El esfuerzo necesario para dejar huella
Por Pablo Secada. El gobierno vendió la reforma del servicio civil como “LA”
reforma que se haría en este quinquenio. Fue textualmente lo que se dijo, por
ejemplo, en la reunión anual del IPE de agosto del año pasado. Nadie niega que
contar con verdaderos “servidores públicos” es una condición indispensable para
que nuestro Estado sea funcional y contribuya como debe al desarrollo nacional.
Elaborar una propuesta de reforma ha costado mucho trabajo. Como lo indicó la
Ministra de Trabajo en unas declaraciones a TV Perú, SERVIR actuó como
Secretaría Técnica de un esfuerzo en que se consultó a expertos nacionales e
internacionales, se redactó el Proyecto de Ley del Servicio Civil con la
participación de técnicos del MEF, MTPE, PCM y SERVIR, y se escuchó la opinión
de algunos representantes sindicales.
Un trabajo técnico y
la información relevante para su discusión son bien recibidos cuando las partes
actúan de buena voluntad. Dada nuestra
precariedad institucional, pretender que “sindicatos” mercantilistas realmente
discutan con buena voluntad o que algunos medios de comunicación sesgados
informen objetivamente es una demostración de candidez. Las críticas al
proyecto en los “debates” en las comisiones legislativas de Presupuesto y
Trabajo, en las oficinas y pasillos del Legislativo, en los medios o en las
redes sociales se han basado en cuestionamientos falsos o absurdos que están
muy bien resumidos en el editorial de un
diario. En el siguiente cuadro (ver)
contrastamos las críticas centrales de dicho editorial con el dictamen de la
Comisión de Presupuesto (ver),
para que los lectores constaten la invalidez de dichos “cuestionamientos”.
Pero estos
cuestionamientos, junto con la acusación sin base de que la aprobación de la
Ley ocasionaría el despido de muchos empleados públicos, son los que han usado
los congresistas del mismo partido del gobierno y los “líderes sindicales”, sus
asesores y otros para detener y, de ser posible, revertir la reforma. La Comisión de Trabajo del Congreso no emitió un dictamen
oportunamente. El congresista Lescano aprovechó que su presidente, Juan José
Díaz Dios no asistió “por motivos de salud”, para emitir un dictamen que
revierte la reforma, aunque entendemos que Lescano aún no habría logrado
conseguir que los congresistas firmen para que el dictamen sea oficial. Cada
jueves hay una presencia mediática y física más nutrida de quienes no quieren
la reforma. Tienen toda la experiencia política de la que los reformistas
parecen carecer. Como para complicarse el panorama político y demostrando poco
aprecio por la oportunidad en que se hacen las cosas, el gobierno anunció que
no indultaría a Alberto Fujimori. El congresista Díaz Dios es parte de la
bancada fujimorista, cuyos votos eran claves para aprobar la reforma.
La acción política del
gobierno tendrá que ser muy acertada si quieren sacar la reforma. Revelar la falsedad de las críticas a la reforma en los medios sería
un primer paso. Ampliar las reuniones informativas que se están haciendo para
incluir a líderes de opinión y especialistas sería otro acierto. Al final del
día, sin embargo, Palacio se la tiene
que jugar por esta reforma si la quiere concretar. Sería la medida por la cual se
recordaría a este gobierno. Contribuiría, en mayor grado que las medidas
económicas anunciadas, a la recuperación de la confianza y de la inversión, que
están a niveles consistentes con un crecimiento modesto. Si esto no mejora, no
habrá inclusión, como lo indican los estudios que asignan al crecimiento
económico la mayor responsabilidad en la mejora del bienestar.
Todo
esto está en juego. Necesitamos un
Estado eficiente que promueva la equidad. Servidores públicos escogidos e incentivados
apropiadamente son indispensables para conseguir tal objetivo. Nadie puede
creer que mantener la situación actual es aceptable. Seguir creciendo sólo porque
nos recuperamos de los horrores de los 70s y 80s no es suficiente. Es
absolutamente posible y un imperativo moral hacer más. Empecemos con esta
reforma clave.