante en las expectativas mundiales respecto
a la abundancia de dólares, el cual fue acompañado por una reducción
significativa en los precios de nuestras exportaciones. El banco central de los EEUU indicó, por primera vez, desde que empezó
una fuerte política monetaria expansiva en el 2008, que en un futuro no muy lejano
esperaba moderar dicha expansión para, eventualmente, acabarla. El efecto de
este anunció ya se dio y, salvo eventos inesperados, no debería repetirse una
depreciación semejante del sol. Una devaluación de 8% normalmente se traduciría
en un aumento significativo de la inflación. Si bien el efecto varía, los
estudios al respecto indican que se esperaría un impacto total sobre la
inflación del orden de 1% a 2%, la mayor parte del cual se daría relativamente
rápido y que se refleja primero sobre los precios al por mayor de las
importaciones (ver gráfico 2). Al no esperar que en los próximos meses se produzca una devaluación
significativa del sol, el impacto inflacionario de la devaluación de los meses
pasados se disiparía pronto.
En cuanto a los precios internacionales de los
alimentos, en mayo y junio aumentaron
los precios de la soya y del maíz, dos importantes productos que afectan además
muchos otros precios. Estos aumentos
normalmente se reflejan con cierto rezago en los precios al consumidor (ver IPEOpinión) y habrían afectado la inflación de julio.
Sin embargo, los precios de estos productos han venido disminuyendo desde fines
de junio, efecto que ya se comienza a observar en los precios al por mayor de
los alimentos importados. Por ello, el efecto inflacionario de los aumentos de
mayo y junio deberían también disiparse en los próximos meses.
Por otro lado, entendemos que la oferta de algunos
importantes alimentos de origen nacional, como la papa, por ejemplo, se
normalizaría en los próximos meses luego de una escasez temporal que ha
aumentado su precio. Aparte, hay efectos estacionales por fiestas patrias que
también se revierten en el corto plazo. Cabe notar que normalmente la inflación de agosto es menor que la de julio y que las
inflaciones más bajas del año suelen ser las de setiembre y octubre, lo cual es
otro motivo para esperar que las inflación disminuya en el futuro cercano.
Finalmente, el BCR tiene una bien ganada fama de buen
manejo monetario, que ha llevado a que Perú sea el país que menor inflación en
toda Latinoamérica en la última década, pese a ser el segundo país que más
ha crecido en la región (superado sólo por Panamá). No creemos que esto
vaya a cambiar.