Reformas contra la apreciación del sol
Por Miguel Palomino
En todo el mundo, es usual que los exportadores se quejen
ante una apreciación del tipo de cambio. En el Perú, luego de dos años de
significativa apreciación del nuevo sol las quejas se intensifican cuando
frustrados exportadores ven cómo se comprimen los márgenes conseguidos tras
haber penetrado mercados con mucho esfuerzo y haberse reinventado varias veces
para enfrentar sucesivas caídas de las compras por las recurrentes crisis
internacionales. Discutimos a continuación, a grandes rasgos, dos conjuntos de
opciones de política para lidiar con la apreciación cambiaria y presentamos
información estadística que aclara los retos de la política cambiaria y del
sector externo.
Para enfrentar las presiones de apreciación del nuevo sol,
el Banco Central de Reserva (BCR), interviene activamente en el mercado
cambiario utilizando la mayoría de los instrumentos de los que dispone. Incluso
su manera de intervenir se ha sofisticado -después de muchas críticas. Sus
intervenciones directas son menos predecibles, de manera que la “reducción de
la volatilidad” no lleve a que la apreciación del nuevo sol sea una apuesta
segura para algunos especuladores. No obstante el buen manejo del BCR, en el
contexto actual, su intervención tiene limitaciones debido a las causas de la
apreciación del nuevo sol.
El gráfico 1 (ver) muestra que casi toda la entrada de
dólares en los últimos cuatro trimestres viene de las exportaciones y de la
entrada de capitales de largo plazo, la mayoría de la cual está asociada a la
inversión directa extranjera. Como también se observa en el gráfico, las
entradas de capitales de corto plazo -que son las que típicamente justifican la
intervención del BCR- representan sólo el 1% del influjo de dólares al país. Si
sumamos además las compras de bonos de largo plazo -que en principio pueden
venderse rápidamente y por ello puede incluir “capitales golondrinos”- la cifra
no llega a 5% de la oferta de dólares. Es decir, la entrada de capitales se
debe en su gran mayoría a la competitividad de nuestras exportaciones y a que
en un mundo con múltiples crisis el Perú es un destino muy atractivo para
inversiones reales debido a sus favorables perspectivas. Nadie quiere que esto
cambie y el BCR no puede ni debe intervenir en estos aspectos. El problema
cambiario actual no es principalmente producto de un ataque especulativo contra
el nuevo sol, aun cuando el exceso de liquidez en la mayor parte del mundo
agrava las tendencias hacia su apreciación.
Además de las políticas cambiarias del BCR, las políticas
públicas que mejoran la competitividad sin perjudicar a nadie son aquellas que
reducen costos para todos al enfrentar nuestras principales desventajas:
instituciones, infraestructura, innovación, educación y salud. Así, por
ejemplo, todo lo que reduzca los costos de transporte y logística -que, según
el Banco Mundial, en el Perú son mucho mayores que la apreciación cambiaria de
los últimos años- mejora la competitividad. Si somos más competitivos podremos enfrentar un nuevo sol
más fuerte, medido no sólo contra el dólar sino también con relación a las
monedas de nuestros principales socios comerciales.
Las mejoras en infraestructura, instituciones, educación e
innovación aumentan nuestra productividad. El gráfico 2 (ver) muestra cómo la
productividad del Perú ha subido en la última década y que este aumento ha sido
mayor que la apreciación del tipo de cambio real. Esto explica el enorme
aumento ocurrido en nuestras exportaciones no tradicionales y el deseo de invertir
en el Perú. Si mantenemos esta tendencia con reformas que aumenten la
productividad podremos seguir siendo competitivos pese a la apreciación
cambiaria.
El verdadero reto es seguir aumentando nuestra
productividad, lo cual a la larga resulta más importante que la mejor
intervención del BCR. No obstante, confiamos en la capacidad del BCR de
enfrentar con éxito presiones o pánicos de corto plazo. No nos cabe duda de que
aquellos que vaticinan dramáticas y desastrosas apreciaciones subestiman
tremendamente los medios y la capacidad del instituto emisor. Están advertidos.