¿Importa la desigualdad o SOLO EL PBI?
Un reciente informe de la OCDE denominado ¿Does Inequality Matter? o ¿Importa la desigualdad?, muestra que cuatro de cada cinco personas piensa que la desigualdad en los ingresos es muy grande en los países del bloque y se observa también una mayor preocupación por la escasa movilidad social.
El dato interesante del estudio lo aporta Chile que registra el mayor porcentaje de la población que demanda combatir la desigualdad y una mayor redistribución con el 89% de personas, muy por encima del promedio de la OCDE que llega a 66%. Pero, quizá lo más destacable, en el caso de nuestro vecino, es que la demanda (por mayor redistribución) es transversal a la población sin importar si su ingreso es bajo, medio o alto con 90%, 88% y 89%, respectivamente.
Esto convierte a Chile en el país con la tasa más alta de población de altos ingresos que muestra preocupación por la redistribución. A este récord se suma que tienen la mayor cantidad de personas menores de 30 años que muestra mayor escepticismo respecto a la movilidad social, esto es, que los hijos de las familias pobres seguirán siendo pobres cuando sean adultos.
Lo que a algunos podría llamar la atención de estos reclamos es que parecieran no corresponder al país que lidera el IDH de la región en el puesto 43, que en 2020 tenía el mayor PBI per cápita y que está avanzando para acercarse al 4.5% del PBI que orienta a Ciencia, Tecnología e Innovación.
Lo que sí es cierto es que se confirma que un PBI per cápita considerado muy alto como el que tiene Chile no es determinante del desarrollo económico.
Al menos eso dice el reporte de la OCDE.
Los resultados electorales de noviembre último en ese país obligan a ir al balotaje a los dos partidos políticos que obtuvieron la mayor cantidad de votos. Esas dos fuerzas que quedan en carrera tienen que conquistar el voto del desencanto y de los escépticos. Sus recetas son diametralmente opuestas en lo político, económico y social, pero a la luz de los resultados mencionados, probablemente en lo único que coinciden es en la necesidad de reducir la desigualdad y generar oportunidades para todos.
En este estudio no está el Perú, pero por el valor del Índice de Gini que mide la desigualdad en la distribución del ingreso, nuestro país también estaría en el grupo de los más desiguales conjuntamente con Chile. Sin embargo, no es tan claro que en nuestro caso la demanda por una mayor redistribución sea transversal a todos los niveles socioeconómicos de la población. Esto significa que no necesariamente se comparte una preocupación genuina por trabajar para acelerar la movilidad social y eso explica la fractura y la polarización que se reflejó en el último proceso electoral.
El problema de que esto ocurra es que la democracia se construye y se fortalece a partir de empatía con el otro y la comprensión mutua entre quienes pueden pensar distinto. Cuando estos dos elementos no están presentes, surge el conflicto y la inestabilidad.
Más allá de cómo se muevan las piezas del ajedrez en la política, no dejemos de mirar la foto de nuestro vecino y, quienes creemos en la democracia, defendamos siempre sus valores básicos: la libertad, la igualdad, la solidaridad, la justicia social, la tolerancia; y, por supuesto, la soberanía popular.
Feliz Navidad para todos y un Mejor Año para nuestro querido Perú.