ECE 2018: ni tristezas ni alegrías. Hora de rectificar
Por: Cesar Guadalupe, Profesor-Investigador de la UP
Contra lo que podría indicar una lectura superficial de la información, la Evaluación Censal de Estudiantes del 2018 no trae ni tristezas ni alegrías. Ello queda claro si nos fijamos no solo en los resultados de los dos últimos años, sino en toda la serie desde el 2007 para el caso de segundo de primaria. Enfoquémonos en el sector estatal.
La evaluación del 2018 fue con muestra y todos los años previos se hizo una “muestra de control”, que es la que genera resultados que pueden considerarse robustos. Los gráficos muestran el porcentaje de estudiantes con desempeño satisfactorio en matemáticas y en comprensión lectora.
En matemática, los resultados muestran una tímida pero sostenida tendencia al crecimiento, con tres valores (los de 2014 a 2016) que no se ajustan a esta tendencia pues muestran una mejora muy marcada. Igual sucede en el caso de lectura, con los mismos tres años atípicos y un progreso sostenido más marcado.
La caída registrada entre el 2018 y el 2016 es mucho más marcada en matemática que en lectura, y esto va de la mano con que el alza entre el 2013 y el 2016 también fue mucho más marcada en esa área: 137 por ciento en matemáticas y 61 por ciento en lectura.
Estos resultados nos llevan a preguntarnos si es que tuvimos una espectacular mejora entre el 2014 y el 2016 y luego caímos; o si, más bien, los resultados del 2014 al 2016 están “inflados” por alguna razón y, entonces, seguimos en la misma tendencia de progresos tímidos.
Si consideramos la información adicional con la que contamos, como los niveles de aprendizaje (PISA, estudios del Laboratorio Latinoamericano, ECE de otros grados), podemos concluir que a pesar de sus limitaciones, se ha producido un progreso sostenido (aunque lento) desde al menos el 2001.
¿Entonces por qué la Evaluación Censal muestra cambios más acentuados?
Desde el inicio de su aplicación, muchos hemos cuestionado que las Evaluaciones Censales sean una buena idea. Las razones son varias. Mencionaremos solo una.
Sabemos que cuando se da demasiada importancia a un indicador singular se producen dos resultados. Primero, que la acción de las personas se oriente a alterar el indicador y no la realidad que éste pretende medir. Y segundo, y como resultado del primero, que el indicador deje de medir lo que se suponía que debía medir.
En este caso, hemos observado cómo diversos gobiernos regionales, órganos de gestión intermedia (UGEL) e instituciones educativas han tendido a hacer campañas de entrenamiento para la prueba, lo cual distorsiona la medición y, por supuesto, todo el proceso de enseñanza-aprendizaje. A esto se ha sumado un conjunto de acciones del propio Ministerio como la producción de materiales que han sido usados para el entrenamiento –como los “Kits de evaluación”, el llamado Bono Escuela y el excesivo énfasis que se ha puesto en estas pruebas.
Así, es perfectamente plausible afirmar que el sistema educativo ha sufrido una fuerte presión alrededor de la ECE, particularmente durante entre los años 2014 y 2016, porque en ese período se introdujo el Bono Escuela y se sobre enfatizó el valor de estos datos para la gestión. Es decir, el atípico progreso mostrado entre 2014 y 2016 fue un espejismo derivado de las distorsiones creadas alrededor de la ECE. Esto es consistente con la mayor volatilidad en matemáticas ya que, sabemos, es más fácil entrenar para los “trucos” de una prueba de matemáticas que para una prueba de lectura.
Por ello considero que simplemente no debemos prestar mayor atención a estos resultados, ya que la Evaluación Censal ha dejado de medir lo que se suponía debía medir.
En adelante, habría que pasar a un sistema más inteligente basado en evaluaciones muestrales con mayor cobertura curricular, es decir más áreas, más grados, mayor profundidad, y que permita no sólo tener una imagen general del sistema sino también producir recomendaciones pedagógicas.
Al mismo tiempo, habría que reforzar la gestión escolar e incluir herramientas de autoevaluación que incorporen (pero no se limiten a) resultados de pruebas que ellas mismas administren (con apoyo del Ministerio) y que, por tanto, no serían comparables y no habría interés en hacerlas lucir mejor de lo que son.
Versión resumida del artículo publicado en: http://satyagraha1602.blogspot.com/2019/04/ece-2018-ni-alegrias-ni-tristezas-hora.html