Mala hierba nunca se deroga
Por: Cinthya Pastor
El pleno del Congreso volvió a prorrogar las exoneraciones tributarias vigentes desde, que estaban por vencer a fin de año, por tres años más, es decir, hasta el 31 de diciembre del 2015. Posiblemente, cuando llegue el 2015 se extenderá hasta quién sabe cuándo si nadie se atreve a tomar la decisión política correcta.
La literatura económica está de acuerdo en que las exoneraciones tributarias no garantizan la promoción de inversiones ni la creación de puestos de trabajo. Lo que sí garantiza es una serie de consecuencias negativas: promoción del contrabando, incentivo de industrias ineficientes que no se mantendrán cuando las exoneraciones sean retiradas, etc. De hecho, si el objetivo es fomentar la inversión, documentos como Análisis de las exoneraciones e incentivos tributarios y propuesta de estrategia para su eliminación de APOYO Consultoría por encargo del MEF, identifica determinantes sobre la base de la evidencia internacional para hallar factores que serían más importantes, como asegurar estabilidad política y económica, un adecuado sistema legal y regulatorio, buena infraestructura, calidad de mano de obra, entre otros. Además, según estadísticas del INEI, existen sectores que tienen un fuerte crecimiento económico y que no necesitarían de medidas para atraer inversiones -entre ellos minería e hidrocarburos-, pero que estarían recibiendo estos beneficios tributarios (ver gráfico). Si bien en el momento en que se origina la ley podría parecer oportuno el establecimiento de exoneraciones tributarias, no se debería seguir aplazando el proceso de racionalización de éstas, que en su totalidad ascienden aproximadamente a S/. 11 mil millones, según el MEF.
Por otro lado, se sabe que la fuente más importante de ingresos fiscales es el Impuesto General a las Ventas (IGV), por lo cual su efectividad es la de mayor importancia. Un principio tributario básico es que un impuesto al valor agregado, como nuestro IGV, debe gravar a toda la cadena de valor de un bien, para que no genere distorsiones económicas ni evasión y sea sencillo de administrar. Por ello, se deben eliminar las exoneraciones tributarias (sobre todo al IGV) y sustituirlas por otros mecanismos de intervención, como subsidios directos, adecuadamente focalizados, evaluados independientemente y con mecanismos de rendición de cuenta modernos y transparentes.
El MEF va a requerir apoyo político para racionalizar las exoneraciones. Si bien no benefician a la mayoría, ni llegan a sus supuestos beneficiarios, nadie representa los intereses difusos de esta mayoría ni de los supuestos beneficiarios. En cambio, los grupos de interés que se benefician de las exoneraciones, comerciantes en la selva o acopiadores en el agro, están muy bien organizados y preparados para usar argumentos populistas atractivos, aunque falaces, para defender sus privilegios.