Covid-19: La economía del lavado de manos
Por: Jorge Agüero
Sabemos de la efectividad de lavarnos las manos por 20 segundos desde 1902, pero no lo hacemos. ¿Por qué?
Toma 20 segundos para hacerlo bien. Sabemos de su efectividad por lo menos desde 1902. Ayuda a reducir enfermedades respiratorias que afectan a 2.5 millones de niños en el Perú anualmente y que mata a la mayor cantidad de peruanos. Ayuda también a reducir diarreas y conjuntivitis. Y lo mejor es que es una tecnología de relativo bajo costo. Sin embargo, no lo hacemos. No nos lavamos las manos.
Pero aún, no somos los únicos. En países como el nuestro, un estudio del Banco Mundial muestra que a lo más el 35% de las personas se lavan las manos antes de preparar sus alimentos o luego de ir al baño. En otros, la tasa puede ser tan baja como cero. Es decir, nadie lo hace. En una conferencia de economía Latinoamericana, vi con horror como el ex director de uno de los bancos centrales más importantes de la región, una persona con doctorado de una de las mejores universidades del mundo, salió del baño sin lavarse las manos.
¿Por qué no nos lavamos las manos? No es tanto un problema de precio sino más bien de monitoreo y motivación. Cuando regalamos jabones y monitoreamos su uso, por ejemplo, a través de visitas semanales por todo un año, no solo nos lavamos más las manos, sino que nuestra salud mejora. Hay menos casos de neumonía y diarrea. Pero hacer eso a escala nacional es caro y hasta imposible. No podemos ir a todas las viviendas del Perú todas las semanas para verificar que la gente se lave las manos.
Una alternativa es informar a la gente de los beneficios del lavado de manos. A diferencia de las visitas constantes, proveer información es mucho más barato y por lo tanto se puede llegar a más gente. Lamentablemente, un estudio reciente en el Perú mostró las limitaciones de este enfoque. El trabajo abarcó 800 distritos distribuidos en 104 provincias y fueron dirigidas a madres entre 15 y 49 años que tenían a su cargo niños menores de 12 años. Las campañas, realizadas aleatoriamente, aumentaron el conocimiento sobre los beneficios de lavarse las manos. También se incrementó el auto-reporte sobre el lavado de manos. Cuando la intervención se realizó en colegios se encontró impactos reales sobre el lavado de manos antes de comer y no sólo auto-reportado. Pero no hubo efectos en otros comportamientos como el lavado de manos luego de ir al baño. Peor aún, no hallaron ningún cambio en los indicadores de salud, incluyendo diarrea e infecciones respiratorias agudas bajas.
El Covid-19 puede cambiar nuestro comportamiento. Hay fuerte evidencia que apunta en ese sentido. En un trabajo publicado en el 2017, en colaboración con Trinidad Beleche, encontramos que la influenza H1N1 mejoró los hábitos de higiene en México. En las áreas con mayores casos del H1N1, se redujeron los casos de diarrea y también de conjuntivitis. Este cambio duró por lo menos hasta el 2012, cuando el H1N1 ya no era novedad y menos una pandemia. Esto se logró debido a una mayor demanda de información, medido a través de las búsquedas en Google.
La buena noticia es que un comportamiento análogo se empieza a observar en el Perú. Las búsquedas en Google de jabón, gel y gel antibacterial están en claro aumento. Pero ello no es suficiente. A diferencia del 2009, hoy abunda información falsa. Además, Google no es la única fuente de información. Facebook y Twitter ahora tienen un papel importante. Urge que el gobierno utilice estas redes para transmitir información veraz y simple. Pero no sólo se trata de postear en estas redes. Se tiene que ser más agresivo. Por eso reitero una sugerencia que hice a comienzos de febrero. El Minsa debe tener una fuerte presencia mediante la compra de publicidad. El objetivo es lograr que en las búsquedas sobre el coronavirus, jabón y gel en Google o en Bing, los primeros resultados en aparecer sean vínculos del Minsa donde se presente la información necesaria. Lo mismo se debe hacer en las redes como Facebook, Instagram, Snapchat, Twitter y demás. Ello ayudaría a limitar los dos virus. El covid-19 y el de la desinformación.