El pago sin fin
El domingo pasado, el
programa Panorama transmitió un reportaje sobre una modalidad de préstamos
denominado el “gota a gota”. El reportaje retrató una actividad que,
lamentablemente, vive de la falta de información adecuada al consumidor y de la
falta de mejores opciones de financiamiento: créditos “al toque”, sin necesidad
de garantía, lo único que debe saber el prestatario es que se le presta el
dinero y lo debe repagar “con una tasa de interés mensual de 10%” en 24 cuotas
diarias iguales, con una semana de gracia. A simple vista, para la mayoría de
las personas, esto no parece algo tan malo e incluso aparece como una buena
opción para ciertas situaciones apremiantes. Sin embargo, pocos prestatarios
saben que la tasa de costo efectivo anual (TCEA) de este préstamo es de 564%.
Recientemente, el IPE realizó un estudio sobre el mercado de
crédito informal (ver estudio).
En él se determina que, si bien la expansión del crédito y especialmente del microcrédito
formal ha reducido el mercado para los préstamos informales, éstos siguen muy
presentes en nuestra economía. Los
prestatarios de créditos informales suelen ser personas que tienen dificultades
para acceder al crédito formal -personas de ingresos poco constantes, personas
mal calificadas en el sistema financiero formal, personas que urgen de efectivo
y no tienen documentación, principalmente. Estas personas suelen buscar la
solución inmediata sin entender las altísimas tasas de interés que se le cobran.
El estudio demuestra que
el 80% de las personas que obtienen préstamos de prestamistas pagan por lo
menos “una tasa mensual de 10%” y que el 20% paga por lo menos “una tasa
mensual de 20%”. Como indicamos en el primer párrafo, dependiendo de la
modalidad de cobro, la verdadera tasa de costo efectivo anual de la “tasa de
interés mensual de 10%” puede ser de 564% y en ningún caso es menor a 213%. La
TCEA de la “tasa de interés mensual de 20%” en ningún caso es menor a 791% y
puede llegar a 3,125% (ver
gráfico 1).
El costo de estos créditos informales supera largamente los
costos del crédito en el sector formal, regulado por la SBS, donde un préstamo
de consumo de S/. 1000 a 12 meses tiene una TCEA que va de 32% hasta 199%. Estas
últimas tasas, se aplican a prestatarios sin historial de crédito y que
enfrentan muchas de las limitaciones antes mencionadas. Aquellos que pagan sus
deudas puntualmente rápidamente obtienen acceso a créditos más baratos.
Pero el crédito formal
aún no llega a todos los peruanos. Pese al enorme avance logrado en cuanto a reducir
la exclusión financiera -más de 4 millones de peruanos han accedido al
crédito en la última década -aún nos queda un largo camino que recorrer. Que el
Perú haya sido considerado, por quinto año consecutivo, como el mejor del mundo
en condiciones para microfinanzas, según el Microscopio Global 2012 (ver
IPEOpinión), nos dice que vamos por buen camino.
Para que los consumidores puedan escoger, todas las
instituciones financieras formales informan adecuadamente cual es la TCEA de
sus préstamos, y la SBS lo fiscaliza. Además, la SBS y ASBANC
realizan campañas informativas para incentivar la cultura financiera (ver).
Pese a ello, la Encuesta de Cultura Financiera – Enfin 2011, realizada por la
SBS, muestra que el 21% de personas que opta por un producto financiero no
compara las opciones que el mercado les ofrece y el 24% sólo comparó con
productos ofrecidos dentro de una misma institución. Esto nos da un 45% de personas que no hace las comparaciones necesarias
antes de adquirir un producto financiero en el sector formal (ver
gráfico 2). En el sector informal el problema es mucho mayor porque el
consumidor no cuenta con información comparable y es fácilmente engañado.
La mejor manera de asegurar
las mejores condiciones de crédito para los consumidores es mantener las
políticas que han llevado a la creciente formalización del crédito que ha
permitido el más grande avance en inclusión financiera. Asimismo, se debe seguir mejorando la cultura financiera,
incluyendo el entendimiento de las responsabilidades financieras, un
esfuerzo que debe iniciarse desde el colegio.