Toman forma las grandes intervenciones normativas
Los mercados mundiales se han asustado ante la magnitud del posible daño económico ocasionado por las medidas de contención del coronavirus. Vemos que la economía está a punto de estancarse, pero esperamos que el retorno de la actividad sea con un daño económico permanente limitado, siempre y cuando las autoridades den una gran respuesta en cuanto a política fiscal y monetaria para salvar a las empresas y los hogares del impacto económico del coronavirus. Esto ya está empezando a suceder. La prometida acción política ha sido rápida y esperamos que los estímulos fiscales sean equivalentes a la crisis, pero aún más rápidos. Creemos que la volatilidad del mercado quita el foco a la cantidad total de estímulos prometidos, y que habrá más en el futuro.
Los números están cambiando día a día, reflejando actualizaciones en tiempo real de la profundidad del potencial golpe económico. Los funcionarios de Estados Unidos pasaron de hablar de un estímulo mínimo a más de 1 billón de dólares (o alrededor del 5% del PIB). El plan exige medidas que habíamos defendido como: “ir directo” o aliviar las presiones de flujo de caja que enfrentan los hogares y las empresas, sobre todo, las empresas más pequeñas. La Unión Europea ha prometido el 1% del PIB, y cada país ha entregado cifras mayores y garantías financieras que van desde el 10% del PIB hasta un apoyo ilimitado de liquidez. La política fiscal es la primera línea de acción política y debería centrarse en impulsar medidas de salud pública y en subsanar las posibles reducciones de efectivo mediante puentes de liquidez. El Reino Unido, Canadá y Australia han servido de modelo para la coordinación entre la política fiscal y la política monetaria.
Para los bancos centrales, el enfoque crítico es aliviar la disfunción de los precios del mercado y el endurecimiento de las condiciones financieras. La Reserva Federal está brindando liquidez y nuevas facilidades para desatascar las tuberías del sistema financiero. El Banco Central Europeo dio una respuesta más audaz tras su percance de comunicación la semana pasada, lanzando un programa de compra de bonos de 750.000 millones de euros. Los funcionarios europeos podrían también activar de manera flexible el Mecanismo Europeo de Estabilidad para liberar aún más capacidad de compra de bonos.
Los mercados, en nuestra opinión, se asentarán en última instancia si se cumplen tres condiciones:
1) Visibilidad en la escala definitiva del brote de coronavirus y evidencia de que la tasa de infección ha alcanzado su punto máximo de contagio a largo plazo.
2) Despliegue de paquetes de políticas creíbles y coordinadas.
3) Confianza en que los mercados financieros están funcionando correctamente.
Una vez que entendamos mejor la escala y el impacto del brote, la respuesta política se preparará para una eventual -y fuerte- recuperación. Por eso nos mantenemos neutrales en cuanto a los activos de riesgo y creemos que los inversionistas deben adoptar una perspectiva a largo plazo. Fomentamos la resiliencia de los portafolios mediante una asignación por índices a bonos del Estado, acciones de alta calidad, efectivo e inversiones sustentables. Para los inversionistas a largo plazo, vemos creación de valor en los activos de riesgo.