Para hablar de comer pescado...
Por Miguel Palomino. En
un reciente artículo (ver), un ex-ministro de
Produce vuelve a insistir con argumentos algo distintos pero aún confusos y
contradictorios sobre un tema que ya antes hemos discutido (ver). Con el llamativo título
de “Perú País Pesquero ¿Para Quiénes?” vuelve a sostener que el que la
producción pesquera del Perú no sea consumida en mayor medida por los peruanos
se debe a un “mal ordenamiento” del sector pesquero.
El artículo comienza por
afirmar que el consumo de kilos de pescado por persona en el Perú es 47% mayor
al promedio mundial. Pero inmediatamente se pregunta ¿por qué el consumo per
cápita de pescado es tan bajo en el Perú? Un
consumo 47% mayor al promedio mundial para un país de ingresos medios es un
consumo elevado. Es verdad que hay países con consumo mayor, pero ciertamente
estamos entre los puestos altos.
El artículo pasa a
explicar, con razón, que el principal motivo por el cual el consumo de pescado
no es mayor en el Perú es porque es un alimento caro en relación a sus
sustitutos más obvios, como el pollo, que cuesta menos de la mitad por kilo que
la mayoría de los pescados más accesibles. Luego indica que el precio del
pescado fresco ha estado aumentando a un ritmo mayor a la inflación. Lo que no
aclara es que esto es cierto en todo el mundo, no sólo en el Perú. El aumento de precio se debe a que la
demanda mundial por pescado ha crecido con el nivel de ingreso de los países
emergentes, pero la mayoría del pescado fresco proviene de una fuente de oferta
que no aumenta: los recursos naturales pesqueros (ver gráfico 1). La mayoría del pescado fresco que se consume,
especialmente en el Perú, se obtiene de explotar la riqueza pesquera natural existente
-que es fija o incluso tiende a depredarse- y está en general plenamente
aprovechada. Si la oferta de pescado fresco no aumenta mientras que la demanda
aumenta entonces el precio sube (ver gráfico 2).
La forma de aumentar la oferta de pescado fresco a nivel mundial y
peruano es aumentar el pescado proveniente de “cultivos”, es decir de la generación de más peces por medios humanos. Si esta producción
puede realizarse a precios competitivos entonces podrá aumentar el consumo de
pescado.
El artículo que
comentamos pasa a explicar que un pescador peruano recibe más vendiendo su
pesca a una planta harinera que vendiéndola como pescado fresco, si es que se
consideran los mayores costos logísticos -refrigeración, selección y
distribución- que representa el vender el pescado fresco. Por eso, la captura de pescado se orienta a la
producción de harina de pescado, porque es un mejor uso de los recursos en un
mercado libre y con pocas distorsiones (ver gráfico 3).
Como hemos sostenido
antes, los peruanos no están dispuestos a consumir más pescado a los precios
que existen, y estos precios reflejan una realidad económica mundial, no un
“mal ordenamiento pesquero” en el Perú.
El autor ya no afirma, como lo hizo antes, que la mayor parte del precio al
púbico del pescado refleja “el margen de ganancia de los intermediarios”,
porque no es cierto. Recordemos que las plantas harineras pagan mayor precio y
ahí no hay intermediarios. Ahora afirma, correctamente, que para aumentar el
consumo de pescado hay que bajar su precio.
El artículo insiste de
manera especialmente confusa en que un mejor ordenamiento pesquero aumentaría
la oferta (imposible sin la locura de prohibir exportaciones o establecer
controles de precios) pero progresa al afirmar que también “es necesario promover una mejor infraestructura en los desembarcaderos
artesanales, sistemas de transporte con
cadenas de frío, asociatividad empresarial de pescadores, acceso al crédito etc.”
para que la mayor oferta se traslade a los precios. Si esto último se puede
hacer de manera rentable para ofrecer pescado a precios competitivos, pues
adelante, que alguien tome el reto y haga un buen negocio. Pero si esto
requiere que “Pescado Perú” desarrolle un negocio
inviable subsidiado por los contribuyentes para que un planificador frustrado
pueda decir que aumentó el consumo de pescado, no gracias.