Hora de corregir las injusticias pensionales
En las últimas semanas, los medios han cubierto los serios problemas que enfrenta la Oficina Nacional Previsional (ONP) para atender a los pensionistas del Sistema Nacional de Pensiones. Los dos problemas más serios de la ONP son realmente graves. En primer lugar, como hemos indicado antes (ver IPEOpinión), las normas que rigen sus pensiones llevan a que cerca de dos tercios de quienes aportan a la ONP no tendrán derecho a ninguna pensión porque no completan los veinte años de aporte comprobado. En segundo lugar, pese a que no otorgará pensiones a dos tercios de sus aportantes, la ONP no cuenta con los recursos suficientes para atender las pensiones de quienes si tienen derecho a recibirlas.
Respecto al primer problema, resulta escandaloso que se permita que persista una regulación y un sistema pensionario en el cual dos tercios de los aportantes no obtengan ninguna pensión. Estos dos tercios de aportantes en la práctica mantienen al otro tercio sin obtener nada a cambio. Claramente este esquema no sólo no es solidario sino que es regresivo, porque los que no reciben pensión por no aportar por veinte años son en alta proporción trabajadores inestables o informales con menos ingresos en promedio que los aportantes con empleos estables que sí completan los 20 años de aportes.
El número de afiliados y de aportantes a la ONP se ha más que triplicado en los últimos diez años (ver gráfico 1) y el número de pensionistas ha caído. Han aumentado en casi un millón los trabajadores que aportan a la ONP, con lo cual habría aumentado en más de 600,000 el número de peruanos que estarían contribuyendo a un sistema que no les dará nada a cambio. Es difícil de entender que se permita que se sigan afiliando a este sistema cientos de miles de trabajadores. La normativa de pensiones de la ONP debe cambiar hacia un sistema de cuentas individuales que pare esta injusticia. Mientras que no se logre este cambio, a todos los que no van a aportar veinte años a la ONP sin duda le conviene afiliarse al Sistema Privado de Pensiones, en el cual obtendrá alguna pensión proporcional a sus aportes en lugar de nada en la ONP.
Otro tema que preocupa y que nos lleva al segundo serio problema de la ONP es que el ingreso de casi un millón de aportantes engrosa también las obligaciones previsionales futuras de un sistema que es gravemente deficitario. Los estados financieros de la ONP (ver) muestran que, la ONP tuvo pérdidas por más de 8,000 millones de soles en el 2011, el último año con información completa disponible. Lo mismo sucedió, en promedio, en los tres años anteriores (ver gráfico 2). Al cierre del 2011, el patrimonio de la ONP era negativo en más de 54,000 millones de soles, es decir sus obligaciones (deudas) eran mucho mayores que sus recursos (activos). Estas deudas incluyen el cálculo financiero de lo que le costará a la ONP atender las pensiones en el futuro, cifra que se pone al día todos los años y que, de incrementarse, se incluye dentro de las cargas del año. Aún si no se consideran los cargos por obligaciones futuras y se toma en cuenta sólo los ingresos y egresos de efectivo, la ONP tuvo un déficit de caja de 346 millones de soles en el 2011.
La ONP no cuenta con los recursos para financiar las pensiones que administra y representa un tremendo pasivo para la caja fiscal -o una tremenda injusticia para los pensionistas-. Ya es tiempo de que los recursos previsionales se orienten a apoyar eficientemente la manutención de personas mayores sin ingresos suficientes. El Estado debería promover un sistema de pensiones de cuentas de capitalización individual (como en las AFP) y establecer una pensión mínima otorgando los subsidios necesarios para lograrla. Dado que los subsidios se pagan con los ingresos fiscales, ese sí sería un sistema solidario e inclusivo.