Primero ensanche la vías, si puede
Por: Manuel Madrid Tataje
En los últimos días, la Municipalidad Metropolitana de Lima ha adoptado un nuevo enfoque de movilidad para el Centro Histórico de la ciudad. Se trata de la implementación del Plan de Movilidad Sostenible en el Centro Histórico de la capital, cuyo principal propósito es la distribución equitativa del espacio público a través del ensanche de veredas, empleando –temporalmente- macetas que delimiten las nuevas áreas de circulación peatonal. En algunos casos, las áreas peatonales alcanzan los 3.00 metros de ancho, lo cual implica la generación de importantes espacios libres para los transeúntes y residentes de la zona.
Asimismo, aunado a la generación de nuevas áreas peatonales, también se ha dispuesto que diversas calles sean declaradas como “Zona 30”, lo que significa que los autos no deberán circular a más de 30 kilómetros por hora.
Las medidas han sido duramente criticadas, por reducir el espacio para la circulación de los vehículos y por la consecuente disminución de velocidad que experimentarán los conductores que ingresen al Centro Histórico.
En ese sentido, ha llamado poderosamente la atención la manera en la que algunos sectores han manifestado su desagrado ante la decisión del municipio metropolitano. Por ejemplo, a través de su cuenta de Twitter, una expresidenta del Congreso de la República criticó duramente la disposición y llegó a solicitar a la autoridad edil que “primero ensanche las vías si puede (sic)”, una afirmación que evidencia la –falsa- creencia de que pistas más anchas representan menor tiempo en el tráfico.
Este tipo de exigencias tienen como único propósito -errado- priorizar el desplazamiento u ocupación del espacio público por parte del automóvil sobre el peatón, lo cual contradice el enfoque de la movilidad sostenible que reconoce la preferencia del caminante en el diseño y gestión de las urbes.
Al respecto, conviene precisar que el tráfico en las ciudades no se resuelve generando mayor velocidad en el desplazamiento y/o con vías más anchas. Esa ha sido justamente la apuesta en los últimos años y el efecto obtenido ha sido todo lo contrario.
Por ello, es todo un reto para ciudades como la nuestra garantizar la equidad en el desplazamiento que genera la movilidad urbana y asegurar que los espacios públicos destinados al peatón se conserven y, progresivamente, se generen cada vez más y de mejor calidad. El Centro Histórico de Lima requiere de fluidez (no de rapidez), lo cual se logra con una adecuada gestión vial y de los flujos viales. Ese es uno de los objetivos del plan implementado por la actual gestión municipal.
La recuperación de los espacios públicos de “La Ciudad de los Reyes” permitirá a los visitantes y residentes admirar su valor arquitectónico, estético, histórico y urbano, los mismos que en la actualidad no pueden ser apreciados debido a la falta de espacio que impide a los caminantes detenerse por algunos minutos.
Por todo lo anterior es importante resaltar el hecho de que las autoridades municipales estén abordando la problemática originada por la ocupación masiva del espacio público y la rápida exclusión de otros modos de desplazamiento. Es momento de que el peatón recobre lo que es suyo. Es momento de que el conductor del automóvil deje de resistirse al cambio natural que nuestra ciudad merece. Es momento de comprender que la ciudad es un bien común.