Un primer puesto que no debemos perder
Por Miguel Palomino. Por quinto año consecutivo, nuestro país volvió a ser considerado, largamente, como el mejor del mundo en términos del entorno de negocios para las microfinanzas. El resultado del Microscopio Global 2012 que elabora la prestigiosa consultora inglesa The Economist Intelligence Unit (EIU) por encargo de varias instituciones multilaterales (BID, CAF y Banco Mundial) ratifica el extraordinario desarrollo de las microfinanzas en el Perú, actividad que se considera una de las que más favorece la inclusión (ver gráfico 1).
Según el estudio, Perú no sólo mantuvo su primer puesto global en el 2012, sino que aumentó sustancialmente su ventaja sobre sus competidores (ver gráfico 2). El estudio sostiene que la Superintendencia de Banca, Seguros y AFPs (SBS) ha “implementado normas para crear un mercado justo y competitivo”, que la competencia en el mercado se debe en parte “a la ausencia de topes a las tasas de interés” y que “la competencia sigue haciendo bajar las tasas de interés”. A nuestros lectores les puede resultar difícil entender que el Perú tiene la mejor regulación microfinanciera del mundo, pero así es. Igualmente destacable es que la explosión de las microfinanzas bajo el actual régimen regulatorio se ha dado simultáneamente con la masiva formalización del sector. La gran mayoría de los préstamos microfinancieros son hoy regulados por la SBS, asegurando la mejor protección al consumidor y la estabilidad del sector microfinanciero.
Ante esta afortunada realidad, nos parecen especialmente relevante entender y preservar las fortalezas de nuestro marco regulatorio, sobre todo considerando los frecuentes intentos por debilitarlas, lo que perjudicaría a nuestros ciudadanos que hoy tienen más y mejor acceso al crédito que nunca antes en la historia del Perú. Como debe ser, la regulación financiera en el Perú se orienta a corregir las fallas de mercado que ocurren en el sector y que se centran en los problemas de información que existen tanto de parte de los prestatarios como de los prestamistas.
Como se deduce del estudio que comentamos, lo confirma la práctica peruana y la investigación de académicos de todos los matices ideológicos, existen varios elementos centrales de nuestra regulación que deben ser mantenidos a toda costa. Se debe asegurar la facilidad de entrada al mercado para lograr la mayor competencia; el funcionamiento más amplio de las centrales de riesgo para la mejor asignación del crédito; la ausencia de topes a la tasa de interés para que el crédito no se limite a quienes sean más fáciles y baratos de atender; la información adecuada a los prestatarios sobre las condiciones de los créditos para evitar engaños y sobreendeudamiento, la regulación prudencial de las carteras de crédito para evitar la toma de riesgos excesivos; la protección acotada de los depositantes para fortalecer la estabilidad del sistema financiero; y la atención eficaz a los conflictos entre prestatarios y prestamistas.
El lograr, holgada y repetidamente, el primer puesto en el entorno de negocios para las microfinanzas a nivel mundial nos debe dar la seguridad de que nuestro sistema microfinanciero -al igual que nuestro sistema financiero en general- se encuentran muy bien regulados. Debemos rechazar propuestas populistas y controlistas que, con el cuento de proteger a los prestatarios, en realidad restringirían el crédito y lo encarecerían. No es necesario arreglar lo que ya funciona tan bien.