Sin respeto por el amor de los peruanos, no habrá modernidad
El presidente electo Pedro Pablo Kuczynski ha declarado que quiere pasar a la historia como el presidente que modernizó al Perú. Esto implicará conseguir que los hogares peruanos tengan acceso a una vivienda, a los servicios públicos y a trabajo digno tanto en el campo como en las ciudades. Y si bien el desafío es enorme: un país moderno no es el que más crece o está más urbanizado sino aquél donde se vive mejor. Nadie puede dudar que la infraestructura es un elemento clave y una condición necesaria. Sin embargo, no es capaz de conseguir lo que la tolerancia a las diferencias de raza, religión, ideología ú orientación sexual logran en una sociedad.
La masacre de Orlando y el crimen de José Luis Castillo Vigo de 15 años (Zulemy) en Trujillo son la triste demostración de que la homofobia y la transfobia (contra individuos transexuales) están más vigentes que nunca incluso en países donde se ha progresado en el reconocimiento de derechos para los homosexuales. Ningún acto de hostilidad y mucho menos crímenes de odio motivados por la intolerancia de las formas de amar de los demás deben tener cabida en una sociedad moderna. Tal como señaló, el arzobispo de la iglesia anglicana Justin Welby, en una sociedad debemos tener apego y respeto más por el amor que por lo que dicen los textos bíblicos; y, también lo hizo el papa Francisco, cuando dijo ¨que la gente no debe ser definida solo por sus tendencias sexuales…porque no se debe olvidar que Dios ama a todas sus criaturas… ¨.
En Perú, hemos avanzado algo en materia de discriminación por género. La mejor evidencia es que acaban de ser elegidas 36 mujeres congresistas, en los últimos 15 años se ha incrementado la presencia de mujeres en la política como ministras de Estado y candidatas a la presidencia, casi no hay ningún sector productivo donde las mujeres no trabajen, entre otros. Según McKinsey Global Institute, reducir la brecha de género no solo es justo sino además económicamente inteligente. La consultora estima que si las brechas de género se cerraran, el PBI mundial crecería en 26% al 2025.
Sin embargo, en materia racial y de preferencias sexuales todavía tenemos mucho por avanzar en distintas áreas. Por ejemplo, en el ámbito laboral, las personas de tez blanca tienen más posibilidades de ser llamados a una entrevista que los afroperuanos, al igual que ocurre con los heterosexuales respecto a los homosexuales.
Esto significa que además del costo emocional al sentirse discriminados por amar de una forma distinta a la de la mayoría, existe un costo económico significativo de no integrar a la población de LGBTI (Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transgénero e Intersexuales) que suele pasarse por desapercibido.
Diversos estudios encuentran una relación positiva entre el reconocimiento de derechos para las personas LGBTI con el mayor desarrollo económico. A contrario, las sociedades donde este grupo tiene menos reconocimiento o enfrenta persecución, suelen ser más pobres y desiguales.
Esto se explica porque al marginarlos, los países no se pueden beneficiar de sus capacidades productivas e intelectuales, y los limita a vivir estigmatizados. El estudio titulado The relationship between LGBTI, inclusión and economic development: an anlysis of emerging economies, describe cómo en sociedades menos desarrolladas las personas que pertenecen al grupo de LGBTI son detenidos injustamente o de forma humillante, son más expuestos a violencia física, psicológica o estructural y son discriminados en el trabajo, o en los estudios.
María Beatriz Orlando del Banco Mundial afirma que la discriminación contra la comunidad LGBTI condena a estas personas a enfrentar una serie de barreras, incluyendo un menor logro educativo, mayores tasas de desempleo, peores resultados en salud, desigualdad en el acceso a la vivienda y otros servicios sociales.
Esto se traduce en costos para los países a nivel laboral, de productividad, en inversión en capital humano, entre otros que son variables que se reflejan finalmente en el PBI de cualquier país. Asimismo, la falta de un reconocimiento pleno a los derechos de la comunidad LGBTI no les permite participar de forma igualitaria en el proceso de desarrollo y eso puede generar bolsones de población vulnerable que en el futuro podría requerir mayor apoyo social del Estado.
El presidente Kuczynski tiene el reto de hacer respetar la forma de amar de los peruanos sin ninguna distinción. Si lo logra, verdaderamente pasará a la historia como el presidente que acercó más al país a la modernidad.