Por Pablo Secada. Hace una semana, en una conferencia de prensa, COMEX Perú felicitó la continuidad del trabajo del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (MINCETUR) en cuanto a la implementación de los tratados de libre comercio (TLC) firmados con diversos países. Sin embargo, también indicó que le preocupaba que se hubiera paralizado la agenda de nuevos TLC. En particular, se mencionó que no se avanzaba en negociar un TLC con la India, una de las más grandes y dinámicas economías del mundo, pese a que dicho país ha solicitado formalmente la negociación. El MINCETUR respondió inicialmente que la agenda de nuevos TLCs no estaba paralizada y que se estaba negociando la posibilidad de TLCs con Cuba, Nicaragua y El Salvador. Quizás respondiendo a quienes indicaban que estos países eran muy pequeños -y en ese sentido poco prioritarios para nuestro comercio exterior- a los pocos días el Ministro del sector declaró que se preparaban negociaciones también con Rusia.
No dudamos que es positivo negociar un buen tratado comercial con economías pequeñas, especialmente cuando su comercio exterior enfrenta severas restricciones y tener acceso a sus mercados puede resultar favorable para quien logre un acuerdo comercial. Como se puede observar en el cuadro, El Salvador y Nicaragua presentan severas barreras al comercio y, si bien no tenemos las cifras comparables, lo mismo sucede con Cuba. Si nuestro país firmara acuerdos de integración económica con ambos, se desviaría comercio en nuestro beneficio dado su aislamiento. Además, empresas peruanas podrían invertir en dichos países y posicionarse gracias a los capítulos de protección de inversiones de los TLC. Además, estar bien ubicado para aprovechar oportunidades comerciales cuando cambie la política comercial de estos países es una estrategia razonable.
ue la orientación de las políticas públicas en Cuba y Nicaragua difieran, en gran medida, de la de nuestro país y, que los ciudadanos cubanos y nicaragüenses gocen de menos libertades políticas o económicas, no quiere decir que integrarnos económicamente sea una mala idea. Es mejor tener un acuerdo que fije reglas de juego estables que, en caso de incumplimiento o diferencias, puedan resolverse con terceros, a no tenerlos.
Sin embargo, es claro que un acuerdo comercial con la India es mucho más importante que uno con los tres países antes mencionados. No sólo es que la economía peruana tiene poco menos del doble del tamaño que las tres sumadas y que los peruanos tienen en promedio ingresos 40% mayores que los 23 millones de habitantes de Cuba, Nicaragua y El Salvador. El gráfico compara las exportaciones peruanas a Nicaragua y El Salvador con las exportaciones a la India y deja en claro la diferencia en magnitud. Como se indica en el cuadro, India también tiene serias restricciones al comercio exterior, si bien estas son más del tipo arancelario. Posicionarse en una situación favorecida en dicho mercado resulta muy conveniente tomando en cuenta que India se encuentra inmersa en un proceso de liberalización.
Entendemos que hay quienes temen la competencia de ciertos productores de la India -especialmente los hilados de algodón- y el impacto que podría ocasionar en el Perú. No sabemos si a esto se refería el ministro Silva cuando indicó que un tratado con la India tenía también aspectos políticos, pero, si así fuera, el Ministro sabe que en toda negociación comercial se pueden exceptuar algunos bienes sensibles. Sin recomendarlo, es posible que el comercio de algunos productos no sea liberalizado, como de hecho fue el caso de las confecciones textiles en el caso del TLC con China.
En el IPE recomendamos firmar un TLC con India cuando se estaba pensando en negociar uno con China. Seguimos pensando lo mismo.