Por qué mantenemos una postura moderada a favor del riesgo
El trasfondo macroeconómico en general ha estado mejorando, los activos de riesgo han tenido un repunte importante y el aumento en la volatilidad del mercado apunta a riesgos que los inversionistas tendrán que enfrentar a medida que se aproximan las elecciones presidenciales en EE.UU. Todo esto nos deja con una postura moderada a favor del riesgo en camino hacia el final del año, con una preferencia por los instrumentos de crédito.
Consideramos que el método principal de control del virus durante los próximos meses será el de restricciones localizadas, y no un retorno a los confinamientos nacionales. Las tasas de mortalidad y hospitalización por infección han disminuido a pesar del mayor número de casos. Con este trasfondo, utilizamos tres indicadores para evaluar la recuperación: actividad, apoyo de las políticas y daño permanente. La reanudación de la actividad hasta ahora ha sido positiva. Esto reafirma nuestra perspectiva de que el impacto acumulado del virus será una fracción del causado por la crisis financiera mundial, aunque la parte más difícil de la recuperación aún está por venir. Las políticas siguen apoyando la reanudación, como lo ilustran en el gráfico las medidas de apoyo fiscal brindadas a los mercados laborales clave. Los programas europeos de turno reducido o cese temporal han dado apoyo a gran parte de la fuerza laboral, como lo ilustran las barras de color verde. EE.UU. se ha concentrado en los beneficios adicionales por desempleo. Tanto el Reino Unido como EE.UU. enfrentan riesgos como consecuencia de la finalización temprana de estos programas.
Las políticas monetarias y fiscales han tenido un rol de apoyo clave para el sector privado. Los datos de empleo de EE.UU. apuntan a una reducción aún mayor de la tasa de desempleo y un incremento en la participación laboral. En Europa, las políticas del mercado laboral han restringido el aumento del desempleo. Sin embargo, podrían postergar el ajuste inevitable de ciertas industrias a un mundo posterior al COVID-19 y afectar la productividad y los salarios a largo plazo. Hay un reciente cambio clave en las políticas monetarias: la Reserva Federal adoptó un marco de objetivos de inflación promedio y recurrió al uso de “deficiencias” con respecto al empleo total como clave para evaluar las condiciones del mercado laboral. Esto aumenta la probabilidad de una mayor inflación a mediano plazo e introduce otros riesgos, por ejemplo retos políticos que podrían dificultar la lucha de la Reserva Federal contra episodios inflacionarios futuros.
Hasta ahora, la evidencia de daños permanentes en la economía es limitada, aunque muchas empresas e individuos están pasando por un difícil período de reajuste. En EE.UU., las solicitudes de declaración de quiebra de grandes empresas tuvieron un incremento pronunciado en julio, pero disminuyeron en agosto. Algunas empresas estadounidenses utilizan los procesos de declaración de quiebra como una forma de protección contra sus acreedores mientras se estructuran para un mundo posterior al COVID-19. En Europa, los datos de quiebras están distorsionados por el relajamiento temporal del requisito que establece que las empresas inviables deben detener sus operaciones Los préstamos bancarios a empresas no financieras en la zona del euro siguen creciendo vigorosamente y sirven de salvavidas a las empresas. Sin embargo, consideramos que existe un riesgo de que el apoyo de las políticas pueda producir “empresas zombis” inviables.
La reciente venta masiva en el mercado accionario de EE.UU. tal vez se haya desencadenado como consecuencia de la acumulación de posiciones en el sector de tecnología, que es el que ha tenido mejor desempeño este año. También destaca ciertos riesgos fundamentales que los inversionistas necesitan enfrentar durante los próximos meses, como el creciente dominio de las acciones de tecnología en el mercado. El agotamiento de las políticas también es un riesgo. Una reducción prematura de las políticas podría dificultar la reanudación económica justo cuando llegamos a su etapa más difícil. Esto podría generar más daños considerables en la economía real. La propagación del virus podría acelerarse cuando las estaciones más frías comiencen en el hemisferio norte. También se avecinan las elecciones estadounidenses en noviembre, con el potencial de tener repercusiones drásticamente diferentes en las políticas y los mercados.
En resumen: mantenemos una postura moderada a favor del riesgo durante los próximos seis a 12 meses. Preferimos los instrumentos de crédito a las acciones desde un punto de vista táctico, ya que las acciones se volvieron más costosas en comparación con el crédito. En cuanto al crédito, favorecemos los instrumentos de high yield por su potencial de ingresos y mantenemos una postura neutral con respecto a los instrumentos de grado de inversión. En cuanto a los instrumentos de renta variable, preferimos el mercado de la zona del euro por su exposición cíclica. Subponderamos los mercados emergentes fuera de Asia y mantenemos una postura neutral con respecto a los mercados emergentes asiáticos, ya que estos tuvieron mejores resultados en el control del virus y el desempeño del mercado.
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