Las PYME en la pospandemia
En casi todos los países del mundo se tomaron medidas para mitigar y reducir el impacto de la pandemia en las PYME. Desde subvenciones salariales, aplazamientos de pagos, garantías de préstamos, cambios en los procedimientos de insolvencia, entre otros.
Gracias a estas medidas se mantuvo su liquidez a corto plazo y se contuvo su salida del mercado. No obstante, un reciente estudio titulado “SME and Entrepreneurship Outlook 2021” o “Perspectivas de la OCDE para las PYME y el espíritu empresarial 2021” da cuenta que, por diferentes razones, la velocidad o el tipo de medidas no habrían sido suficientes para evitar caídas que –en algunos casos- llegan hasta el 70% en ventas.
Una de las explicaciones de esto es que las ayudas no llegaron a todas las PYME. Al respecto, la OCDE señala que entre un 20% y un 40% de las PYME de sus países miembros recibieron algún tipo de ayuda en 2020.
Sin embargo, cuando se empieza a profundizar el análisis de lo que pasó en cada país, las diferencias son sustantivas entre los miembros de este grupo. Mientras que países como Nueva Zelanda o EEUU orientaron a este propósito el 18.6% y el 14.7% de su PBI, respectivamente, México solo asignó un 0.6% a las ayudas financieras al sector privado.
Además, de acuerdo a la consulta realizada directamente a las PYME que tienen página de Facebook se encontró que el 52% de las neozelandesas señalaron haber recibido algún apoyo financiero o no financiero del Estado en comparación con el 8% de Colombia o el 7% de México. Y aunque nuestro país no figura en este análisis, nuestras cifras probablemente no serían muy diferentes a las de estos últimos.
En este sentido, la OCDE concluye que estos apoyos no han sido suficientes, las PYME siguen necesitando asistencia financiera y, dependiendo del país, los apoyos requeridos son mayores. Una de las cosas que explica esta circunstancia –en la mayor parte de casos- es que se aplicaron medidas homogéneas para circunstancias heterogéneas de distintos sectores y esto no ha permitido reducir las brechas estructurales para adecuarse a las nuevas circunstancias.
Además, estos datos no muestran los efectos de la pandemia en el caso de los trabajadores independientes y eso puede impedir accionar proactivamente para brindar soluciones también para ellos.
Para la OCDE, las PYME que participan de actividades de comercio exterior, muestran mayores rendimientos, pero representan en promedio -en los 32 países de la consulta- el 39% del valor agregado de las exportaciones. Sin embargo, en este aspecto también hay disparidad entre los miembros, las PYME de México y Francia representan el 5% y 17% del valor agregado de exportaciones, respectivamente, en comparación con 69% y 73% de Estonia y Latvia. Esto se explica por la menor contribución de las PYME a la industria (minería y manufactura) por lo que es importante mejorar su desempeño en la industria y sus niveles de productividad.
En este contexto, es posible distinguir cuatro aspectos comunes a las empresas con mayor resiliencia durante la pandemia:
Digitalización: las PYME tuvieron que adaptarse a un mundo virtual, aunque no hubieran estado operando en el mismo. Las que ya lo estaban haciendo, pudieron mantener el ritmo de sus actividades, pero con los matices relacionados a su nivel de adopción de la tecnología a sus productos y procesos, a la velocidad de sus conexiones para transferir información, al uso de las redes sociales para las ventas, el comercio electrónico o la cloud computing para el almacenamiento de información a costos reducidos.
Liquidez: el apoyo financiero del Estado ha sido fundamental porque gracias a éste han tenido más probabilidades de mantener operaciones y no cerrar negocios. Sin embargo, hay que estar atentos con los niveles de endeudamiento que han alcanzado las PYMES en esta pandemia, de forma adicional a las ayudas no reembolsables que recibieron.
Marco regulatorio: la flexibilidad del marco regulatorio de los países para abrir y cerrar empresas fue otro aspecto relevante en un escenario donde era primordial contar con un marco normativo simplificado para crear empresas de oportunidad y con las menores cargas que se pudieran asumir, pero también tener los mecanismos para cerrar aquellas que resultaron gravemente heridas por la pandemia.
Habilidades de innovación: el uso de habilidades de innovación es otro factor común entre las PYME que han logrado sobrevivir y adaptarse a las nuevas condiciones comerciales. Muchas personas fueron suspendidas laboralmente, sin ingresos y tuvieron que iniciar negocios para sobrevivir, pero otras optaron por adquirir o reconvertir sus capacidades para atender nuevas demandas.
La pandemia aún no ha sido vencida y probablemente siga dejando a su paso más cicatrices, pero también muchas lecciones aprendidas.
Por ello, la OCDE y recientemente también la CEPAL, alientan a mirar las políticas industriales a la luz de la reconfiguración del comercio e inversiones internacionales (fenómeno de la desglobalización), pero también a prepararse para seguir brindando ayuda financiera y acompañando a las PYME por su tránsito por la economía pospandemia que estará caracterizada por márgenes escasos y reducción de ingresos.
El próximo gobierno tiene una gran tarea pendiente.