Agua que no puedes beber
Por Miguel Palomino. Los medios nos han informado respecto a una encuesta de la Coordinadora por la Inversión y el Trabajo (CITPerú) en Lima, en la que se indica que 46% de los encuestados opinan a favor de privatizar SEDAPAL, mientras que la mayoría del 54% que opina en contra de la privatización lo hace porque temen que aumentarían las tarifas de agua. El tema del abastecimiento de agua en Lima, y en el Perú en general, es sumamente importante y tiene muchas dimensiones, pero la encuesta mencionada nos hace pensar en dos temas específicos.
En primer lugar, es ampliamente reconocido que SEDAPAL históricamente cumple una muy pobre labor en su responsabilidad de proveer a Lima de agua potable y alcantarillado. Buena parte de la limitada cobertura de SEDAPAL es sólo por algunas horas al día y la calidad del agua que provee es insatisfactoria en un alto porcentaje. Si SEDAPAL fuera una empresa privada concesionada nadie hubiera aceptado un contrato que permitiera que el servicio se provea en las condiciones en que se hace y, si se hubiera hecho, los titulares de los periódicos estarían llenos de indignadas -y justificadas- críticas al contrato que lo permitió. Pero como es una empresa pública todo el mundo se queja pero nadie espera ni mejoras ni sanciones.
Pensamos que hasta quienes se oponen a privatizar SEDAPAL están de acuerdo en que se debiera exigir el cumplimiento de ciertos estándares mínimos de cobertura y calidad del servicio, y que estas exigencias debieran ser muy superiores al pobre desempeño actual. Pero no hay ni responsables ni sanciones, ni voluntad ni decisión de enmienda.
Para cuantificar la ineficiencia que todos vivimos a diario podemos comparar los costos de operación de SEDAPAL con los de una empresa de tamaño semejante atendiendo un mercado semejante. La empresa comparable es Aguas Andinas, empresa que abastece de agua potable y alcantarillado a la ciudad de Santiago. Hace diez años, SEDAPAL y Aguas Andinas tenían el mismo número de conexiones. Hoy día Aguas Andinas tiene 20% más conexiones que SEDAPAL, con una cobertura de 100% de la población, con agua de calidad y servicio continuo. Además, Aguas Andinas trata la gran mayoría del agua servida, mientras que SEDAPAL arroja al mar sin tratamiento alguno la mayoría de las aguas servidas de Lima. Pese al mejor, más amplio y más completo servicio que ofrece Aguas Andinas, el costo operativo por conexión de SEDAPAL es 52% mayor (ver gráfico 1), según los estados financieros de las dos empresas al año 2011.
En cuanto a las tarifas de agua, todos sabemos que no hay agua más cara que la que no se tiene. La mayoría de limeños que no tienen servicio de agua potable de SEDAPAL son familias de bajos ingresos. Como nadie puede vivir sin agua, estas familias deben adquirirla de camiones cisternas y otras fuentes inseguras que son, además, mucho más caras. Dependiendo del tiempo que consuman en el aprovisionamiento de esta agua, normalmente se estima que el costo de la misma es de veinte a cuarenta veces mayor a lo que cobra SEDAPAL a quienes sí tienen una conexión. Estas cifras no toman en cuenta el riesgo para la salud que representa el adquirir agua de proveedores informales.
Si bien no podemos determinar si las tarifas de agua de SEDAPAL son adecuadas -en parte porque los estados financieros de la empresa ni siquiera han sido aprobados por sus propios auditores-, si podemos afirmar que las tarifas reales de agua han subido fuertemente desde que se privatizaron los otros servicios públicos en la década de los noventa -electricidad y telefonía- mientras que las tarifas reales de estos otros servicios se han reducido, como se observa en el gráfico 2. Nos queda claro que hay más que temer de la ineficiencia de la SEDAPAL pública, que no rinde cuentas a nadie, que de una SEDAPAL privatizada, que tendría que cumplir con un contrato de concesión.